CATALUNYA
lucha internacionalista
Las organizaciones firmantes de este
manifiesto formamos parte de la CUP-Crida Constituent y, a pesar de tener
opiniones diversas sobre diferentes cuestiones, hemos creído conveniente hacer
público un posicionamiento común sobre la investidura y las negociaciones con
Junts pel Sí
1. Pensamos que investir a Artur Mas como
presidente cuestionaría la continuidad de la CUP-CC como fuerza rupturista y
anticapitalista y la convertiría en una Esquerra Republicana bis, renunciando a
la posibilidad de arraigar en la clase trabajadora y hacerse portavoz de sus
reivindicaciones.
2. Del mismo modo, para hacer realidad la
República Catalana hace falta que el pueblo trabajador (la mayoría social) la
identifique con una perspectiva real de cambios sustanciales en sus condiciones
de vida, algo imposible sin cuestionar el dominio de los banqueros y grandes
empresarios. Esto excluye ningún apoyo de investidura a Artur Mas.
3. Artur Mas, por boca de Francesc Homs,
ha dejado claras cuáles son las “líneas rojas” de Convergència y Junts pel Sí
para un pacto de gobernabilidad. La primera es la investidura del propio Mas,
el político “business friendly” que simboliza los recortes, las
privatizaciones, la corrupción y la represión de las luchas sociales. La
segunda es el “compromiso inequívoco” con la Unión Europea, es decir, la
sumisión a los dictados de la Troika y al pago de la deuda. La tercera es la
llamada “seguridad jurídica”, que implica evitar la ruptura con la legislación
española y, más concretamente, la preservación de los intereses patronales
protegidos por esta legislación. La cuarta es la busca de la independencia a
través de una vía “negociada” con el Estado, rechazando cualquier ruptura
unilateral, es decir, dejando la puerta abierta al pacto fiscal o a otra salida
sin ruptura. Y la quinta es un compromiso de estabilidad parlamentaria del
gobierno Mas que, como ya han avanzado en las negociaciones pasa porque la
CUP-CC vote a favor sus presupuestos
4. Las alegaciones presentadas al
Tribunal Constitucional por la Mesa del Parlament en relación a la suspensión
de la resolución inicial del Parlament, retratan a Junts pel Sí de cuerpo
entero. El punto sustancial de la resolución era justamente no reconocer al
Tribunal Constitucional como órgano competente en los asuntos que afectan a la
soberanía catalana. Pero la Mesa del Parlament (JxS) solicitó después a este
mismo tribunal “deslegitimado y sin competencia” que retirara la suspensión
porque la resolución sólo era “una voluntad, aspiración o deseo”, “una simple
instrucción indicativa”, “sin fuerza legal”. Si ante la primera embestida del
Estado, la reacción de Junts pel Sí es tan cobarde, no cuesta mucho imaginar
cómo reaccionaría si el gobierno español interviniera la Generalitat, empezando
por los Mossos d’Esquadra.
5. Ceder a las presiones de Junts pel Sí
en nombre de no hacer “descarrilar” el proceso independentista es una falacia.
Hay bastante evidencias de que si Artur Mas no quiere dejar de ser presidente
de ninguna forma no es (o no sólo es) por una cuestión de ego personal sino
para continuar teniendo la palanca de freno que ha ido utilizando a lo largo
del proceso, priorizando siempre el mantenimiento de su poder y los privilegios
de la clase a la cual representa por encima de la propia independencia. El
poder de convocar o no elecciones es la herramienta para dictar los tempos del
proceso y un arma para chantajear en las manos de Artur Mas.
6. Las 20 medidas del llamado “plan de
choque” presentado por Junts pel Sí son en realidad una burla a las necesidades
más básicas de la población trabajadora. De todas ellas sólo tres serían
actualmente aplicables y, de estas, dos son ya una obligación legal del
Gobierno. Siete más dependen de la aprobación de los próximos presupuestos,
sujetas a las restricciones de Madrid y Bruselas. Y 10 medidas más tendrán que
esperar… a lograr la independencia. La reforma laboral se seguirá aplicando y
ni siquiera será erradicada de los convenios colectivos dependientes de la
Generalitat. Por otro lado, ni aunque firmen acuerdos de garantía de
cumplimiento en un papel esto garantizará que cumplirán a la hora de los hechos
las medidas acordadas. Y aunque las cumplieran, el pago de la deuda seguirá
siendo prioritario y, por lo tanto, las medidas sociales pactadas se tendrían
que llevar a cabo con las migajas que queden y con las limitaciones que nos
puedan imponer el Estado y la Troika mientras no haya una ruptura real con el
uno y con la otra. Ya conocemos la situación de Grecia donde Syriza también
quería hacer un plan de choque…
7. No podemos acabar convirtiéndonos en
coautores de un plan de choque cosmético y menos todavía si esto incluye, como
pretende JxS, condicionamientos posteriores en la política de la CUP-CC cómo,
por ejemplo, votar a favor de los próximos presupuestos que volverán a ser de
miseria para muchísimas personas. Pensamos que hay que seguir defendiendo el
“Programa plebiscitario” que debatimos y aprobamos todas y todos juntos en
asamblea y, por lo tanto, que hay que seguir luchando por la “ruptura nacional,
social y democrática”. En este sentido, nuestra política en el ámbito
institucional tiene que servir para movilizar y no al contrario, por lo tanto:
No a la investidura de Artur Mas!
No a la firma de un plan de choque de gestión de las
migajas ni de ningún acuerdo que nos ate de pies y manos!
Diciembre
de 2015,
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