Las abejas viven estos días su letargo invernal. Permanecen ajenas a la nube de contaminación que cubre Madrid y a lo que ocurre en la cumbre del clima de París, donde nuestra delegación, con el respaldo de miles de ciudadanos, está exigiendo a los líderes políticos un futuro renovable para frenar el cambio climático. Dan ganas de hibernar como ellas, pero debemos seguir luchando para defender nuestro medio ambiente, aquí y en París. Porque el cambio climático también afecta a las abejas y otros polinizadores.
La otra gran amenaza es la agricultura industrial y el uso masivo de plaguicidas. Sobre cuatro de los más peligrosos sigue pesando una prohibición que debe ser revisada en 2016 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Tanto para Greenpeace como para más de 180.000 personas que solo en España habéis firmado para que se las proteja, el tema parece claro: pedimos que se mantengan las restricciones y se amplíen a otros productos nocivos. Y más con el nuevo informe de la propia Autoridad Europea que ha vuelto a analizar y a confirmar la amenaza que suponen para las abejas.
Sin embargo, la nueva Comisión Europea no parece tan preocupada por el futuro de las abejas como su predecesora. Ya este año ha autorizado un nuevo insecticida al que le fue retirada la autorización de comercialización en EEUU por su peligro potencial para las abejas. También las grandes empresas químicas aguardan y presionan para que se deroguen estas prohibiciones.
La otra gran amenaza es la agricultura industrial y el uso masivo de plaguicidas. Sobre cuatro de los más peligrosos sigue pesando una prohibición que debe ser revisada en 2016 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Tanto para Greenpeace como para más de 180.000 personas que solo en España habéis firmado para que se las proteja, el tema parece claro: pedimos que se mantengan las restricciones y se amplíen a otros productos nocivos. Y más con el nuevo informe de la propia Autoridad Europea que ha vuelto a analizar y a confirmar la amenaza que suponen para las abejas.
Sin embargo, la nueva Comisión Europea no parece tan preocupada por el futuro de las abejas como su predecesora. Ya este año ha autorizado un nuevo insecticida al que le fue retirada la autorización de comercialización en EEUU por su peligro potencial para las abejas. También las grandes empresas químicas aguardan y presionan para que se deroguen estas prohibiciones.
Pero tenemos motivos para la esperanza. Además de contar con vuestro apoyo, que nos permite seguir adelante, este año también los apicultores han querido reconocer nuestra labor en la defensa de este insecto, concediéndonos la “Abeja de oro”. ¡Gracias!
Por todo ello, 2016 será fundamental y debemos lograr que tanto la Comisión Europea como el nuevo Gobierno español sientan la presión de cientos de miles de personas, preocupadas por nuestro entorno, por las abejas y por la fundamental labor que desempeñan. Tenemos que estar ahí, para seguir celebrando victorias y para poder disfrutar, la próxima primavera, viendo volar a las abejas.
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