La fiebre del oro negro tiene muchos nombres. Y muchos logos. Muchas empresas, con distintas banderas, quieren apuntarse a este nuevo campo de exploración que se abre con el deshielo del Ártico y que se estima esconde el 15% de las reservas de petróleo que quedan por descubrir.
Estos días nos hemos enterado de que este pasado mes de enero se ha batido un nuevo récord. La extensión de hielo ártico en enero de 2015 ha sido la tercera más baja en ese mes desde 1979. El sector del petróleo, uno de los causantes del cambio climático y a su vez del deshielo, mira con ojos golosos el mar que se va abriendo en la frontera del Ártico.
¿Quiénes son los jugadores?
Estados Unidos tiene tres empresas en el terreno de juego:Shell, ExxonMobil y Chevron, aunque solo la primera mantiene planes activos y están pendiente de la decisión del presidente Obama para perforar en el mar de Chukchi en las aguas de Alaska. Rusia cuenta con la presencia de Gazprom y Rosneft. La primera se encuentra ya perforando.
Otros países que cuentan con actividad son Suecia, a través de la empresa Lundin Petroleum y sus perforaciones en el mar de Barents, e Italia cuya empresa Eni va a mandar una plataforma al Ártico noruego para comenzar su actividad en verano en el punto de perforación más al norte que existe. Fuera de juego se encuentran, por ahora, Statoil (Noruega), Dong Energy (Dinamarca) y GDF Suez (Francia) que han devuelto sus licencias de perforación a Groenlandia. Cairn (Reino Unido) fracasó en sus intentos de encontrar pozos y se encuentra por el momento parada.
Sin embargo, este parón poco tiene que ver con la razón o la prudencia. Si el precio del barril volviese a subir por encima de los 100 dólares, podría ser de nuevo rentable y más empresas podrían entrar de nuevo en el juego.
Frente a su búsqueda de beneficios a cualquier precio, cerca de 7 millones de personas han dicho ya en todo el mundo NO a la explotación del Ártico. Greenpeace va a seguir en 2015 oponiéndose a estos planes irresponsables, protestando pacíficamente o presionando a las empresas y organismos internacionales que tienen algo que decir sobre la protección del Ártico.
Porque el Ártico es clave para la salud ambiental del Planeta. Porque es necesario, porque vale la pena y porque nos gusta. Salvemos el Ártico.
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