EISENHÜTTENSTADT, ALEMANIA (dpa) 18 Feb – Sería exagerado hablar de esplendor, pero lo cierto es que la arquitectura comunista en el este de Alemania ofrece mucho más que grises bloques de apartamentos prefabricados.
Prueba de ello es la localidad de Eisenhüttenstadt, en la frontera con Polonia: su céntrica avenida Lindenallee alberga edificios con una exquisita decoración realizada en porcelana de Meissen, la misma que se utilizó para las delicadas miniaturas femeninas de Dresde.
Situada a unos 75 kilómetros al sur de Berlín y a orillas del río Oder, Eisenhüttenstadt es un artefacto del comunismo, una pieza de desteñida propaganda con enorme potencial turístico, aunque sorprendentemente, pocos visitantes paran por allí.
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