Palacio de la República de la RDA |
@lecorbusier2
Aunque yo diría la ley bozal para que no protestemos, no mordamos y no comamos. Que chicos estos de la corrupción y del hambre; ahora resulta que si protestas porque tienes hambre, te cae la del pulpo; si miras a un madero de mala manera o que al él le parezca que no es una mirada tierna, te cae la del pulpo; si grabas a uno de estos individuos abusando de una menor, a pesar que hasta ahora era delito, te cae la del pulpo (a él no claro) y no digamos si le das un tratamiento personal que él considere que está alejado de sus niveles de preparación y conocimiento, 600 euros de multa. Es el modelo JUEZ DREPP donde un madero muy acolchado y armado te detiene, te juzga y ejecuta allí mismo la condena, sin tener la capacidad de decir aquello de “necesito un abogado” o “solo declaro delante de un juez” porque digo yo que siempre tendrás más oportunidades que te entienda una persona que “ha estudiao” (como diría mi madre) a una persona que solo le han enseñado a aporrear cabezas para que a estas no se les ocurra pensar creo que para estar a la misma altura intelectual de los que nos protegen.
Pero volviéndome nostálgico del infierno socialista de los países del centro y este de Europa, recuerdo que leí hace tiempo sobre el Palacio de la República, o Cámara Popular de la tristemente desaparecida República Democrática Alemana situado en su capital Berlín Este, que la finalidad en su construcción no solo era un tema funcional y de modernización de las condiciones en las que los diputados representantes del pueblo trabajaban, sino que fundamentalmente se trataba de acercar el pueblo a sus representantes y que estos se sintieran más integrados con su pueblo. Esto se consiguió con la idea desde mi punto de vista brillante, construyendo en el mismo edificio donde se debatía el futuro del país, discotecas, cines y espacios de ocio, a diferencia de aquí donde una barrera de pretorianos impide al pueblo acercarse donde suceden los atracos más espectaculares a nuestros derechos más importantes y con la bonita intención de decirles, “estoy hasta los huevos de esta casta-chusma” (lo cual no desgrava en la declaración de hacienda pero te quedas de un agustito de narices). Recuerdo la anécdota de un profesor que uno de los días de verano se le ocurrió la osadía que su hijo menor de edad se hiciera una fotografía al lado de uno de los leones “hecho del bronce de los cañones arrebatados al enemigo en la batalla del Wad Rass” el cual casi termina detenido porque uno de los piquetes que van de uniforme y que custodian la cueva de Alí Baba le “informo cortésmente”: “o bien se hacía la foto su hijo sin la camiseta o si se la hacía con ella, podría terminar detenido” (entre 601 un euro hasta 30.000 euros de nada).
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