Las espinas de la rosa
Si Felipe González se definió a sí mismo como un jarrón chino, Pedro Sánchez lo que parece ser es un jarrón vacío.
El flamante Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez Castejón, ya ha gastado con creces sus primeros 100 días en el cargo, esos 100 días constituyen la cortesía 'de facto' que se les da a todas las personas que se estrenan en un cargo de responsabilidad.
El resumen que podemos hacer desde este medio de este periodo se sintetiza en tres palabras: errático, superficial y vacío.
Errático por querer hacer propuestas políticas a golpe de titular o, lo que es peor (por lo irreflexivo y visceral que resulta), a golpe de tuit, como cuando a Sánchez se le ocurrió proponer funerales de Estado para las mujeres víctimas de la violencia de género, una 'ocurrencia' de lo más desafortunada ya que dio lugar a un aluvión de críticas, lo cual no es de extrañar, ya que la lacra social de la violencia de genero es algo muy serio que merece una intervención contundente por parte de los poderes públicos.
Superficial al intervenir en el programa 'Sálvame' y entrar como un elefante en una cacharrería en el mundo de la política espectáculo, en una dialéctica reduccionista, aunque eso sí, de gran consumo, para intentar conquistar el voto del presentador de dicho programa, y de paso, probablemente el de millones de electores.
Y vacío, porque, por ejemplo, en lo que respecta a política económica, lo único que hemos escuchado hasta el momento es que pretende llevar a cabo “políticas audaces” contra los poderes económicos y financieros, todo ello mientras se mantienen insignes militantes y ex cargos públicos socialistas en importantes empresas privadas, precisamente aquellas hacia las que Sánchez pretende dirigir sus iras cuando gobierne, si es que gobierna.
En este sentido, según publicó en septiembre el medio 'voz pópuli', parece que Sánchez no asusta al gran capital, ya que, según se afirma en los mentideros del poder, los grandes patrones de las empresas del 'Ibex 35' le habrían propuesto poner los medios a su servicio, un favor que, presumiblemente, el secretario general del PSOE debería pagar si consiguiese llegar a La Moncloa.
Sólo han pasado 100 días y ya podemos ver como, si Felipe González se definió a sí mismo como un jarrón chino, Pedro Sánchez lo que parece ser es un jarrón vacío, con una apariencia amable, pero sin contenido, sin duda una gran arma para combatir en el campo de la política espectáculo que se extiende como una mancha de aceite por el panorama nacional, pero una pobre, muy pobre aportación al mundo de la política real, la que se ocupa de solucionar los problemas de la gente, especialmente de la clase trabajadora, la gran damnificada.
El resumen que podemos hacer desde este medio de este periodo se sintetiza en tres palabras: errático, superficial y vacío.
Errático por querer hacer propuestas políticas a golpe de titular o, lo que es peor (por lo irreflexivo y visceral que resulta), a golpe de tuit, como cuando a Sánchez se le ocurrió proponer funerales de Estado para las mujeres víctimas de la violencia de género, una 'ocurrencia' de lo más desafortunada ya que dio lugar a un aluvión de críticas, lo cual no es de extrañar, ya que la lacra social de la violencia de genero es algo muy serio que merece una intervención contundente por parte de los poderes públicos.
Superficial al intervenir en el programa 'Sálvame' y entrar como un elefante en una cacharrería en el mundo de la política espectáculo, en una dialéctica reduccionista, aunque eso sí, de gran consumo, para intentar conquistar el voto del presentador de dicho programa, y de paso, probablemente el de millones de electores.
Y vacío, porque, por ejemplo, en lo que respecta a política económica, lo único que hemos escuchado hasta el momento es que pretende llevar a cabo “políticas audaces” contra los poderes económicos y financieros, todo ello mientras se mantienen insignes militantes y ex cargos públicos socialistas en importantes empresas privadas, precisamente aquellas hacia las que Sánchez pretende dirigir sus iras cuando gobierne, si es que gobierna.
En este sentido, según publicó en septiembre el medio 'voz pópuli', parece que Sánchez no asusta al gran capital, ya que, según se afirma en los mentideros del poder, los grandes patrones de las empresas del 'Ibex 35' le habrían propuesto poner los medios a su servicio, un favor que, presumiblemente, el secretario general del PSOE debería pagar si consiguiese llegar a La Moncloa.
Sólo han pasado 100 días y ya podemos ver como, si Felipe González se definió a sí mismo como un jarrón chino, Pedro Sánchez lo que parece ser es un jarrón vacío, con una apariencia amable, pero sin contenido, sin duda una gran arma para combatir en el campo de la política espectáculo que se extiende como una mancha de aceite por el panorama nacional, pero una pobre, muy pobre aportación al mundo de la política real, la que se ocupa de solucionar los problemas de la gente, especialmente de la clase trabajadora, la gran damnificada.
Publicado en el Nº 279 de la edición impresa de Mundo Obrero diciembre 2014
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