MUNDO OBRERO
JORGE GRELA
Se está produciendo un feroz contraataque neoliberal contra la República Argentina. La historia es enrevesada y viene de lejos, pero está haciendo eclosión en estos días.
Se prepara el terreno a la llegada de una nueva ola de neoliberalismo con la consiguiente realineación argentina del lado de los Estados Unidos. El país que supo encabezar el “No al ALCA” ante el mismísimo Bush en el 2005, se encuentra ahora como adormilado y sin saber qué camino tomar. El sueño kirchnerista de reconstruir el capitalismo argentino sustentado en políticas keynesianas está llegando a su fin.
La deuda externa es un arma de dominación y sometimiento. La deuda argentina creció en forma casi exponencial bajo la dictadura militar genocida pasando de 7.800 millones de dólares en 1976 a 48.000 en 1982. Está claro que el Golpe de Estado de 1976, fue un movimiento cuyo objetivo era cambiar el modelo productivo con una redistribución de la riqueza en beneficio de las grandes multinacionales y el Imperialismo norteamericano. Luego dio un nuevo y gran salto en la década infame del gobierno neoliberal de Carlos Menem, llegando a situarse casi en los 180.000 millones de dólares en la época del recordado “corralito”.
En 2000, un Juez Federal investigó el origen de la deuda externa argentina y concluyó que hay una parte importante que es ilegal ya que corresponde a deuda privada (de grandes empresas) que el Estado asumió como propia. Y dice que corresponde al poder político (diputados y senadores) tomar las medidas necesarias para encarrilar este problema. Además, en la actualidad se puede considerar que también es inconstitucional porque en los bonos de la deuda se cede la soberanía argentina ante los acreedores privados y se pone en manos de la Justicia norteamericana.
Cuando la crisis del 2001, los bonos externos argentinos se cotizaban por los suelos. Ahí es donde entran el especulador Paul Singer, cara visible del Fondo buitre NML Capital, que habiendo comprado bonos por un importe de 48 millones de dólares, ahora pretende que se le pague las cantidades nominales que ascienden a más de 1.300 millones. Y si no se puede pagar en efectivo, pues que se realice con riquezas naturales, por ejemplo petróleo.
El gobierno Kirchner había logrado negociar una quita importante de la deuda externa, sin investigar su origen, y había llegado al acuerdo con el 93% de los acreedores. Dentro de ese 7% que no quiso negociar está el corazón del sistema especulativo financiero internacional, que hemos representado aquí en el fondo NML, pero que no es el único.
Suponer por parte del Gobierno argentino que ese entramado sistémico sería convencido de negociar, es un gesto de debilidad y de desconocimiento del comportamiento de esos fondos predadores.
El fondo NML recurre a la Justicia norteamericana, que falla avalando las pretensiones del fondo buitre. El riesgo es que los demás acreedores, que se avinieron a la quita, ahora por una cuestión de agravio comparativo, soliciten y obtengan que se les pague todo el dinero de la deuda. Esto haría caer a la Argentina en cesación de pagos o default. A continuación y para poder saldar esa deuda habría que volver a privatizar y casi regalar recursos naturales y la seguidilla de recortes sociales en sanidad, pensiones, educación, etc. Recetas ya conocidas y de triste memoria en Argentina y dolorosa realidad en España.
Sin embargo hasta el Fondo Monetario Internacional y el Finantial Times expresan su preocupación ante esa eventualidad. ¿Es que de repente se han vuelto solidarios y sociales? No. Simplemente no saben cuál será la respuesta del Gobierno y sobre todo la del pueblo argentino. Porque está la posibilidad de otras salidas.
¿Y si Argentina decidiera no pagar? Es más, ¿y si Argentina decidiera investigar a fondo su deuda externa, tal como hizo Ecuador, y dijera de no pagar la deuda ilegal, inexistente e ilegítima y que los deudores le vayan a cobrar a Videla y compañía? ¿Y si encabezara un movimiento latinoamericano de resistencia a la usura internacional empujando el funcionamiento del Banco del Sur? ¿Y si esto reaviva la solidaridad continental ya expresada por Bolivia, Brasil, Venezuela, Ecuador y otros y ello se concretara en acciones mancomunadas?
Muchas preguntas con respuestas inciertas que llevan al FMI y al Banco Mundial a no apoyar esta acción neoliberal profunda de los Fondos buitres. Hace casi 30 años Fidel Castro demostró que el “No pago” es una salida realista a la crisis, que la verdadera utopía es pensar que pagando se salda la deuda con el imperialismo y sus multinacionales. Dice Fidel: “hay que entenderlo bien: la deuda es un cáncer (…) El imperialismo ha creado esa enfermedad, y tiene que extirparse quirúrgicamente, totalmente. Todo lo que se aparte de esa idea, sencillamente se aparta de la realidad, toda fórmula técnica ante estas realidades, todo paliativo no tiende a mejorar, tiende a agravar el mal (…) Estamos en condiciones de poder declarar que, sencillamente, no aceptamos ese despojo”. Y aunque haya negociaciones, cuidado, porque ya lo dijo el Che: “del Imperio no se debe uno fiar ni un tantito así”.
Las salidas liberadoras propuestas transitan por varios pasos. La jurisdicción legal debe retornar a Argentina. Establecer una moratoria de 10 años (mínimo) mientras tanto se investiga y se clarifica cuál es la deuda real. Cambio de estructura productiva, solidaridad y cooperación latinoamericana. Para ello “el empoderamiento del pueblo argentino es una tarea crucial”, dice el PC Argentino.
Se prepara el terreno a la llegada de una nueva ola de neoliberalismo con la consiguiente realineación argentina del lado de los Estados Unidos. El país que supo encabezar el “No al ALCA” ante el mismísimo Bush en el 2005, se encuentra ahora como adormilado y sin saber qué camino tomar. El sueño kirchnerista de reconstruir el capitalismo argentino sustentado en políticas keynesianas está llegando a su fin.
La deuda externa es un arma de dominación y sometimiento. La deuda argentina creció en forma casi exponencial bajo la dictadura militar genocida pasando de 7.800 millones de dólares en 1976 a 48.000 en 1982. Está claro que el Golpe de Estado de 1976, fue un movimiento cuyo objetivo era cambiar el modelo productivo con una redistribución de la riqueza en beneficio de las grandes multinacionales y el Imperialismo norteamericano. Luego dio un nuevo y gran salto en la década infame del gobierno neoliberal de Carlos Menem, llegando a situarse casi en los 180.000 millones de dólares en la época del recordado “corralito”.
En 2000, un Juez Federal investigó el origen de la deuda externa argentina y concluyó que hay una parte importante que es ilegal ya que corresponde a deuda privada (de grandes empresas) que el Estado asumió como propia. Y dice que corresponde al poder político (diputados y senadores) tomar las medidas necesarias para encarrilar este problema. Además, en la actualidad se puede considerar que también es inconstitucional porque en los bonos de la deuda se cede la soberanía argentina ante los acreedores privados y se pone en manos de la Justicia norteamericana.
Cuando la crisis del 2001, los bonos externos argentinos se cotizaban por los suelos. Ahí es donde entran el especulador Paul Singer, cara visible del Fondo buitre NML Capital, que habiendo comprado bonos por un importe de 48 millones de dólares, ahora pretende que se le pague las cantidades nominales que ascienden a más de 1.300 millones. Y si no se puede pagar en efectivo, pues que se realice con riquezas naturales, por ejemplo petróleo.
El gobierno Kirchner había logrado negociar una quita importante de la deuda externa, sin investigar su origen, y había llegado al acuerdo con el 93% de los acreedores. Dentro de ese 7% que no quiso negociar está el corazón del sistema especulativo financiero internacional, que hemos representado aquí en el fondo NML, pero que no es el único.
Suponer por parte del Gobierno argentino que ese entramado sistémico sería convencido de negociar, es un gesto de debilidad y de desconocimiento del comportamiento de esos fondos predadores.
El fondo NML recurre a la Justicia norteamericana, que falla avalando las pretensiones del fondo buitre. El riesgo es que los demás acreedores, que se avinieron a la quita, ahora por una cuestión de agravio comparativo, soliciten y obtengan que se les pague todo el dinero de la deuda. Esto haría caer a la Argentina en cesación de pagos o default. A continuación y para poder saldar esa deuda habría que volver a privatizar y casi regalar recursos naturales y la seguidilla de recortes sociales en sanidad, pensiones, educación, etc. Recetas ya conocidas y de triste memoria en Argentina y dolorosa realidad en España.
Sin embargo hasta el Fondo Monetario Internacional y el Finantial Times expresan su preocupación ante esa eventualidad. ¿Es que de repente se han vuelto solidarios y sociales? No. Simplemente no saben cuál será la respuesta del Gobierno y sobre todo la del pueblo argentino. Porque está la posibilidad de otras salidas.
¿Y si Argentina decidiera no pagar? Es más, ¿y si Argentina decidiera investigar a fondo su deuda externa, tal como hizo Ecuador, y dijera de no pagar la deuda ilegal, inexistente e ilegítima y que los deudores le vayan a cobrar a Videla y compañía? ¿Y si encabezara un movimiento latinoamericano de resistencia a la usura internacional empujando el funcionamiento del Banco del Sur? ¿Y si esto reaviva la solidaridad continental ya expresada por Bolivia, Brasil, Venezuela, Ecuador y otros y ello se concretara en acciones mancomunadas?
Muchas preguntas con respuestas inciertas que llevan al FMI y al Banco Mundial a no apoyar esta acción neoliberal profunda de los Fondos buitres. Hace casi 30 años Fidel Castro demostró que el “No pago” es una salida realista a la crisis, que la verdadera utopía es pensar que pagando se salda la deuda con el imperialismo y sus multinacionales. Dice Fidel: “hay que entenderlo bien: la deuda es un cáncer (…) El imperialismo ha creado esa enfermedad, y tiene que extirparse quirúrgicamente, totalmente. Todo lo que se aparte de esa idea, sencillamente se aparta de la realidad, toda fórmula técnica ante estas realidades, todo paliativo no tiende a mejorar, tiende a agravar el mal (…) Estamos en condiciones de poder declarar que, sencillamente, no aceptamos ese despojo”. Y aunque haya negociaciones, cuidado, porque ya lo dijo el Che: “del Imperio no se debe uno fiar ni un tantito así”.
Las salidas liberadoras propuestas transitan por varios pasos. La jurisdicción legal debe retornar a Argentina. Establecer una moratoria de 10 años (mínimo) mientras tanto se investiga y se clarifica cuál es la deuda real. Cambio de estructura productiva, solidaridad y cooperación latinoamericana. Para ello “el empoderamiento del pueblo argentino es una tarea crucial”, dice el PC Argentino.
Publicado en el Nº 274-275 de la edición impresa de Mundo Obrero julio-agosto 2014
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