¿Por qué Cuba, un país económicamente pobre, es capaz de garantizar la atención médica gratuita a todas las gestantes, e incluso ofrecerles una asistencia personalizada cuando son valoradas como de "alto riesgo obstétrico"?, preguntó ayer en La Habana el licenciado José Juan Ortiz Bru en la presentación del libro Progreso para la infancia, un balance sobre la mortalidad materna.El representante en nuestro país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), indicó a renglón seguido: porque los derechos a la salud de la madre y del niño, como también la educación, no son cuestión de recursos económicos, sino de voluntad política de los gobiernos.No es posible que la comunidad internacional, razonó, se mantenga insensible ante la tragedia que significa la muerte anual de más de medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo, ¡una cada minuto!, lo que representa una tasa de 400 por 100 000 nacidos vivos.Datos avalados por rigurosas estadísticas muestran que el pasado año en Cuba se registró una tasa de mortalidad materna de 21, una de las más bajas del mundo en desarrollo, sustentada en la alta escolarización de las mujeres, igualdad de género cada vez mayor y esmerada atención médica prenatal. El 99,99% de los nacimientos ocurren en instituciones de salud atendidos por personal calificado.Personalidades científicas participaron en la presentación de la obra, la séptima de una serie que verifica los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a cumplirse en el 2015, y que comprende temas clave en respuesta a los principales desafíos de desarrollo, desde la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de la mortalidad infantil y materna, hasta el fomento de la asociación mundial para el avance de los países.El profesor Miguel Sosa Marín, presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia (Socudef), subrayó que la garantía de salud de la madre y del niño ha sido siempre un objetivo supremo de la Revolución, plasmado incluso en ese documento fundador de la historiografía contemporánea que es La historia me absolverá.Un maestro de la Ginecobstetricia en Cuba, con reconocimiento internacional, el profesor Evelio Cabezas Cruz, al recordar que más del 99% de todas las defunciones vinculadas con la maternidad se presentan en los países en desarrollo (un 84% se concentra en África), hizo un llamado a la solidaridad y a no olvidar que la mortalidad materna es un grave problema por resolver.Y para darle solución, subrayó el representante de UNICEF, existe el desarrollo tecnológico e incluso el dinero, pero habitamos en un mundo donde, por el injusto orden económico prevaleciente, los más desprotegidos son las mujeres y los niños.
¿Por qué Cuba, un país económicamente pobre, es capaz de garantizar la atención médica gratuita a todas las gestantes, e incluso ofrecerles una asistencia personalizada cuando son valoradas como de "alto riesgo obstétrico"?, preguntó ayer en La Habana el licenciado José Juan Ortiz Bru en la presentación del libro Progreso para la infancia, un balance sobre la mortalidad materna.El representante en nuestro país del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), indicó a renglón seguido: porque los derechos a la salud de la madre y del niño, como también la educación, no son cuestión de recursos económicos, sino de voluntad política de los gobiernos.No es posible que la comunidad internacional, razonó, se mantenga insensible ante la tragedia que significa la muerte anual de más de medio millón de mujeres por causas relacionadas con el embarazo, ¡una cada minuto!, lo que representa una tasa de 400 por 100 000 nacidos vivos.Datos avalados por rigurosas estadísticas muestran que el pasado año en Cuba se registró una tasa de mortalidad materna de 21, una de las más bajas del mundo en desarrollo, sustentada en la alta escolarización de las mujeres, igualdad de género cada vez mayor y esmerada atención médica prenatal. El 99,99% de los nacimientos ocurren en instituciones de salud atendidos por personal calificado.Personalidades científicas participaron en la presentación de la obra, la séptima de una serie que verifica los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a cumplirse en el 2015, y que comprende temas clave en respuesta a los principales desafíos de desarrollo, desde la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de la mortalidad infantil y materna, hasta el fomento de la asociación mundial para el avance de los países.El profesor Miguel Sosa Marín, presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia (Socudef), subrayó que la garantía de salud de la madre y del niño ha sido siempre un objetivo supremo de la Revolución, plasmado incluso en ese documento fundador de la historiografía contemporánea que es La historia me absolverá.Un maestro de la Ginecobstetricia en Cuba, con reconocimiento internacional, el profesor Evelio Cabezas Cruz, al recordar que más del 99% de todas las defunciones vinculadas con la maternidad se presentan en los países en desarrollo (un 84% se concentra en África), hizo un llamado a la solidaridad y a no olvidar que la mortalidad materna es un grave problema por resolver.Y para darle solución, subrayó el representante de UNICEF, existe el desarrollo tecnológico e incluso el dinero, pero habitamos en un mundo donde, por el injusto orden económico prevaleciente, los más desprotegidos son las mujeres y los niños.
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