Jaime Valero
Siéntate en una ladera tranquila al amanecer y toma una foto de un coche que recorrerá la autopista desierta proveniente del Sur.
Estas son las sencillas instrucciones que recibe el Inspector O al principio de la novela. Nada parece anticipar el infierno en el que se verá inmerso cuando trate de llevarlas a cabo. Las autoridades norcoreanas tienen mucho interés en silenciar a todo aquel que pueda arrojar algo de luz sobre los numerosos casos de secuestros y asesinatos que vienen sucediéndose en el país durante las últimas décadas. El inspector será uno de ellos, cuando sus pasos lo conduzcan al hotel Koryo, la perfecta boca de lobo en esta intrigante trama.
Se trata del prinipal hotel de Pyongyang, pero sus habitaciones no guardan sólo lujo y atenciones para los clientes. Cuando aparezca un cadáver sin identificar en una de ellas, explotará el nudo de la historia que conducirá al Inspector O en un viaje lleno de peligros por un país que navega a la deriva.
James Church es el seudónimo empleado por un antiguo oficial del servicio de Inteligencia de un país occidental que trabajó durante muchos años en Asia. Así pues, el retrato de Corea del Norte que nos encontraremos proviene de la experiencia personal del autor, y no del que pudiera haber obtenido, por ejemplo, a través de los medios. Esto conforma, al margen del misterio de la trama, el principal encanto de esta novela, como reflejo de un país con una historia complicada que siempre es representado según le conviene a los partidarios de unas y otras ideologías. La crítica destaca que Church describe con detalle esta realidad, pero dejando siempre a la discreción del lector las intrepretaciones pertinentes.
Siéntate en una ladera tranquila al amanecer y toma una foto de un coche que recorrerá la autopista desierta proveniente del Sur.
Estas son las sencillas instrucciones que recibe el Inspector O al principio de la novela. Nada parece anticipar el infierno en el que se verá inmerso cuando trate de llevarlas a cabo. Las autoridades norcoreanas tienen mucho interés en silenciar a todo aquel que pueda arrojar algo de luz sobre los numerosos casos de secuestros y asesinatos que vienen sucediéndose en el país durante las últimas décadas. El inspector será uno de ellos, cuando sus pasos lo conduzcan al hotel Koryo, la perfecta boca de lobo en esta intrigante trama.
Se trata del prinipal hotel de Pyongyang, pero sus habitaciones no guardan sólo lujo y atenciones para los clientes. Cuando aparezca un cadáver sin identificar en una de ellas, explotará el nudo de la historia que conducirá al Inspector O en un viaje lleno de peligros por un país que navega a la deriva.
James Church es el seudónimo empleado por un antiguo oficial del servicio de Inteligencia de un país occidental que trabajó durante muchos años en Asia. Así pues, el retrato de Corea del Norte que nos encontraremos proviene de la experiencia personal del autor, y no del que pudiera haber obtenido, por ejemplo, a través de los medios. Esto conforma, al margen del misterio de la trama, el principal encanto de esta novela, como reflejo de un país con una historia complicada que siempre es representado según le conviene a los partidarios de unas y otras ideologías. La crítica destaca que Church describe con detalle esta realidad, pero dejando siempre a la discreción del lector las intrepretaciones pertinentes.
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