UNIDAD POPULAR DE CLASE: Por qué el pago de la Deuda es una trampa mortal. El poder del pueblo es la única democracia real.
1. ¿De qué deuda hablamos?
Se trata de la Deuda Pública, que es
la cantidad de dinero que debe el Estado a los acreedores de quienes recibió dinero
mediante la emisión de
“pagarés”. Según el plazo de devolución se llaman: Letras del Tesoro (
18 meses), Bonos del Estado (de 3 a 5 años) u Obligaciones del Estado (10
años).
Ese dinero se pide prestado, o bien para
realizar grandes inversiones, o pagos, porque los ingresos del Estado son
inferiores a los gastos.
La cantidad prestada ha de ser devuelta en
un plazo fijado con un determinado tipo de interés, que a su vez es
marcado por la “prima de riesgo”.
La “prima de riesgo” es el interés más alto
que se le pide a un país (Grecia, Estado español, etc) en función de las dudas
de los acreedores acerca de sus posibilidades de recuperar el préstamo, con respecto a otro Estado que no las
presente (Alemania).
2. ¿A cuanto asciende?
¿Cómo ha evolucionado? ¿Es comparable a la de otros países?
En 2013 el Estado pagó 190.000
millones de euros por el capital que debía ser devuelto en ese año (151.482
millones de euros), más los intereses (38.590 millones de euros). Teniendo en
cuenta que el PIB del Estado español (el valor
de la riqueza producida en un año) es aproximadamente 1 billón de euros, pagamos
cada año, por la Deuda, el 19% de lo que producimos y casi la mitad del gasto
público total (40% del PIB en 2013).
La deuda pública acumulada se ha
disparado desde 2007. Entonces era el
36% del PIB y en 2013 es el 93,5%. Y seguirá aumentando a mucha mayor
velocidad que el PIB, generando una carga insostenible e impagable.
En términos relativos es semejante a la de
Francia, 90% del PIB, inferior a la de EE.UU., 103% del PIB y mucho más baja
que la de Japón 230% del PIB.
3. ¿Cómo se ha
generado esa deuda pública?
La causa fundamental es la transferencia
masiva de fondos públicos (más de 200.000 millones de euros) puestos a
disposición de la banca privada, con el pretexto de evitar su quiebra, por los gobiernos del PSOE y
del PP. Aunque ese concepto es el más importante, también han contribuido a
generar esa deuda las subvenciones a empresas inmobiliarias o del automóvil, el
enorme gasto en obras públicas innecesarias (aeropuertos, autopistas, AVE,s, ..etc.), los
descomunales gastos en armamento (40.000 millones de euros), las
privatizaciones de la gestión de servicios con financiación pública (auténtica
sangría de dinero público a manos privadas),
etc.
El incremento de la deuda en
España esta también directamente relacionado con la caída de los ingresos, en
buena parte debida a políticas fiscales por las que quienes más tienen pagan
cada vez menos, mientras aumentan sin cesar los impuestos indirectos. En el caso de las
Administraciones Públicas del Estado español, además del enorme despilfarro
de recursos públicos – directamente relacionados con la corrupción
política, empresarial y la de la Casa Real – se ha producido desde hace
décadas una gran estafa tributaria por parte de las grandes empresas y de
las más importantes fortunas. Además de todas las contrarreformas fiscales
(bajada de impuestos a los más ricos y subida a la gente más pobre, sobre todo
a través del IVA) realizadas desde 1991 por cada uno de los gobiernos del PSOE
y del PP (que incluye el escándalo de las SICAV que tributan al 1%, cuando las
y los trabajadores tributamos entre el 24 y el 43%), hay que contabilizar:
La evasión de capitales a paraísos
fiscales, calculada en cerca de 1 billón de euros.
La mayor economía sumergida de la UE, el
28% del PIB y la mayor cantidad de dinero negro (los billetes de 200 y 500
euros suponen el 76% del dinero circulante).
El fraude fiscal anual de los mayores
empresarios y grandes fortunas, que según los técnicos
de la Agencia Tributar, estaría cerca de 70.000 millones de euros
(aproximadamente el gasto público estatal anual en sanidad).
*****
Otra causa importante del aumento de la
deuda pública es la elevación de la prima de riesgo, que controlan los propios
acreedores, y en consecuencia del interés que hay que pagar por los préstamos.
El ejemplo más claro de que la UE y el BCE
son instrumentos del gran capital y, sobre todo, de la gran banca, es el siguiente:
En contra de la lógica más elemental, las
normas de la UE prohíben que el dinero público del BCE – el nuestro – sea
prestado a los Estados. Ese dinero del BCE sólo se presta a la banca privada a
intereses bajísimos – actualmente al 0,25% - quien después exige a los Estados
intereses del 4, 5 o 6% por prestarles ese mismo dinero, -público en su origen- mediante la compra de deuda pública.
No hay negocio más redondo ni más seguro.
Eso explica por qué la banca no da crédito
a las empresas.
Sólo esto sería suficiente para
exigir la salida del Euro y de la UE.
4.
¿Quiénes
son los acreedores del Estado?
Es evidente que son los bancos privados, fundamentalmente
alemanes y del Estado español. ¿Pero quiénes exactamente? Eso se considera secreto
de Estado. Amaiur hizo el año pasado una Pregunta Parlamentaria pidiendo
información y se rechazó por improcedente.
Se guardan de decir que esos mismos
banqueros a quienes se han dado cientos de miles de millones de euros de dinero
público, son quienes engordan como garrapatas chupando el dinero público de los
intereses de la deuda.
LO MÁS
IMPORTANTE ES QUE EL CHANTAJE DEL PAGO DE LA DEUDA – CON LA AMENAZA DE QUE SUBA
LA PRIMA DE RIESGO Y SE PRODUZCA LA QUIEBRA ECONÓMICA DEL ESTADO – SIRVE PARA
IMPONER EL SALVAJE PROGRAMA DEL GRAN CAPITAL CONTRA EL PUEBLO TRABAJADOR.
5. El pago de la
Deuda: el final de los servicios públicos y de cualquier soberanía.
El capitalismo sabe que está en una
gravísima crisis general en la que no se vislumbra salida y ha decidido
utilizarla en la lucha de clases como arma de destrucción masiva de derechos
laborales, pensiones y servicios públicos. Para ello utiliza el chantaje interminable del pago de la Deuda,
clave para que continúe la reproducción ampliada de capital y para que Alemania
fortalezca su hegemonía.
El PP, el PSOE, UPyD y las derechas
nacionalistas votaron el Tratado de Estabilidad, Gobernanza y Coordinación
(TSCG) de la Unión Económica y Monetaria de 2012, que exige a los Estados cuya
moneda es el Euro adoptar todas las medidas necesarias para que en 2020 la
Deuda pública no sobrepase el 60% del PIB y el déficit estructural (el gasto en
empleo y servicios públicos de todas las administraciones) sea cero. Para eso
se comprometían a llevar a cabo las reformas legales necesarias “al nivel más
alto”.
El gobierno PSOE fue tan aventajado, que
seis meses antes de la publicación del Tratado, en agosto de 2011, ya había
realizado – en una semana y con el apoyo sólo del PP y UPN – la reforma de la
supuestamente sacrosanta e intocable Constitución. Introdujeron
el nuevo Artículo 135 que declara la “prioridad absoluta del pago de la deuda y
de sus intereses por encima de cualquier otra partida de gasto”.
Poco después del TSCG se promulgó la Ley
Orgánica 2/2012 en la que se establecen medidas tan brutales como la
intervención de las CC.AA o la disolución de los gobiernos municipales que no
cumplan los plazos[i].
Si se tiene en cuenta que para pasar, desde
ahora a 2020, de una Deuda pública de cerca de un billón de euros, a 600.000
euros, hay que reducir el gasto público en seis años en 400.000 millones de
euros (casi seis veces el gasto anual de la sanidad pública de todo el Estado),
la consecuencia directa es la liquidación
de prácticamente la totalidad de los servicio públicos.
Además la Ley 2/2012 establece que si
hubiera crecimiento económico por encima del 2%, el aumento de ingresos
públicos iría destinado a reducir el techo de deuda por debajo del 60% y eso
hasta el final de los tiempos.
En función de estos datos y en la medida en
que es absoluta la imposición de las políticas a los diferentes gobiernos
elegidos, es evidente, que estamos ante el
final de cualquier soberanía. Y que, en términos
políticos, no podrá haber diferencias esenciales entre unas fuerzas políticas y
otras si aceptan el marco de la UE y del Euro.
También está muy claro que quienes como la
Cumbre Social (PSOE, IU, CC.OO. y UGT) ponen como objetivo de las luchas
sociales la dimisión del Gobierno del PP y la “vuelta del Estado del Bienestar
y del modelo social europeo”, están intentando encubrir fines electorales
mediante el engaño vergonzoso a la clase obrera y a los movimientos sociales.
La propuesta de pedir una auditoría de
la deuda, es decir que expertos analicen qué parte de la deuda es legítima
o ilegítima, es inaceptable porque supone tratar mediante maniobras contables
un asunto estructural esencialmente político. En ningún caso el pueblo ha
participado en las decisiones y sin embargo paga. Es una maniobra de
distracción de una izquierda vergonzante que no se atreve a enfrentar la
Deuda en lo que fundamentalmente es, una herramienta de dominación del
capitalismo a largo plazo.
De forma parecida, la reivindicación de
un “proceso constituyente” carece de credibilidad si no plantea con
carácter previo el único marco político desde el que se pueda hablar de
soberanía: NO PAGAR LA DEUDA y romper con
el marco político, institucional, económico y normativo de la Unión Europea.
Que el marco legal imponga el pago de la
Deuda por encima de todo, no significa que sea inexorable. Las luchas obreras y
populares pueden y deben desbordar esas normas, dejando a quienes las apoyaron
y a los intereses que representan en el basurero de la historia. Pero para ello
es imprescindible que se tengan las ideas claras y no se acepten engañifas de
imposible retorno al pasado.
6. La pregunta que se
suele hacer es: ¿Qué pasará si salimos del euro?
Ésa es la pregunta que los poderes
económicos y los políticos que les representan quieren que nos hagamos, para, a
continuación anunciarnos poco menos que el Apocalipsis.
Por el contrario, lo urgente es analizar que es lo que va a seguir pasando, seguro, si continuamos por el camino
que nos llevan. Lo que ya se está instaurando es la generalización de salarios y
pensiones de miseria, la precarización total y la
indefensión obrera en las condiciones
laborales, la privatización de todo lo rentable que queda, la subida de los impuestos indirectos
que pagamos todxs y la sanidad y la educación para quien pueda pagarla.
Ese es el futuro abismal que nos espera, gobierne quien gobierne, si lo hace
dentro de este marco legal y constitucional, estatal y europeo. Finiquitada la
tan cacareada “soberanía nacional”, somos Estados intervenidos.
La negativa a pagar la Deuda es la
herramienta política para erigir un pilar fuerte sobre el que edificar el poder
del pueblo; es decir, construir una nueva correlación de fuerzas favorable al
pueblo trabajador.
No le estamos “pidiendo” a Rajoy que no
pague la Deuda. No pagar la Deuda es condición indispensable para plantear en
serio cualquier reivindicación social y laboral. Precisamente porque es la
clave de bóveda del programa general del capitalismo, es por lo que su
cuestionamiento debe vertebrar las luchas sociales y articular la construcción
del poder del pueblo. Por eso la respuesta a la pregunta acerca de qué pasará
si no pagamos la Deuda y salimos de la UE y del Euro, no es de técnica
económica, es esencialmente política.
7. Un programa
internacional.
No cabe ninguna duda de que el Euro es
insostenible a largo plazo y que la Unión Económica y Monetaria es un fracaso
histórico gigantesco que se intenta mantener imponiendo enormes agresiones
sociales.
No pagar la deuda y
romper con el Euro es condición necesaria – aunque no suficiente – para la
credibilidad de cualquier programa de emancipación social. A ello hay que
añadir la propiedad pública de la banca, de los recursos naturales y de las
grandes empresas estratégicas.
Es una responsabilidad histórica de la
izquierda dejar esa reivindicación en manos de la extrema derecha.
El objetivo es construir en torno al no
pago de la Deuda y la consiguiente salida del euro el fortalecimiento del poder
del pueblo trabajador y servir de base a un nuevo
internacionalismo.
Las causas esenciales de los problemas y
las respuestas de los gobiernos son prácticamente las mismas en toda la
UE y especialmente en todos los Estados intervenidos por la UE, el BCE y el FMI
(Grecia, Italia, Portugal, Irlanda y el Estado español). Por ello el programa y
la articulación de las luchas, como lo es el capitalismo, debe ser
internacionalista.
Un internacionalismo que tenga
como base la soberanía popular sobre todos los aspectos de la vida social y que
se asiente sobre el Derecho de Autodeterminación de los Pueblos.
De ello, y no de problemas de técnica
económica, dependen nuestras posibilidades de victoria.
Madrid, febrero de 2014
Unidad
Popular de Clase (UPK)
Comentarios
Publicar un comentario