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Como todos sabemos, aún en España seguimos padeciendo las consecuencias del bipartidismo. El vergonzoso modelo actual favorece a los partidos mayoritarios frente a los partidos minoritarios. Por una parte, creo que debería solucionarse el bipartidismo con igualdad de oportunidades electorales, aún así debemos tener precaución con la existencia del ultraderechismo vestido de democracia que se ha hecho visible recientemente bajo las siglas de VOX. En otros países, izquierda y derecha son capaces de dialogar con el fin de mejorar el país en beneficio de su pueblo. Pero Spain is different. En España la derecha solo acuerda con la izquierda si están de acuerdo con los primeros, pues los liberales a los pies de los mercados, jamás están dispuestos a torcer su voluntad, como si estuvieran en guerra constantemente.
Si algo es absolutamente necesario en este país, desde mi punto de vista, es la ley de memoria histórica. Independientemente de quien gobierne, debe haber consenso en ciertos aspectos imprescindibles. Al igual que debe haberlo en servicios públicos básicos como la sanidad y la educación… no debemos descuidar aspectos sociales y de convivencia como la ley de memoria histórica. Tras el franquismo, como es lógico, los familiares de “los rojos”, “los republicanos”, “los obreros”, “los sindicalistas”… exigieron enterrar a sus familiares muertos durante la repugnante etapa del fascismo español. Esta ley no exige recordar cada día el castigo que les supuso vivir en una sociedad fascista, ni exige recordar cada día la falta de libertad de expresión que soportaron con dureza. Es curioso, como aún hoy en día, muchos partidos apuestan por el control de las opiniones de sus afiliados.
Lo que se pide con la ley de memoria histórica es poder enterrar a nuestros familiares, a nuestros compañeros, a nuestros luchadores, a los que compartían mis ideales. Paradójicamente, hay personas que podrían ser calificadas de anti-empáticas, principalmente en el Partido Popular, que presentan discursos hipócritas sobre la necesidad de cerrar heridas. Están hablando de hacer borrón y cuenta nueva, precisamente aquellos descendientes políticos de fascistas declarados como es el señor Manuel Fraga, y legitimados por periodistas ultraconversadores comoFrancisco Marhuenda (y diarios como La Razón), que se escudan en la libertad de expresión.
Señor@s, yo voy a hablar muy claro. La bala de cada fusilamiento y las armas de cada tortura, siguen estando dentro de la herida, y si no las sacamos, ésta no podrá cicatrizar. ¿Quieren ustedes cerrar heridas? ¿Quieren ustedes que cicatrice y desaparezca el dolor de esa etapa franquista que sigue muy presente en nuestros días? Pues déjennos de una vez enterrar a nuestros muertos. Déjennos buscarles y darles una digna sepultura. ¿Qué mal puede hacer desenterrar fosas comunes, para que la paz llegue a nuestros pisoteados corazones?
Quizás tienen miedo de que su máscara de democracia no consiga vencer y convencer al sentimiento y a los ideales que una vez los republicanos proclamaron. Quizás temen que volvamos a descubrir que en nuestra voluntad está el cambio. Quizás temen la posibilidad de volver a ser un partido de segunda (¡y ojalá que de tercera!). Quizás temen que el pueblo vuelva a ser consciente de toda la fuerza que posee, y que aunque quieran hacernos creer lo contrario, nunca perdió.
BASTA YA de mentiras y de postergar dolores incurables.
Déjenme recordar y luchar por aquellos que soñaron con un mundo mejor.
Déjennos enterrar a las víctimas de sus ídolos.
Déjenme recordar y luchar por aquellos que soñaron con un mundo mejor.
Déjennos enterrar a las víctimas de sus ídolos.
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