El establecimiento de relaciones diplomáticas entre estados es siempre fuente de alegría y optimismo, ya que suponen un importante paso en la historia común de ambos países al proveer de una capacidad nueva para impulsar aún más unos lazos que hasta entonces no eran oficiales.
En estas circunstancias, también cabe destacar aquel tipo de relaciones que representan mucho más que el reconocimiento diplomático entre estados soberanos, tal como sucedió, hace exactamente veinte años, con la firma del Acuerdo Fundamental entre Israel y la Santa Sede que, además del nacimiento de lazos diplomáticos formales, se erigió como referente de las relaciones entre el Pueblo Judío y la Iglesia Católica.
Tan solo un siglo antes, en el encuentro que se produjo entre el fundador del Sionismo, Theodor Herzl, y el Papa Pío X, este último manifestó su negativa a apoyar el proyecto Sionista, y unas décadas después también el Vaticano rehusó apoyar el plan de partición de la ONU alegando razones teológicas.
Los vientos de cambio, sin embargo, llegaron con la adaptación en 1965 del documento “Nostra Aetate”, que vino a revolucionar la posición de la Iglesia Católica respecto al Pueblo Judío.
El resultado de este cambio se pudo apreciar casi treinta años después en el mencionado Acuerdo Fundamental que se centraba en torno a cuatro pilares:
· El establecimiento de relaciones diplomáticas,
· La cooperación en la lucha contra el antisemitismo,
· La promoción de cambios en el ámbito cultural y académico,
· La cooperación para facilitar la peregrinación cristiana.
Este año 2014 tiene un doble significado para las relaciones entre Israel y la Santa Sede, ya que además de las celebraciones con motivo del veinte aniversario del establecimiento de estas fructíferas relaciones, el Papa Francisco tiene previsto viajar en primavera a Israel y realizar así una visita de dialogo, reconciliación y paz.
El Papa Francisco en varias ocasiones ha reiterado la condena del antisemitismo por parte de la Iglesia y, como el mismo dice: “¡Un cristiano no puede ser antisemita!, sus raíces son judías.” Es este un mensaje que merece ser divulgado.
Estoy seguro que su visita a nuestro país será una importantísima ocasión para demostrar nuestro entendimiento y respeto mutuos, así como un paso histórico en el desarrollo de las relaciones, cada vez más estrechas, entre judíos y cristianos.
Oren Bar-El
Ministro Consejero de la Embajada de Israel en España
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