La obra de Rosa sufrió toda clase de avatares. Asesinada por la soldadesca al mando de los socialdemócratas en enero de 1919, lo que le sigue es una dispersión…
…Querría anotar que en el apartado anterior citaba de pasada el librito de José Antonio, Díaz Valcárcel, La pasión revolucionaria de Rosa Luxemburgo, que editó Akal, allá por 1975, o sea el año que murió el jefe del sindicato del crimen. Y me gustaría decir dos o tres cosas sobre Díaz Valcárcel (Barcelona 1932-1985), al que tuve el gusto de conocer como sindicalista de las primeras Comisiones Obreras que evolucionó hacia el sindicalismo revolucionario al calor de lecturas como la de Rosa Luxemburgo.
Formaba parte del sector de los “curas obreros” que acabó secularizándose. Trabajador de artes gratifiques, comenzó en el sector del metal en Pegaso (1966), y dos años después encontró empleo en Feudor, siendo despedido a consecuencia de una huelga (1970). Consiguió faena como traductor y corrector en diversas editoriales, hasta que finalmente entró en la entonces importante Editorial Bruguera, trabajando de redactor hasta el cierre de éste en 1981. Comenzó siendo militante del Front Obrer Catalá (el “Felipe” catalán) a principios de los años sesenta, y a esta organización pertenecía cuando comenzó a tomar muy activa en el desarrollo de las primeras comisiones obreras barcelonesas.
Su figura amistosa era habitual en asambleas y actividades desarrolladas en la Iglesia de Sant Medir, en el barrio de Sants-Bordeta de Barcelona. Destacó como miembro de la Coordinadora Local del sindicato, en oposición a las posiciones mayoritarias del PSUC. Radicalizado tras la experiencia del mayo francés, y participa en la constitución de las Plataformas de CCOO (1969), que enfatizaba la necesidad de la autoorganización obrera y del asambleísmo, y en las que tuvo mucha importancia la OIC (Organización de Izquierda Comunista) que a algunos nos parecía “ecleticista”. Entre 1971 y 1975 abandonó la militancia sindical directa para animar un grupo de debate, y escribió Entre el fraude y la esperanza (Ruedo Ibérico, París, 1972), con el seudónimo de Julio Sanz Oller. Su testimonio sobre los debates dentro de comisiones los contó con vehemencia en Luchas internas en Comisiones Obreras (Bruguera, Barcelona, 1977). Situado finalmente en una línea anarcosindicalista, ingresa en la CNT, creando la sección sindical de Bruguera, editorial que en aquellos tiempos dio cabida a una extensa bibliografía libertaria. En 1979 fue expulsado de la CNT con la corriente que compondrá la actual CGT. Esto es al menos lo que yo sé, pero posiblemente existan amistades que puedan rectificar o añadir algunas cosas, por ejemplo, su relación con la obra de Rosa Luxemburgo que por aquellas fechas solamente se podía hacer en francés, inglés alemán.
Comenzamos hablando de la dispersión de la obra de Rosa Luxemburgo, dispersión fue motivada, entre otras cosas. obviamente por la derrota, por el “natural” desinterés del SPD, por las sucesivas polémicas en el seno del Partido Comunista alemán del que fuera fundadora y dentro del cual alimentó una cierta corriente como lo haría en Polonia…
A todo esto le siguió, desde la segunda mitad de los años veinte, el proceso de estalinización y de rusificación que, entre otras cosas, significó el apartamiento de los antiguos espartaquistas de los puestos de responsabilidad. Pero el efecto más nocivo sería que dicho ascenso tienen como consecuencia la instauración de la escolástica “marxista-leninista” de la que la cúspide burocrática sería dueña. A pesar de las recomendaciones expresas de Lenin, sus libros desaparecieron de la URSS. Durante décadas, su nombre apareció en algún lugar público o edificio, pero sus obras no se encontraban por ninguna parte y no fue hasta 1970 puede contarse con una edición bastante completa de sus escritos y discursos.
Quedamos en que Rosa Luxemburgo ha sido uno de los autores más desconocidos, traicionados y deformados del marxismo.
Desconocido: porque fue y siguió siendo una herética, aunque conste que no para los bolcheviques que debatieron con ella como ella con ellos…Traicionado por la socialdemocracia de izquierda que se llenaba la boca con su referencia pero que en realidad la trataban como un referente ennoblecedor…Deformada como resulta más que evidente en el caso de Heleno Saña en su lamentable libro sobre la historia de la Internacional Comunista, editado por Zero-ZYX a mitad de los años setenta. Su lógica era enfrentar los criterios luxemburguista al comunismo como un todo, sin diferenciar ni matizar en lo justo procesos históricos muy diferentes.
Olvidando cosas tan obvias como que Rosa Luxemburgo fue, durante toda su vida, una militante de partido y de la internacional. Lo fue además por partida doble, en Polonia y en Alemania, tanto socialdemócrata como comunista y cuando digo partidos con todos sus tumultos y riesgos, sin miedo a decir su verdad ni a debatir sus concepciones con otras expresiones; de hecho, el mayor nervio de su obra deriva de las polémicas con otros líderes y teóricos. En aquella época, en la socialdemocracia coexistían corrientes muy diversas, y en algunos países como Francia, los anarquistas podían militar como corriente organizada. No fue muy diferente lo que sucedió en los cuatro primeros congreso de la Internacional Comunista. No eran los títulos lo que la definían. Lenin y Trotsky (también Martov), formaron parte tanto de la izquierda socialista como de la minoría internacionalista, y las actuaciones de Rosa y Karl Liebknecht fueron ejemplos ampliamente utilizados por los marxistas rusos.
Sus peros y críticas (a la revolución rusa son de orden digamos “interno”. Dentro del entusiasmo y la admiración de haber “osado”, por romper el primer eslabón de la cadena imperialista, ¿por qué no se suelen citar los elogios?. Resulta aberrante que se tenga que recordar que la denuncia hacia la socialdemocracia alemana, principal culpable en dejar aislada una revolución que trataba de saltar por encima de su propia sombra, el atraso secular agravado por las guerras. No se trataba simplemente de pautas y programas, sino de situaciones gigantescas.
También conviene recordar que, cuando llegó la hora de la verdad, de la revolución, la organización la tenían los socialpatriotas, en tanto que Rosa y Karl contaban con un principio de partido, suficiente para asustar a los poderes establecidos pero insuficiente para ganar la partida…También hay que recordar que el espartaquista fue el primer partido comunista alemán, y que Rosa, Karl y Leo, murieron como comunistas.
Anotemos también que el PC alemán fue durante mucho tiempo el partido de los tres L (Luxemburgo, Liebknecht, Lenin), y que en los hechos, el partido socialista que lideraba Leo Jogiches, era orgánicamente tan o más estricto que el bolchevismo. No en vano se desarrolla en circunstancias muy diferentes a la de aquel partido de masas abierto que fue el socialdemócrata alemán de los tiempos de Bebel y Wilhem Liebknecht…
No tiene razón Alain Gullerm cuando afirma que “las críticas dirigidas a Bernstein y Kautsky podrían en realidad aplicarse a Lenin, a quien no se puede calificar, conforme los conceptos luxemburguistas, sino como un socialdemócrata de izquierda. Téngase en cuenta a este respecto la profunda identidad de Lenin con la concepción de Kautsky de la conciencia de clase. Esta tesis, la oposición Luxemburgo-Lenin (con sus “causas” políticas, filosóficas y sociológicas), es central para cualquier comprensión de Rosa” (1). Para establecer esta oposición, Gullerm ofrece una descripción del “leninismo” según la cual: “…El partido no es la conciencia de clase, ni se convierte en partido de la noche a la mañana, y su mandato como instrumento de la lucha de clases nunca es definitivo. Por eso, la constitución de un partido comunista no puede ser decretado por algunos intelectuales (sea esta constitución a priori, en base a un programa radical abstracto, o producida después de una división prematura); la constitución del PC no puede ser sino el resultado de un proceso de maduración de las masas y de sus organizaciones, con todas sus carencias”. Esta “foto” corresponde a la fase inicial, pero en absoluto a la que sigue a febrero de 1917.
Anotemos algunas consideraciones al vuelo más.
Primero, las críticas de Rosa nunca amalgaman a Kautsky con Bernstein, ni mucho menos, guste o no hay diferencias importantes entre ellos, incluso las habrá entre Bernstein y los socialpatriotas Segundo, las críticas luxemburguistas a Bernstein formaban parte del acervo general de la izquierda socialdemócrata. Tercero, las propuestas leninistas en contra del menchevismo respondían –al menos en un primer momento- a las exigencias de la lucha clandestina, e insisto: no eran muy diferentes a los aplicados por Jogiches en Polonia. Tercero, el esquema de la conciencia “externa” que el Lenin de 1903 toma de Kautsky, no se corresponden a las concepciones que desarrollará desde abril de 1917, cuando insiste una y otra vez en que las masas estaban por delante del partido…Cuarto, las premoniciones de Trotsky sobre el “sustituismo” se verificaría en la práctica, pero no tanto por la dinámica interna del partido bolchevique cuya historia se podía decir que es la historia de sus continuos debates, sino por la lógica interna del aislamiento y abismal atraso producido especialmente por la guerra civil. Cierto: una vez aclarado esto se podría añadir que las medidas impuestas por el IX Congreso, resultaron un grave error que contribuyó a reforzar sus tendencias burocráticas, e insito: sí se olvidan las “circunstancias”, no se podrá entender nada.
Esto repitiendo generalidades en contraste con otras que me parecen desacertadas. Pero el objetivo primordial de esta pequeña colección de notas, es ayudar a la introducción del conocimiento de Rosa Luxemburgo, y antes que hacerlo una lectura directa de una obra que no constituye un “todo acabado” ni mucho menos. Rosa vivió más que escribió, y no tiempo ni lugar para ordenar sus decenas de artículos, panfletos, ensayos, discursos, en su mayoría en forma de colaboraciones en los distintos órganos socialdemócratas de la época. Escribió en periódicos socialistas polacos, alemanes, franceses, rusos, italianos. Existen algunas ediciones de Obras escogidas (yo tengo la de Pluma, Bogotá, 1976) traducción de la edición norteamericana preparada por Mary Alice Walters que en la época era una de las mujeres más destacados del Socialist Worker Party ante de su lamentable deriva. En ella se incluye uno de los trabajos más perspicaces de Rosa Estancamiento y progreso del marxismo, Otras obras escogidas editadas de Rosa se llevaron a cabo en las siguientes editoriales: Ayuso, Grijalbo y Maspero (este último en francés).
De ahí que sea inexcusable una buena introducción biográfica, y la importancia de recuperar trabajos como los mencionados en el apartado anterior, e insisto: sí se pudieran reeditar algunas de sus grandes biografías –en especial la de J.P. Netl- sería algo magnífico. Lo último que se ha editado es lo de Maria Seideman, Rosa Luxemburgo y Leo Jogiches, que es un libro sin demasiado calado. También podría ser una buena idea hacer una edición del “Extraordinario” de “Materiales”, la revista que dirigió Manuel Sacristán, y en la que se incluyen trabajos de algunos de los “luxemburguianos” más importantes: Georges Haupt, Michael Löwy, Norman Geras, Gilbert Badia, Lelio Basso, con una indispensable “Guía para la lectura”, por María-José Aubet…
Hasta el momento, no contamos con ninguna edición de sus obras completas, ni tan siquiera de una edición seria de sus obras escogidas. Existen diversas traducciones de varios de sus ensayos y artículos, todos ellos, como se ha dicho, escasa o insuficientemente introducidos y contextuadlos, y en su mayoría extraídos de ediciones francesas. Así pues, un listado de sus obras traducidas entre nosotros demuestra el impulso meritorio pero parcial de estas ediciones. También demuestra nuestra penuria al no contar tan siquiera con una fundación o instituto que haya trabajado en la difusión de la vida y la obra, siendo lo más propio los artículos breves, o sea que no hemos sobrepasado el estado de divulgación primaria que ya se alcanzó durante la República. Ya me referido ¿Reforma social o revolución? (1899) que aquí se ofreció en Fontamara sin interrogantes. Se trata de la traducción de Juan A. Areste que incluye además tres artículos inéditos: “Discurso sobre la táctica” (Stuttgart, 1898), “Las gafas inglesas” y “Libertad de la crítica y de la ciencia”, todos ellos relacionados con la lucha de contra el revisionismo. También se ha hablado de Huelga de masas, partido y sindicatos (1906), sobre la que servidor tiene memoria de una pequeña edición de Siglo XXI que fue una “locura” de ventas en el “Stand” de Sant Jordi de nuestra Asociación de Vecinos con la particularidad de ser un libro que apoyábamos todos los componentes de la entidad (psuqueros, ácratas, ligas). Anotemos que ambos títulos cuentan con una encomiable reedición en la colección “Clásicos del marxismo” de la Fundación Federico Engels.
Más lejos quedan sus escritos sobre economía, en concreto su Introducción a la Economía Política (Madrid: Siglo XXI, 1974, trad. de Horacio Ciafandini), que recoge los apuntes que Rosa Luxemburgo preparó para, y a raíz de las clases que impartió en la Escuela del Partido Socialista alemán antes de la guerra mundial, y que fueron publicados después de su muerte; y la más conocida La acumulación del capital y La acumulación del capital o en qué han convertido los epígonos la teoría de Marx: una anticrítica (México: Grijalbo, 1967, trad. de Raimundo Fernández), de la que he citado la edición de Cenit María-José dice sobre ellas: “La primera de estas obras, una de las más conocidas de Rosa Luxemburgo, constituye también Uno de sus escritos más polémicos, al ser uno de los primeros intentos de explicar el entonces (1913) nuevo fenómeno del imperialismo en base al desarrollo de los esquemas inacabados o bosquejos tan sólo por Marx. A sus críticos y `epígonos´ contesta a Rosa Luxemburg con el segundo de estos textos, conocido también como La anticrítica, que viene a ser tanto n intento de popularizar y divulgar los temas tratados en La acumulación como una matización importante a la misma. Ambas lecturas son pues, necesariamente complementas que Gustau Muñoz”.
Hay que citar también la antología Escritos políticos (Barcelona, Grijalbo, 1977, intr. y trad. De Gustau Muñoz), que desconozco por lo cual citó también a María-José que dice de ella: “Es la antología de textos más completa con que contamos hasta el momento, en una excelente traducción de G. Muñoz. A señalar, no obstante, que se echa en falta una debida presentación y contextualización de los diversos textos seleccionados. Estos no Vienen publicados por orden cronológico, por lo que puede llevar al lector muy fácilmente a confusión, puesto que, como Ocurre con todo pensador y político, el contexto histórico y político, el lugar y la fecha, y las motivaciones que llevaron a la autora a escribir esos artículos y ensayos en la forma en que lo hizo, son factores absolutamente determinantes”
La Antología comprende: 1) Militarismo, guerra y clase obrera (1914);2) La crisis de la Socialdemocracia (el folleto de Junius) (1915) (2) Tesis sobre las tareas de la Socialdemocracia Internacional (1915); 3) ¿Qué quiere la Liga Espartaco? (diciembre de 1918). Nuestro programa y la situación política. (Discurso pronunciado en el Congreso de fundación del KPD.Spartakusbund) (Diciembre de 1918); 4) El orden reina en Berlín (15 de enero de 1919, su último escrito); 5) En memoria del partido “Proletariado” (1903); 6) Problemas de organización de la socialdemocracia rusa (1904); 7) La revolución rusa (escrito en otoño de 1918 y publicado en 1922); 8) Fragmento sobre la guerra, la cuestión nacional y la revolución (probablemente en enero de 1918).
La propia María-José aubet realizó otra antología que tituló El pensamiento de Rosa Luxemburgo (Barcelona, Serbal, 1983), un libro al que tengo una grana aprecio y que me ha “desaparecido” de manera que no he podido actualizar su lectura. María-José ya antes había publicado un ensayo sobre Rosa Luxemburgo y la cuestión nacional (Barcelona, Anagrama, 1977), tema sobre el que ha vuelto a actualizar en una edición para El Viejo Topo.
Existen diversas ediciones de Textos sobre la cuestión nacional (Madrid: Ed. de la Torre, 1977, trad. de Manuel P. Izquierdo) Según María-José Aubet ”es la primera Versión Castellana de partes importantes de su obra polaca sobre la cuestión nacional. Incluye, además de los fragmentos ya citados, un artículo inédito: La acrobacia programática de los ‘socialpatriotas (1902)”. Dice también que la misma editorial “prepara una segunda edición corregida y ampliada, de próxima aparición Parte de estos textos y otros nuevos han sido recientemente publicados en versión catalana con el título de Els marxistes i la qüestió nacional Edicions de La Magrana. Barcelona, 1978. Se trata, en realidad, de una traducción de la obra ya mencionada de G. Haupt, M. Löwy, C. Weill, Les marxistes et la qüestió national (Maspero, 1975.)”, obra –esta última- que fue editada en castellano por Fontamara, y de la que Revolta Global prepara una reedición en su colección Crítica alternativa en cuyo último número, Las razones de Octubre. La revolución soviética y el siglo XX, contiene el trabajo de Michael Löwy: La revolución rusa y la cuestión nacional: Lenin contra Stalin, que recomiendo especialmente a los amigos que dicen rechazar por igual al nacionalismo sin Estado que al nacionalismo con Estado (que no lo necesita porque ya lo tiene, solo necesita conservarlo).
Igualmente existen diversas ediciones de sus escritos sobre la revolución rusa (empezando por la de Castellote de 1975, y por la de Anagrama)…Rosa Luxemburgo está igualmente presente en numerosas antologías de textos marxistas sobre los asuntos más diversos, por supuesto sobre la cuestión nacional pero también sobre la religión y el anticleralicalismo…También cabría hablar de la edición de parte de su correspondencia, como Cartas de la prisión (Buenos Aires, Papeles Políticos, 1974), que recoge sus cartas a Sonia Liebknecht; las Cartas de amor a Leo Jogiches (Buenos Aires, La Flor Blindada, 1973), y finalmente Cartas a Karl y Luisa Kautsky (Barcelona, Galba, 1975)…
Podríamos hablar también de la película que le dedicó Margarethe von Trotta en 1985 y que dieron en TV2 a medianoche en VOSE, y de la que algunos colectivos hicieron copias para difundir. Que yo sepa no existe ninguna edición en DVD ni por la mula. Habría que revisarla, y sin duda podría servir como material para el debate a pesar de su larga duración, pero la verdad es que a mi me pareció muy “teutónica”, quería abarcar demasiado…
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