Por Olga Borobio.
Corresponsal Berlín,
Corresponsal Berlín,
Un bar-restaurante abierto en julio pasado en Berlín generó polémica al rememorar a la policía política y los servicios secretos de la Stasi, como se conocía al Ministerio de Seguridad de la República Democrática de Alemania (RDA).La Stasi tenía como labor central espiar y reprimir a los alemanes orientales para evitar que se gestara oposición o que surgieran críticas contra el régimen.Pasó a la historia por los abusos y el espionaje al que sometió a los ciudadanos para tenerlos bajo el control férreo de la dictadura socialista de la RDA en los años de la Guerra Fría, y que terminó con la caída del Muro de Berlín, en 1989.Después de la unificación alemana, el gobierno estableció un amplio equipo de trabajo para revisar los millones de actas con los datos recabados por decenas de miles de espías oficiales e informantes sobre los ciudadanos germanorientales."Punto de encuentro para la conspiración: la empresa", así se llama el nuevo bar-restaurante dedicado a la Stasi y ubicado en la calle Normannen, en el barrio de Lichtenberg, en el lado oriental de la capital alemana, a unos metros donde estaban las oficinas del Ministerio de Seguridad.Todo está pensado al detalle en este local, que resucita con naturalidad pasmosa un controvertido capítulo de la historia alemana.El nombre hace referencia a cómo se conocía entre los ciudadanos el Ministerio de Seguridad que dirigía los servicios secretos: "la empresa". Y cada detalle decorativo hace referencia a algún aspecto de la época.El bar se promociona con un lema que hace referencia a la Stasi: "si usted no viene a nosotros, nosotros iremos a usted"Sobre un plato de porcelana colgado de la pared puede leerse el lema "Juntos para la protección del poder de los trabajadores y agricultores" y una bandera de la RDA está colocada tras la barra.No faltan una cámara secreta y una pequeña urna funeraria con las iniciales del presidente Erich Honecker, el último mandatario de la RDA.En el lugar sólo se sirven bebidas y platos tradicionales del este europeo y aquellos que traigan un carnet de IM, como se conocía a los "informadores" que realizaban labores de espionaje a sus vecinos, amigos o familiares para la Stasi, tienen descuentos.El nuevo bar, ideado por dos berlineses, uno oriental y otro occidental, quiere atraer a miles de turistas, especialmente el año próximo, cuando se conmemorará el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín.Pero el proyecto no ha sido bien recibido por todos en la capital alemana: la idea y su localización -cerca del Ministerio de Defensa de la RDA- ha provocado la indignación de organizaciones de víctimas de los servicios secretos.Theodor Mittrup, de la Unión de Asociaciones de Víctimas del Régimen Comunista -situada en la antigua central del jefe de los servicios secretos, Erich Mielke- denunció que en el bar-restaurante se menciona a la Stasi como algo "inofensivo".A los que fueron detenidos por los servicios secretos no les causará ninguna gracia el recuerdo de esa autoridad represiva, aseveró."Las víctimas de la Stasi no recibieron tanta atención como esta inauguración", se quejó Mittrup, quien denunció también la naturalidad con la que se trata cada vez más el pasado de la RDA.Como "falta de sensibilidad" calificó el hecho, el director del Monumento a las Víctimas de la Stasi en Berlín-Hohenschönhausen, Hubertus Knabe."Las fallas de la política son evidentes, las víctimas de la dictadura del SED -el partido único que gobernaba la RDA- necesitan una protección legal a la burla", aseveró.Los dueños del bar, Wilfried Grau y Wolfgang Schmelz, no comparten las críticas. Gau, de 60 años y quien procede de la antigua RDA, afirma que no se trata de una broma, sino de un proyecto con "rigor satírico" y aseguró que nunca fue un colaborador de la Stasi.Gau no quiere glorificar a la Stasi, pero consideró que la historia la criminalizó injustamente, ya que "al final se convirtió en un servicio secreto como el BND (de la República Federal de Alemania) o el Mossad (de Israel)".Su socio Schmelz, de Alemania Occidental, se centra en el aspecto económico del nuevo proyecto."No se trata de un punto de encuentro de la Stasi, aquí viene gente normal del vecindario a beber una cerveza y hablar normalmente de mujeres y fútbol", explicó el hombre de 53 años."Hemos pensado en enriquecer la oferta turística", afirmaron los dueños del bars-restaurante, que se conocen de hace años cuando trabajaban juntos en un Call-Center.Los turistas que llegan a Berlín buscan "tocar" la antigua división entre Este y Oeste, pero el Muro casi ha desaparecido ya y desde hace años muchos hacen negocio rememorando a la antigua RDA.Vendiendo uniformes u objetos de la época cerca del famoso punto de control Checkpoint Charlie, alojando a los turistas en el hotel "Ostel", con cuadros de Honecker o muebles de la época, o con excursiones en los famosos coches de fabricación oriental, los "Trabis".Pero historiadores como el profesor Klaus Schroeder, de la Univerdad Libre de Berlín, se muestran críticos."El bar de la Stasi se enmarca en un clima en el que la RDA se entiende sólo como broma o diversión", indicó Schroeder, quien agregó que "sólo faltaría que los neonazis copiaran la idea de crear un bar".
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