GORKA LARRUMBIDE
EL LIBRO
Título:
La Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi (1936-39).
Autor: Juan Pardo San Gil .
Edita: Museo Naval de Donostia-San Sebastián.
Número de páginas: 286.
Proyecto, dirección y coordinación: Soco Romano y J.M. Unsain.
DV. Diez años después de que el Museo Naval de la Diputación Foral de Gipuzkoa publicara -a raíz de una exposición-, el libro La Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi (1936-39), acrecentado ahora por los intentos de localización del bou Nabarra y el gran interés que suscitó entre los lectores, Juan Pardo San Gil reedita este capítulo histórico con nuevos datos y hallazgos que ha ido recabado a lo largo de estos años.
Conviene saber que esta Marina de Guerra fue una de las unidades militares más peculiares, curiosas y peor conocidas de las que tomaron parte en la Guerra Civil y que «no fue creada por el Gobierno Republicano, sino por el propio Gobierno Vasco». «Su objetivo, ayudar a la marina republicana en sus operaciones en el Cantábrico, ya que su flota principal se asentaba en el Mediterráneo. Entre sus labores destacaba la protección de la actividad pesquera y el tráfico mercante en aguas costeras, así como el mantener libres de minas y obstáculos el acceso a todos los puertos vascos». Pero no fue tarea sencilla. Para crear esta marina hubo que atender a nuevas realidades. «Esta actividad se desarrolló convirtiendo a más de medio centenar de embarcaciones pesqueras, que procedían en su mayoría de la flota de Pasajes, en unidades militares. Las embarcaciones más robustas, las de mayor tamaño, fueron artilladas y utilizadas en los servicios de escolta y protección, las embarcaciones menores se dotaron de unas rastras para la limpieza de minas, y las más pequeñas, para la vigilancia costera nocturna y labores portuarias», apuntó. «Cabe recordar que el personal era totalmente voluntario, que procedía de la marina pesquera y la marina mercante. No tenían experiencia militar, por lo que el que desarrollaran su función, más allá incluso de los objetivos previstos, fue sorprendente», indicó.
Para este nueva edición se ha revisado el texto y se ha añadido nueva información. La apertura de los archivos soviéticos tras la desaparición de la URSS y el contacto con nuevos supervivientes han servido como revulsivo para reestructurar esta edición.
«En estos diez años han pasado muchas cosas. La más satisfactoria, al calor de la exposición que se organizó en 1998-1999 en el Museo Naval, el conocer a nuevos supervivientes, a sus familiares, unidos por la asociación Matxitxako en un intento por mantener vivo su recuerdo. Entonces fui hilando pequeños cabos sueltos, hablé con nuevos supervivientes, que han aportado información a esta reedición. Por otro lado, con la desaparición de la antigua Unión Soviética se abrieron los archivos históricos de la URSS, facilitando la aparición de trabajos relacionados con la Guerra Civil. Algunos de ellos forman parte ya de esta versión actualizada», manifestó.
Ochenta años a flote
Pero para el escritor, una de las averiguaciones más sorprendentes realizadas en estos años ha sido el descubrimiento de una de las embarcaciones que sirvió en la Marina de Guerra Auxiliar y que todavía sigue en activo. «Fue una embarcación que sirvió a la Consejería de Industria del Gobierno Vasco durante la guerra, pero con una historia peculiar. Lo construyeron en Alemania y fue vendido al Marqués de Cubas en 1935, matriculándolo en San Sebastián para marchar a Bilbao en la evacuación de Gipuzkoa. Devuelto a su armador en 1939, fue adquirido por la Marina que lo destinó a yate del general Franco (1946-1949) con el nombre de Azor. Se utilizó como guardacostas y fue dado de baja en 1982. Hoy sabemos que está en manos de un holandés, después de ochenta años a flote», concluyó.
Comentarios
Publicar un comentario