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ANTES ERAN FEOS, HOY LOS MUEBLES COMUNISTAS SE PAGAN A PRECIO DE ORO

Muchos alemanes del Oeste suelen recordar el día de la caída del muro también como la aparición en su parte de ciudad de gente 'vestida en modo raro', que conducía 'coches de diseño curioso' y llevaba peinados que nada tenían a que ver con la moda impuesta en el mundo occidental por Estados Unidos.
Y es que la Guerra Fría se había combatido también a golpes de diseño. En el bloque soviético no estaban permitidos objetos procedentes del bloque aliado. Los muebles, coches y productos alimentarios eran distintos a un lado y otro del muro.
Durante muchos años, para los occidentales de Alemania, 'Este' fue sinónimo de 'feo'. Era sólo cuestión de tiempo antes de que la moda rescatara el diseño de la época. Ahora los muebles 'comunistas' se pagan a precio de oro en las tiendas de muebles de segunda mano. Mientras, la crema Florena, el detergente Spee o la cerveza Radeberger vuelven a ocupar los estantes de los supermercados. Y los coches Trabant son de lo más cool que uno puede llegar a poseer. Son los jóvenes alternativos que las compran, en signo de reivindicación de identidad. Y también los mayores, que buscan volver un poco al pasado.
Los locales que se especializan en fiestas 'ostálgicas' se multiplican en el Berlín oriental, especialmente en los barrios estudiantiles y alternativos como Prenzlauer Berg o Friederichshain. Los 'ossies', los del este, son los protagonistas de estas fiestas en las que se pincha música de la RDA, se bebe Club-Cola y se fuman cigarrillos sin filtro de la marca Caro.
La tendencia ha contagiado también a los extranjeros y a los turistas, que hacen colas para comprarse camisetas con la enseña del semáforo de la RDA (también era distinta), miniaturas de la torre de la televisión o tapicerías de colores naranja y verde típicas del Este.
Cuando en 2003 la película 'Good Bye Lenin' ganó el premio de mejor filme europeo en la Feria Internacional del Cine, este fenómeno nostálgico estaba a punto de explotar. La historia se adapta a la perfección: se abre en 1989, con imágenes de justo antes la caída del muro, y sigue las aventuras de una familia que tiene dificultades de un día para otro en adaptarse a la economía capitalista. Los comunistas están retratados con cariño. El tono general de la historia es cómico. Así de ligera es también la 'Ostálgia', como se la toman los jóvenes Berlineses y los extranjeros.

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En el Ostel, un hotel de 33 habitaciones situado en Berlín oeste, se ha recreado enteramente la atmósfera de los años ’70. "Un ambiente como éste ya no existe en el territorio de la ex RDA; la gente tiró todo a la basura. Todo tenía que ser nuevo, occidental, Ikea", explica Guido Sand, uno de los dueños, "toda la cultura inmobiliaria de la Alemania comunista se fue a la basura, es increíblemente difícil recrear un ambiente así", comenta.
Por 40 euros se puede dormir en la Suite STASI, nombrada así en recuerdo de la policía secreta de la RDA y que según los dueños tiene auténticos muebles franceses que pertenecían al privilegiado servicio. En el verano, en el jardín del hotel se pueden tomar los tragos políticamente correctos de la RDA: el Sputnik, el Sultaneta Cubana, Havanapunsch y bailar la música rock socialista.
Los lugares alternativos que se remontan a ésta época han llamado la atención de los vips de todo el mundo: nada menos que Madonna decidió hacer el año pasado su fiesta en el Kaffee Burger, un bar de la Torstrasse conocido en Berlín por sus noches de disco rusa.
Asimismo, el CCCP un pequeño bar 'comunist chic', en una definición de la prensa local, es un paradero muy cool para las madrugadas de fiesta. Mientras, las maquinarias que recuerdan la carrera espacial, otro tópico de la Guerra Fría, son los muebles de un popular club del barrio de Friderichsen, el Astro Bar.

Nick Ash
Los amantes de la mezcla cultural pueden escuchar música blues los sábados en las espectaculares arquitecturas del Kaffee Moskau, situado en la majestuosa Karl Marx Alee (el eje ideal que tenía que conectar Berlín a Moscú), justo enfrente del Cine Internacional, cuyo café es otro maravilloso 'must' para los 'ostálgicos'.
El debate político que subyace a esta tendencia es menos ligero. "Hace casi 20 años que ha caído el muro de Berlín, pero un muro ideal sigue existiendo en las cabezas de los alemanes", comenta Agnes A., alemana del Este, y profesora en la Volckhocschule (escuela popular), "la 'ostálgia' tiene una gran parte de nostalgia social. Lo que echamos de menos en el Este es la seguridad laboral, los estrechos vínculos sociales en un sistema en el que uno dependía mucho más del vecino", concluye.
Es este lado de la 'ostálgia' él que más irrita a víctimas y opositores del régimen comunista. Alemania Oriental era un lugar en el que cohabitaban excelentes estructuras sociales (de los kindergaarten a las casas para mayores), con una represión feroz y despiadada de la oposición. Es la historia menos cómica de otra película de enorme éxito 'La vida de los otros', ganadora del Oscar como Mejor Película Extranjera en 2006.
Algunas de las cárceles de la Stasi, como la de Berlin Hohenschönhausen, en las que estaban encerrados los prisioneros políticos, son ahora lugares de la memoria, para que esta página oscura (es cierto, una entre muchas) de la historia de Alemania no caiga en el olvido. Ex prisioneros hacen de guías para los visitantes y lamentan que la mayoría de ellos vienen del Oeste. Uno de ellos, Jürgen Breitbarth, denuncia que hoy se tiende a idealizar la RDA como un sitio en él que no había desempleo y en el que las personas tenían más solidaridad unas hacia otras". Sin embargo, ésta sólo es la cara buena de una dictadura despiadada, "es como quienes dicen que Hitler había construido autopistas maravillosas", comenta Breithbart.
Los jóvenes que frecuentan bares como los mencionados antes no lo hacen como toma de posición en este delicado debate. En el lente deformador de la moda todo es lícito, también ir a una fiesta en el Kaffee Burger disfrazados de Adolf Hitler. Sin embargo, en Alemania las palabras se miden al milímetro y a algunos mayores podrían causarles escalofríos escuchar hablar de la 'Ostálgia'.

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