El último automóvil de la era yugoslava, el Yugo -conocido por su falta de confiabilidad, su mal diseño y sus deficientes terminaciones- dejó de ser fabricado en Serbia, casi dos décadas después de la desintegración de Yugoslavia.
Zastava, la fábrica automotriz en la localidad de Kragujevac, en el centro de Serbia, desde el viernes último ya no existe. La italiana Fiat, tras millonarias inversiones, fabricará en sus instalaciones un nuevo modelo de vehículo pequeño. Creada en 1953 en un país en pleno proceso de recuperación económica tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial, Zastava buscaba demostrar que la Yugoslavia socialista estaba también en condiciones de fabricar un vehículo propio. Desde entonces, se fabricaron 4.300.000 vehículos, aunque la variedad de modelos fue bastante escasa, ya que sólo se ensamblaron el Zastava 750, más tarde el 128 y el prestigioso 1300 (basados todos ellos en modelos Fiat), el Zastava 101 de fabricación independiente, el Yugo y finalmente el relativamente espacioso modelo Florida. El último Zastava fabricado fue un 101, un auto que sufrió sólo un par de pequeñas variaciones cosméticas desde que salió a la venta en 1971. El último Yugo en abandonar la línea de producción lo hizo el jueves. El Yugo, una especie de auto-cajón de dos puertas, ya tenía un diseño antiguo cuando fue presentado hace tres décadas. El Zastava 101 al menos venía con cuatro puertas, aunque en líneas generales tenía las mismas características de los demás modelos. Cualquiera fuese el auto, todos tenían problemas de pérdida de potencia a los pocos miles de kilómetros de rodaje, y la caja de velocidades casi siempre tenía dificultades en hacer entrar el tercer cambio. Sus asientos por lo general venían encastrados fuera de ángulo, las puertas habitualmente cerraban mal, lo que permitía abrir el coche con cualquier llave.La pintura perdía color con el sol, el motor del parabrisas posterior tarde o temprano terminaba quemándose. Todos estos problemas, combinados con el "negocio yugoslavo del siglo", cuando en los años ochenta se vendieron miles de Yugos a Estados Unidos, sirvieron para crear un mito de estos coches; de fama o infamia dependiendo de la lente con la que se lo mirara.
A diferencia de los muchos otros coches de deficiente calidad que se fabrican en todo el mundo, el Yugo era conocido por lo que en los Estados Unidos se conoce como "mercado chatarra". De hecho, en las encuestas de opinión indefectiblemente figuraba en la lista de "los peores autos de la historia", "el peor coche de todos los tiempos", o "el peor auto del milenio". Estos son algunos de los títulos que obtuvo. Ni hablar de la cantidad de chistes que surgieron en torno al Yugo. Por ejemplo el siguiente: "¿Por qué el Yugo tiene calefacción en el vidrio trasero?". "Para que no se le congele la mano cuando deba cerrarlo". El Yugo llegó incluso hasta Hollywood de la mano de actores de la talla de Tom Hanks y Dan Aykroyd en la serie "Dragnet", o de Bruce Willis en "Duro de matar 3", y de Danny DeVito y Bette Midler en "Drowning Mona". NostalgiaPero en Yugoslavia, convertida más tarde en Serbia, el Yugo y los demás modelos que se fabricaban en Zastava eran los "autos del pueblo" por ser económicos, fáciles de reparar en cualquier esquina y transables como dinero en efectivo. "Eran coches fantásticos; económicos, confiables y con bajos costos de mantenimiento porque los repuestos además eran muy accesibles", dijo Milojka Minic, un trabajador de la planta de Zastava. "Lo conservaré hasta que me muera", dice Krsta Vukovic, un jubilado de Belgrado que pasa todos los días en los que no llueve haciéndole algún cambio o arreglo a su versión 101, modelo 1989. Quienes disponen de un poco más de dinero han convertido sus autos en un hobby. Tal es el caso de Dusko Korunovic, el presidente del Club de Fans de Zastava, cuyo Yugo dispone de una pantalla LCD en lugar de las obsoletas tablas de instrumentos que vienen de fábrica.
Pese a sus deficiencias, muchos serbios extrañarán Zastava. Para consuelo de los nostálgicos, ésta fue la crónica de una muerte anunciada, y se habría consumado mucho antes si el gobierno no hubiera inyectado millones en la altamente deficitaria planta. Después de todo, la producción pasó de casi 200.000 vehículos anuales en tiempos de las ventas a los Estados Unidos, a un par de miles durante los últimos años. Ahora, con Fiat a punto de asumir la fábrica, en el pueblo de Kragujevac se espera recuperar el esplendor de los viejos tiempos, cuando la localidad era la "perla industrial" de Serbia.
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