Para enfrentar la crisis, invertirá 586.000 millones de dólares en infraestructura
PEKIN.- Con la intención de impulsar la demanda interna y evitar una recesión como la que ya se empieza a sentir en algunas partes del mundo, el gobierno chino anunció ayer que inyectará en la economía 586.000 millones de dólares hasta fines de 2010 por medio de una serie de inversiones estatales.
Muy esperado por las grandes economías occidentales, el plan de estímulo del gigante comunista responde a la contracción de la demanda mundial de bienes manufacturados chinos -auténtico motor del crecimiento de China- debido a la crisis financiera mundial.
China, cuyo sector financiero está relativamente bien protegido, se ha visto sin embargo muy afectada por la crisis, con una clara disminución de sus exportaciones, que se ha traducido en el cierre de fábricas en el sur del país y en la destrucción de miles de empleos.
El crecimiento del país fue de un 9% en el tercer trimestre del año, el nivel más bajo en cinco años. La cifra podría ser la envidia de las grandes economías occidentales, muchas de ellas amenazadas por la recesión. Sin embargo, la tasa supone una fuerte reducción respecto del crecimiento del 11,4% durante 2007.
Pese a que Pekín aprobó un presupuesto con un superávit consolidado durante el primer semestre del año de más de 170.000 millones de dólares, el crecimiento del ingreso fiscal se está desacelerando con fuerza mientras la economía tambalea ante el impacto del colapso crediticio mundial. Esa merma en los ingresos por el pago de impuestos es un síntoma evidente de que la economía doméstica está siendo afectada. Mantener el crecimiento
Ante esa situación, las autoridades han dicho varias veces que quieren estimular el consumo interno para mantener un crecimiento fuerte. "Aunque nos veamos ante numerosas dificultades, el consumo interno se mantiene fuerte", afirmó el gobierno en un comunicado.
Los nuevos planes de gasto público incluyen la construcción de líneas de ferrocarril, autopistas, aeropuertos, un refuerzo en el sector servicios y de agricultura y una modernización de las redes de suministro eléctrico, según informó la cadena estatal CCTV. Además, se incrementará la inversión en educación y salud, según la agencia oficial Xinhua.
Sin embargo, se desconoce cuánto dinero se gastará en cada sector.
El gobierno chino anunció también ayer que ampliará una reforma de su impuesto sobre el valor agregado (IVA), que según Xinhua supondrá un ahorro de 17.600 millones de dólares para las empresas.
El plan de estímulo es la última de una serie de medidas contra la crisis financiera internacional.
El 29 de octubre, el banco central chino redujo sus principales tasas de interés por tercera vez en seis semanas para apoyar el crecimiento económico.
La medida suponía un giro en la política seguida hasta entonces, que consistía en subir progresivamente los tipos de interés para "enfriar" la economía, ante una inflación en aumento que en el primer semestre del año fue de 7,9%.
El gobierno aprobó además recientemente un plan de 293.000 millones de dólares para construir nuevas líneas de ferrocarril de aquí hasta 2020.
Tras la crisis asiática de 1997, Pekín aplicó una política similar hasta 2004, al emitir un importante volumen de bonos del tesoro y al aumentar las inversiones públicas en obras de infraestructura en todo el país. Sin embargo, los analistas consideran que la situación económica a la que se tiene que enfrentar China hoy es mucho más grave.
En 1998, año en el que estalló aquella crisis, los más afectados fueron algunos países asiáticos, entre ellos varios rivales de China. Pero esta vez se trata de mercados de exportación para Pekín, como Estados Unidos y Europa. Se suma el desafío político para el gobernante Partido Comunista que es mantener sus capacidades de brindar empleo y bienestar económico para que su legitimidad no se vea cuestionada por la población.
Agencias Reuters, AFP y ANSA
PEKIN.- Con la intención de impulsar la demanda interna y evitar una recesión como la que ya se empieza a sentir en algunas partes del mundo, el gobierno chino anunció ayer que inyectará en la economía 586.000 millones de dólares hasta fines de 2010 por medio de una serie de inversiones estatales.
Muy esperado por las grandes economías occidentales, el plan de estímulo del gigante comunista responde a la contracción de la demanda mundial de bienes manufacturados chinos -auténtico motor del crecimiento de China- debido a la crisis financiera mundial.
China, cuyo sector financiero está relativamente bien protegido, se ha visto sin embargo muy afectada por la crisis, con una clara disminución de sus exportaciones, que se ha traducido en el cierre de fábricas en el sur del país y en la destrucción de miles de empleos.
El crecimiento del país fue de un 9% en el tercer trimestre del año, el nivel más bajo en cinco años. La cifra podría ser la envidia de las grandes economías occidentales, muchas de ellas amenazadas por la recesión. Sin embargo, la tasa supone una fuerte reducción respecto del crecimiento del 11,4% durante 2007.
Pese a que Pekín aprobó un presupuesto con un superávit consolidado durante el primer semestre del año de más de 170.000 millones de dólares, el crecimiento del ingreso fiscal se está desacelerando con fuerza mientras la economía tambalea ante el impacto del colapso crediticio mundial. Esa merma en los ingresos por el pago de impuestos es un síntoma evidente de que la economía doméstica está siendo afectada. Mantener el crecimiento
Ante esa situación, las autoridades han dicho varias veces que quieren estimular el consumo interno para mantener un crecimiento fuerte. "Aunque nos veamos ante numerosas dificultades, el consumo interno se mantiene fuerte", afirmó el gobierno en un comunicado.
Los nuevos planes de gasto público incluyen la construcción de líneas de ferrocarril, autopistas, aeropuertos, un refuerzo en el sector servicios y de agricultura y una modernización de las redes de suministro eléctrico, según informó la cadena estatal CCTV. Además, se incrementará la inversión en educación y salud, según la agencia oficial Xinhua.
Sin embargo, se desconoce cuánto dinero se gastará en cada sector.
El gobierno chino anunció también ayer que ampliará una reforma de su impuesto sobre el valor agregado (IVA), que según Xinhua supondrá un ahorro de 17.600 millones de dólares para las empresas.
El plan de estímulo es la última de una serie de medidas contra la crisis financiera internacional.
El 29 de octubre, el banco central chino redujo sus principales tasas de interés por tercera vez en seis semanas para apoyar el crecimiento económico.
La medida suponía un giro en la política seguida hasta entonces, que consistía en subir progresivamente los tipos de interés para "enfriar" la economía, ante una inflación en aumento que en el primer semestre del año fue de 7,9%.
El gobierno aprobó además recientemente un plan de 293.000 millones de dólares para construir nuevas líneas de ferrocarril de aquí hasta 2020.
Tras la crisis asiática de 1997, Pekín aplicó una política similar hasta 2004, al emitir un importante volumen de bonos del tesoro y al aumentar las inversiones públicas en obras de infraestructura en todo el país. Sin embargo, los analistas consideran que la situación económica a la que se tiene que enfrentar China hoy es mucho más grave.
En 1998, año en el que estalló aquella crisis, los más afectados fueron algunos países asiáticos, entre ellos varios rivales de China. Pero esta vez se trata de mercados de exportación para Pekín, como Estados Unidos y Europa. Se suma el desafío político para el gobernante Partido Comunista que es mantener sus capacidades de brindar empleo y bienestar económico para que su legitimidad no se vea cuestionada por la población.
Agencias Reuters, AFP y ANSA
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