El periodista alemán, de viaje por la URSS en 1926, recorrió con agudeza miles de kilómetros de inmensidad soviética.
Joseph Roth es uno de los representantes por excelencia del grupo de escritores en alemán que nacieron en el Imperio Austrohúngaro y lo vieron desaparecer, aunque el más reconocido sea Stefan Zweig. Roth nació en Brody (Galitzia Oriental) en 1894, estudió filología alemana en Viena y se trasladó luego a Berlín. Allí escribiría las celebérrimas Crónicas berlinesas, artículos acerca de la capital alemana.
No obstante, es más conocido por sus novelas: Hotel Savoy, La Cripta de los Capuchinos y La leyenda del santo bebedor, por ejemplo. Roth murió pobre y solo en París, en 1939. El desastre que se avecinaba estaba en el aire, pero él se lo ahorró.
Este acierto editorial de Minúscula, que no para de publicar obras maestras, se compone de los artículos periodísticos que Roth escribió cuando el periódico Frankfurter Zeitung lo envió de viaje a la Unión Soviética.
Contiene dieciocho artículos más otros tres textos finales. El primer artículo se intitula “Los emigrantes zaristas” y se publicó el 14 de septiembre de 1926; el último, “La escuela y la juventud”, se publicó entre el 18 y el 19 de enero de 1927.
Roth nos pone al corriente de las impresiones que acumuló a lo largo de los miles de kilómetros recorridos a través de la inmensidad soviética.
Describe los paisajes, las habitaciones, las estaciones de tren, el trato recibido, lo barata que era la vida cuando no se ponía su mejor ropa, y lo cara que se volvía cuando los comerciantes se daban cuenta de que le podían sacar algo más.
Y todo con su habitual agudeza y profundidad. No en vano es uno de los mejores narradores del siglo pasado.
De ahí que Viaje a Rusia sea más que un libro de viajes: es una maravilla literaria, amén de constituir también el testimonio del periplo que le hizo replantearse determinadas posiciones políticas.
Joseph Roth es uno de los representantes por excelencia del grupo de escritores en alemán que nacieron en el Imperio Austrohúngaro y lo vieron desaparecer, aunque el más reconocido sea Stefan Zweig. Roth nació en Brody (Galitzia Oriental) en 1894, estudió filología alemana en Viena y se trasladó luego a Berlín. Allí escribiría las celebérrimas Crónicas berlinesas, artículos acerca de la capital alemana.
No obstante, es más conocido por sus novelas: Hotel Savoy, La Cripta de los Capuchinos y La leyenda del santo bebedor, por ejemplo. Roth murió pobre y solo en París, en 1939. El desastre que se avecinaba estaba en el aire, pero él se lo ahorró.
Este acierto editorial de Minúscula, que no para de publicar obras maestras, se compone de los artículos periodísticos que Roth escribió cuando el periódico Frankfurter Zeitung lo envió de viaje a la Unión Soviética.
Contiene dieciocho artículos más otros tres textos finales. El primer artículo se intitula “Los emigrantes zaristas” y se publicó el 14 de septiembre de 1926; el último, “La escuela y la juventud”, se publicó entre el 18 y el 19 de enero de 1927.
Roth nos pone al corriente de las impresiones que acumuló a lo largo de los miles de kilómetros recorridos a través de la inmensidad soviética.
Describe los paisajes, las habitaciones, las estaciones de tren, el trato recibido, lo barata que era la vida cuando no se ponía su mejor ropa, y lo cara que se volvía cuando los comerciantes se daban cuenta de que le podían sacar algo más.
Y todo con su habitual agudeza y profundidad. No en vano es uno de los mejores narradores del siglo pasado.
De ahí que Viaje a Rusia sea más que un libro de viajes: es una maravilla literaria, amén de constituir también el testimonio del periplo que le hizo replantearse determinadas posiciones políticas.
Viaje a Rusia
Joseph Roth
Editorial Minúscula
231 páginas
Comentarios
Publicar un comentario