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Peligro de retroceso latinoamericano

LA OFENSIVA IMPERIAL GANA EN ARGENTINA Y APUNTA A VENEZUELA Y BRASILmundo obreroLa presidenta de Brasil pierde un aliado económico y político estratégico importante.
JORGE GRELA 16/12/2015

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En la segunda vuelta de las presidenciales argentinas, Mauricio Macri, candidato neoliberal, obtuvo el 51% de los votos, y Daniel Scioli, representante del sector kirchnerista logró casi el 49%.

Este resultado implica un retroceso en las expectativas de unidad continental y en la lucha por lograr una hegemonía bolivariana que suprima el concepto de “patio trasero” de los EE.UU. y que siga articulando una acción geopolítica regional propia, con organismos como CELAC, UNASUR, etc., en detrimento de otros que han sido históricamente aliados, cuando no títeres, de los intereses multinacionales y del Gran Vecino del Norte. Al mismo tiempo, al interior de la República Argentina, se desarrolla una honda preocupación respecto a derechos logrados por el pueblo argentino en la última década.

Mauricio Macri, quien tiene en pié varios procesos judiciales en su contra, se alza con la presidencia por un escaso margen merced a grandes victorias en la provincia de Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires y un muy buen papel en la provincia de Buenos Aires.

Verdad es que Macri, gran amigo ideológico de Aznar, contó con el poderoso accionar de los grandes grupos mediáticos que consiguieron instalar tres ideas centrales. Por una parte que Macri y Scioli son lo mismo, para lo cual contaron con el inestimable apoyo de la ultraizquierda; por otra la falsa percepción de que los derechos adquiridos no se tocarán finalizando con que todo cambio es bueno, sin entrar en qué hay que cambiar ni cómo. No se puede dejar de considerar por su importancia el apoyo indisimulado de parte del aparato judicial, dedicado a bloquear medidas importantes de la presidenta Cristina Fernández y a dar pábulo a supuestos casos de corrupción del entorno político y familiar de la presidenta con el consiguiente revuelo mediático. Todo agravado por un oficialismo petulante, ensimismado en discusiones internas traducidas en divisiones del peronismo que llevaron a la pérdida de importantes gobernaciones que pasaron a manos de los sectores mas retrógrados y conservadores. Esas divisiones provocaron la inacción orgánica que las bases intentaron reconducir mediante actos autoconvocados por las redes sociales y el boca a boca. 

El vicepresidente de la República Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera efectúa una lectura interesante del resultado argentino al señalar en rueda de prensa que “la victoria electoral de Macri deja tres lecciones políticas: la importancia de los liderazgos, la estabilidad económica y la profundización de los procesos revolucionarios. Sobre la primera lección, la importancia decisiva de los liderazgos, está claro que en Argentina otro habría sido el resultado si la compañera Cristina (Kirchner) fuera a las elecciones”. Según García Linera, los líderes son importantes para los procesos revolucionarios, pese a que éstos son construidos por los pueblos. Dijo que la segunda lección, es la importancia que tiene la actividad económica, para generar “estabilidad y una profundización de justicia e igualdad”. Finaliza planteando que “el continente está ante una disyuntiva, o profundizar los procesos revolucionarios desde adentro o el regreso de la derecha, sólo hay dos caminos. Argentina ha desvelado la disyuntiva”, avalando así la tesis expresada hace años por, entre otros, Patricio Echegaray, Secretario General del PC Argentino, sintetizada en la frase “Profundización o restauración derechista”.

No es el primer traspié continental. En realidad es el cuarto. Y para corroborar que la reacción neoliberal usa cualquier medio para lograr sus fines recordemos que en Honduras fue un casi típico golpe de estado desarrollado ante la hipócrita mirada del autodenominado mundo occidental y desarrollado. En Paraguay, el golpe adquirió tintes parlamentarios. El caso de Perú provoca mayor perplejidad, ya que el supuesto chavista Ollanta Humala gana las elecciones para inmediatamente plegarse a los dictados de multinacionales y del Departamento de Estado de los EE.UU.

Ahora, la ofensiva imperial apunta claramente a Venezuela y Brasil. Al primero porque el 6 de diciembre se realizarán unas cruciales elecciones. Si las fuerzas bolivarianas nucleadas en el Gran Polo Patriótico no logran una victoria clara, la opción que manejan los “halcones” de los EE.UU. de revivir la desestabilización social y política mediante renovadas y beligerantes guarimbas se verá fortalecida por la reaparición de la derecha neoliberal en Argentina. Recordemos que esos hechos de violencia provocaron destrozos en numerosos bienes estatales, escuelas y unidades médicas principalmente, y además causaron 43 muertes casi todas de partidarios del gobierno de Nicolás Maduro.

Por otra parte la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, pierde un aliado económico y político estratégico importante. Enmarcada en un cuadro de inestabilidad política, con amenazas de enjuiciamiento por corrupción, Dilma viene haciendo concesiones al neoliberalismo que le alejan de su base social. El previsible cambio de política económica del gobierno argentino dejará a Brasil sin un importante socio comercial, lo cual agudizará la situación del país carioca. De esta manera Dilma será otra vez sometida a presiones para seguir girando a posiciones neoliberales. Las multinacionales lo tienen claro, a ellas no les interesa quién gobierne siempre que se realicen las políticas que le favorezcan.

La organización de las bases sociales de los gobiernos bolivarianos o progresistas, la coordinación tanto en cada país como en la región y la claridad de objetivos estratégicos de Segunda Independencia son fundamentales. En esta tarea volverá a tener un rol protagónico el Foro de Sao Paulo, y sus Secretarías Regionales, incluyendo la Europea.

Publicado en el Nº 291 de la edición impresa de Mundo Obrero diciembre 2015

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