La noticia de que el policía que dio muerte al estudiante Benno Ohnesorg, en una manifestación de 1967, era agente de la policía secreta de la RDA, la STASI, provoca indignación en Alemania y abre nuevas interrogantes.
El 2 de junio de 1967, el Sha Reza Pahlevi de Irán se encontraba de visita en el entonces Berlín occidental, epicentro del incipiente movimiento estudiantil que arremetía contra las nuevas regulaciones universitarias, la guerra de Estados Unidos en Vietnam y las dictaduras en todo el mundo. Las manifestaciones acompañaron al Sha en su recorrido, produciéndose enfrentamientos entre estudiantes y supuestos simpatizantes iraníes, entre ellos, miembros del servicio secreto iraní.
Bildunterschrift: El Sha Reza Pahlevi (a la izquierda) realizó una recepción en el Hotel Petersberg. En el centro, su mujer, Farah Diba y el presidente alemán, Heinrich Lübke (derecha).
Violencia policial
Cuando el Sha llegó a la Ópera acompañado del entonces presidente alemán, Heinrich Lübke, la policía arremetió con violencia contra los manifestantes, provocando pánico entre la multitud que se dispersó en las calles aledañas. Benno Ohnesorg, de 26 años de edad, estudiante de germanística y romanística, fue perseguido, al igual que otros estudiantes, por policías vestidos de civil que lo detuvieron y rodearon.
De la pistola del policía Karl Heinz Kurras, que se encontraba a unos metros de distancia, salió una bala que impactó en la cabeza del estudiante, que se desplomó en el piso. La estudiante Friederike Hausmann se arrodilló colocando su bolsa de mano bajo la cabeza del herido, una escena que capturó un fotógrafo y dio la vuelta al mundo. La ambulancia tardó más de una hora y cuando llegó, Ohnesorg había muerto ya.
La policía se justificó diciendo que Kurras actuó en defensa propia, pero se corrigió después, señalando que había sido un accidente. Kurras fue acusado de homicidio por negligencia y absuelto poco después.
Bildunterschrift: Una imagen que dio la vuelta al mundo.
Un disparo que transformó Alemania
Aquel disparo transformó rápidamente la atmósfera política en la Alemania de la post-guerra poniendo en tela de juicio la credibilidad del Estado de derecho. Para el movimiento estudiantil el suceso se convirtió en la prueba de que el fascismo no había sido erradicado por completo, que seguía enquistado en el represivo y autoritario aparato estatal. Ohnesorg se convirtió en mártir del movimiento estudiantil, símbolo que fue utilizado posteriormente por la Fracción del Ejército Rojo (RAF) para iniciar la lucha armada. “Con la generación de Auschwitz no es posible el diálogo”, diría luego una de sus militantes, Gudrun Ensslin. El grupo extremista Baader-Mainhof comenzó a actuar como guerrilla urbana comunista. La muerte de Ohnesorg impulsó el surgimiento de la llamada "oposición extraparlamentaria" (APO) y de grupos violentos, como el "Movimiento 2 de junio", que adoptó como nombre aquella trágica jornada que fue clave en la concepción política de la generación del 68 en Alemania.
Cuarenta y dos años después de aquel disparo que encendió el movimiento estudiantil y transformó el país, fueron halladas entre los archivos policiales de la antigua República Democrática Alemana (RDA), actas que documentan que el policía Karl Heinz Kurras era agente de la policía secreta germano oriental, la temida STASI, y miembro del Partido Socialista Unificado (SED) desde 1964. El hombre, un convencido comunista intentó ingresar en el cuerpo policial de la RDA, pero las autoridades lo convencieron de que actuara como agente doble. La noticia del hallazgo casual de dichas actas, así como las revelaciones que salieron a la luz pública, cayeron como bomba en los círculos políticos en Berlín.
Protestas e indignación
El ex ministro del Interior Otto Schily y el secretario general del Partido Demócrata Liberal (FDP), Dirk Niebel, pidieron que se realice una nueva investigación sobre los hechos. Schily, quien antes de ingresar a las filas del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), había sido activista del Partido de los Verdes y abogado defensor de los terroristas de la RAF, dijo que las revelaciones obligan a reevaluar el caso desde el punto de vista histórico y jurídico. Niebel pidió una investigación suprapartidista sin trabas sobre el papel de la Stasi en la antigua Alemania Occidental.
Entre tanto el ex-policía Karl Heinz Kurras, de 81 años de edad, reconoció al sensacionalista diario Bild que fue miembro del Partido Socialista Unificado de la Alemania del Este (SED, según sus siglas en alemán). "¿Debería avergonzarme?" preguntó con cinismo. Después de haber ocultado su actividad como agente de la STASI, Kurras respondió: “¡y qué si trabajé para la STASI!" El caso ha desatado una ola de indignación y de protestas. “Es un escándalo que dichas actas hayan sido descubiertas por casualidad”, dijo el investigador Klaus Schroeder, de la Universidad Libre de Berlín.
El historiador Jochen Staadt, quien dirige las investigaciones sobre el Partido SED en la Universidad Libre de Berlín, afirma que la mera posibilidad de que el asesinato haya sido planeado por la STASI, significa que la historia debe escribirse de nuevo.
Autora: Eva Usi
El 2 de junio de 1967, el Sha Reza Pahlevi de Irán se encontraba de visita en el entonces Berlín occidental, epicentro del incipiente movimiento estudiantil que arremetía contra las nuevas regulaciones universitarias, la guerra de Estados Unidos en Vietnam y las dictaduras en todo el mundo. Las manifestaciones acompañaron al Sha en su recorrido, produciéndose enfrentamientos entre estudiantes y supuestos simpatizantes iraníes, entre ellos, miembros del servicio secreto iraní.
Bildunterschrift: El Sha Reza Pahlevi (a la izquierda) realizó una recepción en el Hotel Petersberg. En el centro, su mujer, Farah Diba y el presidente alemán, Heinrich Lübke (derecha).
Violencia policial
Cuando el Sha llegó a la Ópera acompañado del entonces presidente alemán, Heinrich Lübke, la policía arremetió con violencia contra los manifestantes, provocando pánico entre la multitud que se dispersó en las calles aledañas. Benno Ohnesorg, de 26 años de edad, estudiante de germanística y romanística, fue perseguido, al igual que otros estudiantes, por policías vestidos de civil que lo detuvieron y rodearon.
De la pistola del policía Karl Heinz Kurras, que se encontraba a unos metros de distancia, salió una bala que impactó en la cabeza del estudiante, que se desplomó en el piso. La estudiante Friederike Hausmann se arrodilló colocando su bolsa de mano bajo la cabeza del herido, una escena que capturó un fotógrafo y dio la vuelta al mundo. La ambulancia tardó más de una hora y cuando llegó, Ohnesorg había muerto ya.
La policía se justificó diciendo que Kurras actuó en defensa propia, pero se corrigió después, señalando que había sido un accidente. Kurras fue acusado de homicidio por negligencia y absuelto poco después.
Bildunterschrift: Una imagen que dio la vuelta al mundo.
Un disparo que transformó Alemania
Aquel disparo transformó rápidamente la atmósfera política en la Alemania de la post-guerra poniendo en tela de juicio la credibilidad del Estado de derecho. Para el movimiento estudiantil el suceso se convirtió en la prueba de que el fascismo no había sido erradicado por completo, que seguía enquistado en el represivo y autoritario aparato estatal. Ohnesorg se convirtió en mártir del movimiento estudiantil, símbolo que fue utilizado posteriormente por la Fracción del Ejército Rojo (RAF) para iniciar la lucha armada. “Con la generación de Auschwitz no es posible el diálogo”, diría luego una de sus militantes, Gudrun Ensslin. El grupo extremista Baader-Mainhof comenzó a actuar como guerrilla urbana comunista. La muerte de Ohnesorg impulsó el surgimiento de la llamada "oposición extraparlamentaria" (APO) y de grupos violentos, como el "Movimiento 2 de junio", que adoptó como nombre aquella trágica jornada que fue clave en la concepción política de la generación del 68 en Alemania.
Cuarenta y dos años después de aquel disparo que encendió el movimiento estudiantil y transformó el país, fueron halladas entre los archivos policiales de la antigua República Democrática Alemana (RDA), actas que documentan que el policía Karl Heinz Kurras era agente de la policía secreta germano oriental, la temida STASI, y miembro del Partido Socialista Unificado (SED) desde 1964. El hombre, un convencido comunista intentó ingresar en el cuerpo policial de la RDA, pero las autoridades lo convencieron de que actuara como agente doble. La noticia del hallazgo casual de dichas actas, así como las revelaciones que salieron a la luz pública, cayeron como bomba en los círculos políticos en Berlín.
Protestas e indignación
El ex ministro del Interior Otto Schily y el secretario general del Partido Demócrata Liberal (FDP), Dirk Niebel, pidieron que se realice una nueva investigación sobre los hechos. Schily, quien antes de ingresar a las filas del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), había sido activista del Partido de los Verdes y abogado defensor de los terroristas de la RAF, dijo que las revelaciones obligan a reevaluar el caso desde el punto de vista histórico y jurídico. Niebel pidió una investigación suprapartidista sin trabas sobre el papel de la Stasi en la antigua Alemania Occidental.
Entre tanto el ex-policía Karl Heinz Kurras, de 81 años de edad, reconoció al sensacionalista diario Bild que fue miembro del Partido Socialista Unificado de la Alemania del Este (SED, según sus siglas en alemán). "¿Debería avergonzarme?" preguntó con cinismo. Después de haber ocultado su actividad como agente de la STASI, Kurras respondió: “¡y qué si trabajé para la STASI!" El caso ha desatado una ola de indignación y de protestas. “Es un escándalo que dichas actas hayan sido descubiertas por casualidad”, dijo el investigador Klaus Schroeder, de la Universidad Libre de Berlín.
El historiador Jochen Staadt, quien dirige las investigaciones sobre el Partido SED en la Universidad Libre de Berlín, afirma que la mera posibilidad de que el asesinato haya sido planeado por la STASI, significa que la historia debe escribirse de nuevo.
Autora: Eva Usi
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