Christian Bourquin, presidente de la provincia francesa de los Pirineos Orientales, impulsa desde hace años el proyecto de Memorial de Rivesaltes, uno de los principales campos de concentración donde se encerró a los republicanos españoles, antes de que fueran acogidos por Francia.
¿Por qué un Memorial en el Campo de Rivesaltes?
Por este lugar pasaron miles de personas internadas: judíos, gitanos, republicanos españoles... Cuando asumí mi cargo, mi predecesor había dejado sobre el despacho una hoja en la que autorizaba a demoler lo que quedaba del campo. Me pareció inimaginable borrar del mapa la historia de nuestra tierra. Di la orden de que el lugar quedara intacto, para empezar a estudiar un proyecto de Memorial. La historia de este lugar permite abordar acontecimientos clave de nuestro país y de Europa.
Grupos de exiliados republicanos españoles temen que la Embajada de Israel tenga un peso excesivo en el patronato de asociados al Memorial.
Es un simple rumor. Evidentemente mantenemos relaciones de trabajo con los lugares de memoria de la Shoah. No hay que olvidar que Rivesaltes también fue el centro de deportación del sur de Francia hacia Auschwitz. No obstante, habrá un lugar importante en el Museo para sacar a la luz el paso de los republicanos españoles. La Guerra de España es un eje esencial.
¿Nicolas Sarkozy le ha ayudado mucho?
No ha hecho nada y se queda mudo ante el proyecto. Moral y financieramente, el Gobierno francés debería implicarse en el Museo Memorial del Campo de Rivesaltes. Es inimaginable que mi país, Francia, pueda seguir ignorando esta acción por la memoria. Francia no puede volver los ojos a unos dramas que está obligada a integrar en su reflexión, y a curar.
En su tierra, la memoria de la retirada de los republicanos está hoy muy presente en la memoria colectiva. ¿Cómo lo explica?
En febrero de 1939, 250.000 personas llegaron por los Pirineos a nuestro departamento en sólo unas semanas. Entonces, la población de nuestra provincia, los Pirineos Orientales, era de... ¡240.000 habitantes! Fue una conmoción para todos. Es fácil imaginar que esos acontecimientos quedaron anclados en el subsconsciente colectivo. Por otra parte, durante la Segunda Guerra Mundial, los exiliados españoles participaron activamente en la Resistencia y en la victoria contra la Alemania nazi. Después, la mayor parte de ellos, que no podían regresar a su país, se quedaron a vivir aquí. No se puede borrar la historia de los republicanos en Francia. Los lazos geográficos, políticos, económicos y culturales entre nuestros dos países son más fuertes que nunca. Esa historia común nos acerca. Juntos, ahora nos toca transmitirla
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