Gemma Casadevall
EFE
La "Ostalgie" -neologismo para nostalgia del Este- resiste el acoso de los gendarmes de la memoria cuando se acerca el 60 aniversario de la fundación de las dos Alemanias, la del oeste y la del este, y pervive para mostrar su identidad cotidiana y desinhibida en tiempos de la dictadura.
Actos de Estado y exposiciones oficiales recuerdan estos días la fundación de la República Federal de Alemania (RFA), el 23 de mayo de 1949, mientras se calientan motores para el vigésimo aniversario de la caída del Muro, el 9 de noviembre de 1989.
Entre ambos quedaría el del nacimiento de la República Democrática Alemana (RDA), el 7 de octubre de 1949, disuelta con la reunificación y a la que nadie llorará, al menos en público.
"No se trata de añorar un régimen dictatorial que partió familias, sino de preservar una identidad absorbida por otra dominante", explicó a EFE Sybille Sandig, impulsora del proyectado Museo de la Vida Cotidiana en la RDA, en el Este profundo berlinés.
"No todo fue tristeza y represión, también hubo un espacio desenvuelto, un entorno social solidario frente al individualismo occidental", añade Gudrun Fietz, directora de la Fotogalerie Friedrichshain, también en el antiguo sector oriental.
Su galería exhibe "Schon Nackt. Aktfotografie in der DDR" -"Desnudo Hermoso. Fotografía nudista en la RDA", 150 imágenes, que trasladan a la perspectiva artística el FKK -Freikorperkultur o Cultura Nudista- germano-oriental, cuando el nudismo era una práctica familiar en cualquier playa o lago.
"El desnudo natural y desinhibido, sin trucajes", resume Fietz, cuya muestra recoge las fotos del libro homónimo de Eulenspiegel, editora además de postales de la vida cotidiana durante la DDR.
Sandig tiene muy clara la frontera entre identidad y política: "En 1983 me pasé al Oeste, no podía seguir viviendo en la dictadura de la RDA", afirma. También, que entre tantos aniversario hay mucha instrumentalización: "Pretenden imponernos una memoria colectiva".
La última gran reliquia arquitectónica de la RDA, el Palast der Republik -la Cámara del Pueblo comunista- fue desmantelada y dejó una gran explanada vacía donde se reconstruirá, por medio billón de euros, el palacio barroco de los Hohenzollern.
La "Ostalgie" pervive en decenas galerías del Este e iniciativas para museos de lo cotidiano -por ahora, sólo en internet www.zeitzone-ddr.de- que recogen desde tazas, mobiliario y vestidos a viejos "trabis" -el coche de cartón, como se le apodó-.
Convive con bares de copas del Berlín más noctámbulo, en Prenzlauerberg, Mitte o Friedrichshain, donde se copia una estética de lo que los modernos de hoy entienden por trasnochado.
La "Ostalgie" auténtica, la que no es para turistas ni para noctámbulos, está mal vista en año electoral, concluye Sandig. A la confluencia de aniversarios se unen convocatorias a las urnas para comicios europeos, regionales y las generales del 27 de septiembre.
La canciller Angela Merkel, crecida en la Alemania comunista, ha pasado del anticomunismo cómo razón de Estado, heredado de Helmut Kohl, a una prevención ante todo relativismo del régimen injusto que fue la RDA y advierte casi a diario contra falsas nostalgias.
En estas semanas abundó en ello en visitas a puntos álgidos como el centro de documentación de la antigua cárcel central de la Stasi -policía secreta germano-oriental- y en actos conmemorativos de la Revolución Pacífica que precedió a la caída del Muro.
Merkel no pierde ocasión de advertir de los vínculos entre ese régimen y La Izquierda, aglutinante de poscomunistas y ex socialdemócratas y a la que se pronostica un 10 por ciento de votos.
Con una Alemania en recesión, el temor a que lo único que pueda crecer -ya que no la economía- sea el voto de izquierda atemoriza tanto a conservadores como a socialdemócratas.
Mientras la "Ostalgie" busca espacios en el Este profundo, las exposiciones institucionales recuerdan la Revolución Pacífica y la caída del Muro en las turísticas Alexanderplatz y Potsdamer Platz.
Paralelamente, las televisiones públicas y privadas ofrecen una imagen desdibujada -a ojos de quienes la vivieron- del mundo cotidiano en la RDA, cuya represión afectaba a los adultos y a sus hijos, a quienes describen como escolares sometidos a lavados de cerebro sistemático de docentes mimados por el régimen.
Comentarios
Publicar un comentario