La verdad de Venezuela
no se ve en el Country club
la verdad se ve en los cerros
con su gente y su inquietud
Alí Primera (1941-1985)
Cantautor y comunista venezolano
JORGE GRELA
Parafraseando el titular del primer capítulo del documental titulado La Batalla de Chile-La insurrección de la burguesía. Dirigido por Patricio Guzmán, relata cómo se ejecuta la desestabilización del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en 1973.
Desabastecimiento, paros patronales, creación de grupos de choque fascistas, manifestaciones violentas, acusaciones de comportamientos dictatoriales contra Allende por parte de los políticos que estaban conspirando de la mano de la CIA y de Kissinger para imponer la sangrienta dictadura encabezada por Pinochet para que llevara el neoliberalismo capitalista y terminara con la experiencia de construcción socialista por la vía democrática.
Es lo que se intenta hacer en Venezuela. Los medios de comunicación presentan un país sumido en el caos y las protestas. Pero como dice la periodista Stella Calloni “son los medios de comunicación los que dimensionan las protestas”, y nos manipulan la información, nos presentan una situación para prepararnos a que apoyemos y/o aceptemos acríticamente cualquier medida que beneficie a las grandes corporaciones y multinacionales. Sin despreciar cualquier vía, cualquier camino es bueno para terminar con la experiencia de construcción del socialismo del siglo XXI en un país que, como Venezuela, tiene la mayor reserva de petróleo a nivel mundial.
No es un enfermizo trauma que me hace caer en paranoias conspirativas. Es que el ex candidato presidencial norteamericano, y actual senador republicano John McCain instó al presidente Obama a invadir Venezuela. Este as de la diplomacia del Gran Garrote dijo que “es hora de terminar con esta piedra molesta en el zapato y con otras en Latinoamérica y no volver a tolerar este tipo de regímenes populistas nunca mas” (ver diario Crítica de Panamá del 18 de febrero http://goo.gl/W5ebcN). Confirmando las sospechas de intervencionismo, Télam, la agencia oficial argentina, destaca que el diario londinense The Guardian afirmó que el gobierno de los Estados Unidos destinó "cientos de millones de dólares” de su presupuesto, al financiamiento de diversas actividades sediciosas de la ultraderecha Venezolana, nucleada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Escaso eco han tenido en España estas informaciones. Más bien al contrario, los grandes medios se hacen eco de integrantes del think tank del más rancio capitalismo. Por ejemplo el profesor de la Georgetown University, Héctor Schamis, en su columna del diario El País del 2 de marzo pasado, viene a decir lo mismo que John McCain, pero en forma más dulcificada, ya que indica que la comunidad internacional debe “intervenir en Venezuela”. Claro que no la CELAC ni la UNASUR (por el ya declarado respaldo al gobierno de Nicolás Maduro), sino sobre todo la Organización de Estados Americanos (OEA) y la ONU. Claro que en esto supongo que el profesor juega con la desinformación originada por los propios medios, ya que el Movimiento de Países No Alineados ha expresado su solidaridad con el Gobierno venezolano y este movimiento representa a 120 países de los 193 de las Naciones Unidas, por tanto supongo que se referirá al Consejo de Seguridad donde EEUU puede intentar presionar y obtener algo a su favor.
Lo que está sucediendo en Venezuela es la lucha sin tregua ni cuartel por unas clases dominantes que no tienen ningún interés en compartir sus riquezas con el resto de la población, aunque sea ésta la efectiva generadora de las riquezas que la burguesía se apropia. Creación colectiva y apropiación individual. Pero yendo a los acontecimientos concretos, éstos se comprenden perfectamente siguiendo los manuales de intervención del Departamento de Estado de USA, desde los que enseñan cómo sabotear las propiedades sociales, a los que explican cómo se deben dar los llamados Golpes Blandos o Suaves.
El ensayista argentino Edgardo Datri indica con claridad los cinco pasos extraídos de materiales elaborados por Gene Sharp, un politólogo norteamericano admirado por muchos progres de la Vieja Europa y señalado como intelectual de la CIA por la izquierda, fundamentalmente en América Latina y el Caribe. Según Datri, los pasos fueron experimentados y analizados desde el derrocamiento de Allende en 1973, y son los siguientes:
1. Ablandamiento. Los medios de comunicación generan opinión centrada en problemas reales (generar desabastecimiento alimentario) o potenciales (es decir inventadas).
2. Deslegitimación. Manipulación de los prejuicios anticomunistas y antipopulistas. Acusar al gobierno de atacar la libertad de prensa, los derechos humanos, etc.
3. Calentamiento de calle. Organización de manifestaciones, toma de instituciones públicas, no respeto de las instituciones, radicalizar la confrontación.
4. Desarrollo de operaciones de guerra sicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear clima de ingobernabilidad.
5. Fractura institucional a través del ejército u otras fuerzas armadas (policía por ejemplo) para forzar renuncia de presidente.
Si bien estas etapas no son tan nítidas en sus inicios y continuaciones, podemos pensar que las primeras tres están desarrolladas y la cuarta en proceso. Aunque respecto a la quinta es más complicado que en Chile, ya que las Fuerzas Armadas Venezolanas se pronunciaron como garantes de la Constitución Bolivariana.
La legalidad institucional venezolana permite que a los dos años de iniciar el mandato, cualquier cargo público electo pueda ser sometido a referéndum revocatorio. Maduro aún no ha llegado al año, no le han dado ninguna tregua, y cabe preguntarse por qué la oposición no espera a plantear esa vía de control democrático.
Claro que si no consiguen seguir adelante con los cinco pasos antes mencionados, el caprilismo espera que con la tensión generada se socave el apoyo popular al proceso bolivariano. Cuestión que está por ver, ya que después de ganar por estrecho margen la presidencia, Nicolás Maduro supo responder a los embates de la derecha y en las elecciones municipales de diciembre del año pasado las fuerzas chavistas lograron el 54% de los votos y el 72% de las alcaldías.
Seguramente la oposición del MUD tenga sobrados temores de que el gobierno bolivariano pueda cumplir con sus promesas electorales y continuar con la redistribución de la riqueza y la creación de una economía de distinto tipo, con lo cual será muy difícil lograr la revocación del mandato.
Los versos de Alí Primera que encabezan este artículo indican claramente por dónde van las cosas. Maduro y el pueblo chavista lo sabe. Y la ya mencionada periodista Stella Calloni indica que sólo en 18 de los 335 municipios se han registrado incidentes. Esos incidentes han sido protagonizados por jóvenes, muchos muy bien preparados y entrenados, que han querido tener la aceptación de los estudiantes chilenos.
Ante lo cual la Federación de Estudiantes de Chile (FECh) ha emitido un comunicado en el que sin titubeos rechazan “todo intento de desestabilización, acaparamiento de alimentos y de golpismo que busca pasar por encima de las decisiones soberanas del pueblo venezolano, y cortar por esa vía el camino revolucionario que ha escogido”.
La derecha venezolana está siendo muy apoyada por los Estados Unidos, por ex presidentes como el colombiano Álvaro Uribe y el argentino Fernando de la Rúa (el del corralito y responsable de la represión que causó más de 30 muertos en diciembre de 2001) así como por todo el neoliberalismo internacional. Ese apoyo se expresa no sólo de palabra, sino también con mucho dinero y el trabajo de muchos “expertos”.
No es sólo el petróleo lo que está en juego en las calles venezolanas, también están los extraordinarios recursos naturales de los países y sobre todo la voluntad de los pueblos que en esa zona geográfica se han plantado ante el Imperio, otrora dueño y señor de ese “su” patio trasero. Pueblos que están recorriendo su propio camino, en lo que muchos llaman el proceso de la Segunda y Definitiva Independencia.
El proceso bolivariano necesita de nuestra implicación y solidaridad para combatir la desinformación.
Desabastecimiento, paros patronales, creación de grupos de choque fascistas, manifestaciones violentas, acusaciones de comportamientos dictatoriales contra Allende por parte de los políticos que estaban conspirando de la mano de la CIA y de Kissinger para imponer la sangrienta dictadura encabezada por Pinochet para que llevara el neoliberalismo capitalista y terminara con la experiencia de construcción socialista por la vía democrática.
Es lo que se intenta hacer en Venezuela. Los medios de comunicación presentan un país sumido en el caos y las protestas. Pero como dice la periodista Stella Calloni “son los medios de comunicación los que dimensionan las protestas”, y nos manipulan la información, nos presentan una situación para prepararnos a que apoyemos y/o aceptemos acríticamente cualquier medida que beneficie a las grandes corporaciones y multinacionales. Sin despreciar cualquier vía, cualquier camino es bueno para terminar con la experiencia de construcción del socialismo del siglo XXI en un país que, como Venezuela, tiene la mayor reserva de petróleo a nivel mundial.
No es un enfermizo trauma que me hace caer en paranoias conspirativas. Es que el ex candidato presidencial norteamericano, y actual senador republicano John McCain instó al presidente Obama a invadir Venezuela. Este as de la diplomacia del Gran Garrote dijo que “es hora de terminar con esta piedra molesta en el zapato y con otras en Latinoamérica y no volver a tolerar este tipo de regímenes populistas nunca mas” (ver diario Crítica de Panamá del 18 de febrero http://goo.gl/W5ebcN). Confirmando las sospechas de intervencionismo, Télam, la agencia oficial argentina, destaca que el diario londinense The Guardian afirmó que el gobierno de los Estados Unidos destinó "cientos de millones de dólares” de su presupuesto, al financiamiento de diversas actividades sediciosas de la ultraderecha Venezolana, nucleada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Escaso eco han tenido en España estas informaciones. Más bien al contrario, los grandes medios se hacen eco de integrantes del think tank del más rancio capitalismo. Por ejemplo el profesor de la Georgetown University, Héctor Schamis, en su columna del diario El País del 2 de marzo pasado, viene a decir lo mismo que John McCain, pero en forma más dulcificada, ya que indica que la comunidad internacional debe “intervenir en Venezuela”. Claro que no la CELAC ni la UNASUR (por el ya declarado respaldo al gobierno de Nicolás Maduro), sino sobre todo la Organización de Estados Americanos (OEA) y la ONU. Claro que en esto supongo que el profesor juega con la desinformación originada por los propios medios, ya que el Movimiento de Países No Alineados ha expresado su solidaridad con el Gobierno venezolano y este movimiento representa a 120 países de los 193 de las Naciones Unidas, por tanto supongo que se referirá al Consejo de Seguridad donde EEUU puede intentar presionar y obtener algo a su favor.
Lo que está sucediendo en Venezuela es la lucha sin tregua ni cuartel por unas clases dominantes que no tienen ningún interés en compartir sus riquezas con el resto de la población, aunque sea ésta la efectiva generadora de las riquezas que la burguesía se apropia. Creación colectiva y apropiación individual. Pero yendo a los acontecimientos concretos, éstos se comprenden perfectamente siguiendo los manuales de intervención del Departamento de Estado de USA, desde los que enseñan cómo sabotear las propiedades sociales, a los que explican cómo se deben dar los llamados Golpes Blandos o Suaves.
El ensayista argentino Edgardo Datri indica con claridad los cinco pasos extraídos de materiales elaborados por Gene Sharp, un politólogo norteamericano admirado por muchos progres de la Vieja Europa y señalado como intelectual de la CIA por la izquierda, fundamentalmente en América Latina y el Caribe. Según Datri, los pasos fueron experimentados y analizados desde el derrocamiento de Allende en 1973, y son los siguientes:
1. Ablandamiento. Los medios de comunicación generan opinión centrada en problemas reales (generar desabastecimiento alimentario) o potenciales (es decir inventadas).
2. Deslegitimación. Manipulación de los prejuicios anticomunistas y antipopulistas. Acusar al gobierno de atacar la libertad de prensa, los derechos humanos, etc.
3. Calentamiento de calle. Organización de manifestaciones, toma de instituciones públicas, no respeto de las instituciones, radicalizar la confrontación.
4. Desarrollo de operaciones de guerra sicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear clima de ingobernabilidad.
5. Fractura institucional a través del ejército u otras fuerzas armadas (policía por ejemplo) para forzar renuncia de presidente.
Si bien estas etapas no son tan nítidas en sus inicios y continuaciones, podemos pensar que las primeras tres están desarrolladas y la cuarta en proceso. Aunque respecto a la quinta es más complicado que en Chile, ya que las Fuerzas Armadas Venezolanas se pronunciaron como garantes de la Constitución Bolivariana.
La legalidad institucional venezolana permite que a los dos años de iniciar el mandato, cualquier cargo público electo pueda ser sometido a referéndum revocatorio. Maduro aún no ha llegado al año, no le han dado ninguna tregua, y cabe preguntarse por qué la oposición no espera a plantear esa vía de control democrático.
Claro que si no consiguen seguir adelante con los cinco pasos antes mencionados, el caprilismo espera que con la tensión generada se socave el apoyo popular al proceso bolivariano. Cuestión que está por ver, ya que después de ganar por estrecho margen la presidencia, Nicolás Maduro supo responder a los embates de la derecha y en las elecciones municipales de diciembre del año pasado las fuerzas chavistas lograron el 54% de los votos y el 72% de las alcaldías.
Seguramente la oposición del MUD tenga sobrados temores de que el gobierno bolivariano pueda cumplir con sus promesas electorales y continuar con la redistribución de la riqueza y la creación de una economía de distinto tipo, con lo cual será muy difícil lograr la revocación del mandato.
Los versos de Alí Primera que encabezan este artículo indican claramente por dónde van las cosas. Maduro y el pueblo chavista lo sabe. Y la ya mencionada periodista Stella Calloni indica que sólo en 18 de los 335 municipios se han registrado incidentes. Esos incidentes han sido protagonizados por jóvenes, muchos muy bien preparados y entrenados, que han querido tener la aceptación de los estudiantes chilenos.
Ante lo cual la Federación de Estudiantes de Chile (FECh) ha emitido un comunicado en el que sin titubeos rechazan “todo intento de desestabilización, acaparamiento de alimentos y de golpismo que busca pasar por encima de las decisiones soberanas del pueblo venezolano, y cortar por esa vía el camino revolucionario que ha escogido”.
La derecha venezolana está siendo muy apoyada por los Estados Unidos, por ex presidentes como el colombiano Álvaro Uribe y el argentino Fernando de la Rúa (el del corralito y responsable de la represión que causó más de 30 muertos en diciembre de 2001) así como por todo el neoliberalismo internacional. Ese apoyo se expresa no sólo de palabra, sino también con mucho dinero y el trabajo de muchos “expertos”.
No es sólo el petróleo lo que está en juego en las calles venezolanas, también están los extraordinarios recursos naturales de los países y sobre todo la voluntad de los pueblos que en esa zona geográfica se han plantado ante el Imperio, otrora dueño y señor de ese “su” patio trasero. Pueblos que están recorriendo su propio camino, en lo que muchos llaman el proceso de la Segunda y Definitiva Independencia.
El proceso bolivariano necesita de nuestra implicación y solidaridad para combatir la desinformación.
Publicado en el Nº 270 de la edición impresa de Mundo Obrero marzo 2014
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