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JOSE LUIS CENTELLA SECRETARIO GENERAL DEL PCE: TENEMOS LA GRAN RESPONSABILIDAD DE EXPLICAR LO QUE SIGNIFICA EL COMUNISMO COMO IDEAL EMANCIPATORIO DEL SER HUMANO

Mundo Obrero: ¿Cómo ves la situación política y social en España?
José Luis Centella:
Asistimos al desarrollo de la crisis de régimen. Una vez conseguido un gobierno de cooperación entre las fuerzas que no cuestionan el régimen surgido de la transición, PP-PSOE-Ciudadanos, ahora se necesita mantener una paz social que permita consolidar los recortes y reformas que desde 2010 se han realizado para avanzar hacia un nuevo entramado institucional antisocial, patriarcal, centralista y autoritario, que permita al capital mantener su nivel de beneficios y dominio ideológico de la sociedad, durante otros cuarenta años.

Frente a esta realidad, solo cabe dar la batalla, para evitar que se consolide esta especie de segunda transición y se mantenga en pie la estrategia de ruptura democrática y social como la vía para conseguir un nuevo marco institucional que permita construir un Proyecto de Nuevo País más social, igualitario, y plenamente democrático.

Somos conscientes de que en este momento las fuerzas rupturistas no tenemos ni la hegemonía social ni la fuerza parlamentaria suficiente para imponer un proceso constituyente, por lo que nuestro objetivo debe ser trabajar para cambiar esa correlación de fuerzas, trabajar en todos los sentidos, en el social, organizando a quienes están siendo afectadas/os por las medidas del gobierno para que se rebelen ante tanta injusticia y activen el conflicto y a nivel institucional para poner en valor el bloque parlamentario de Unidos Podemos, en favor de la estrategia de movilización.

M.O.: Este año se celebra el XX Congreso del PCE? ¿Cómo está trabajando el proceso precongresual y qué mensaje esperarías que saliera de ese Congreso?
J.L.C.:
Estamos tratando de que sea un Congreso que sitúe al Partido en las mejores condiciones para incidir en el momento político actual, hacerlo con propuestas concretas solventes y con capacidad de actuación, yo diría que tiene que ser el Congreso que sitúe al PCE para la acción, la movilización, desde la coherencia y la credibilidad para poder desarrollar la estrategia de ruptura, un Congreso que debate de propuestas, sin bloques predeterminados, y que busque la máxima unidad del PCE en torno a la política aprobada.

Cuando cerremos el XX Congreso debe quedar el mensaje, a la clase trabajadora, a las capas populares, al resto de fuerzas de izquierda y de progreso de que el PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA, así, con mayúsculas, está al servicio de organizar la rebelión contra un sistema injusto que condena a la mayoría de la gente a condiciones de trabajo y de vida indignas, que ponemos lo mejor de nuestra organización, de nuestra militancia al servicio de construir una alternativa rupturista que avance hacia la construcción de un nuevo Proyecto de Sociedad.

La dirección que represento, estamos realmente ilusionados con un proceso congresual participativo, en el que hago un llamamiento para que seamos capaces de poner en primer plano lo que nos une, que debatamos con claridad, con pasión, pero con camaradería, con búsqueda del acuerdo, para que el día que clausuremos el XX Congreso tengamos un PCE más activo, más implicado en la lucha, y mucho más unido, que desilusione a quienes esperan vernos desanimados, rotos y derrotados.

M.O.: ¿Qué planteas para el avance de las posiciones del PCE e IU en la izquierda?
J.L.C.:
Para que las posiciones del PCE avancen, la primera condición es definirlas bien, tener claridad en lo que planteamos, saber proponer cuestiones para mejorar las condiciones de vida de la gente, y ligar lo concreto con lo general para demostrar a la clase trabajadora y capas populares que en el sistema capitalista nunca tendrán solución sus problemas, porque el causado por los bajos salarios, los desahucios, la precariedad, etc. no son los distintos gobiernos, sino que es el propio sistema capitalista.

Para ello tenemos que salir de este Congreso con un Manifiesto-Programa que plantee propuestas concretas sobre cómo mejorar la economía, la cultura y la vida de la mayoría social y al mismo tiempo dé perspectivas de futuro en cómo avanzar hacia el socialismo en este momento de la historia.

Al mismo tiempo tenemos que trabajar para construir la máxima unidad popular que permita construir el Bloque social y Político de carácter alternativo que sea el instrumento con el que el sujeto político, la clase trabajadora y las capas populares puedan disputar la hegemonía ideológica al pensamiento neoliberal y el poder a la burguesía. Para ello IU tiene que contribuir a la creación de un Movimiento Político y Social que integre a todas las fuerzas políticas y sociales que de una forma u otra no formen parte del bloque dominante.

M.O.: Este año se celebran dos aniversarios importantes para los comunistas, uno de ellos el 40 aniversario de la legalización del PCE. ¿Cuál ha sido la evolución del Partido en estos años?
J.L.C.:
Cumplir cuarenta años es un buen momento para hacer un análisis y sacar conclusiones que nos permitan aprender de nuestros aciertos y nuestro errores, no se trata de hacer un ajuste de cuentas con la historia, ni tampoco de una defensa acrítica de nuestro pasado.

En estos días hay quienes por una parte creen que la historia comenzó hace dos o tres años y que todo lo anterior fue un desastre y, por otra parte, quienes tratan de crear la imagen de un PCE que con su moderación, su sentido del Estado, contribuyó a una transición modélica.

Pues bien, frente a estas imágenes, alejadas de la realidad, tenemos la obligación de escribir nuestra propia historia para que nadie la escriba por nosotros. Una historia llena de heroicidades de quienes aportaron lo mejor de su vida en la defensa de las libertades, quienes pagaron con años de cárcel y su propia vida la violencia de una dictadura cruel e inhumana.

Nos sentimos orgullosos de un PCE que fue capaz de entender que había que ir hacia un sindicalismo de nuevo tipo, socio-político y con capacidad de unir a trabajadoras y trabajadores de distinta procedencia política. Nos sentimos satisfechos de un PCE que impulsó el Movimiento Democrático de la Mujer porque entendía que era necesario conjugar la lucha contra el capitalismo con la lucha por la liberación de la mujer. Y nos sentimos identificados con un PCE que planteó la necesidad de organizar a las personas que sufrían las causas de un urbanismo especulativo en un Movimiento Vecinal que diera unas condiciones de vida dignas a nuestras barriadas.

Pero también es el momento de reconocer que fue un error, confundir la necesidad de trabajar en el marco de la reforma porque no había condiciones para imponer la ruptura, por abandonar el objetivo de la ruptura como una cuestión fundamental de nuestras propuestas políticas. La derecha, desde el primer día, era consciente de que la Constitución del 78 le venía grande y trabajó para recortarla, nosotros, por el contrario, no asumimos que nos venía pequeña y que debíamos trabajar para superarla en sus aspectos más negativos para la mayoría social. El mayor error político fue referenciar la correlación de fuerzas en una cuestión exclusivamente parlamentaria. Es un error que olvida la capacidad de la movilización social para cambiar las cosas, cuestión que debemos tomar como experiencia para nuestra actuación en la actual coyuntura.

M.O.: El otro es el Centenario de la Revolución Socialista. ¿Qué significa este centenario para el PCE?
J.L.C.:
Este centenario debe significar una oportunidad para reencontrarnos con nuestra historia, para reivindicar que somos hijas e hijos de la revolución socialista de Octubre de 1917, una revolución que fue capaz de construir el primer estado Obrero y Campesino de la historia, una revolución que otorgó derechos a hombres y mujeres que nunca habían tenido, por ello tenemos la gran responsabilidad de explicar lo que significa el comunismo como ideal emancipador del ser humano, y tenemos que hacerlo con la capacidad de quitar el lastre de tanta mentira, tanta demagogia, tanta ignominia como se ha vertido sobre el comunismo y para ello tenemos que ser capaces de reconocer los errores que se han cometido en nombre del comunismo, y hacerlo sin complejos, ni sectarismos, porque por encima de las desviaciones el comunismo representa el ideal más justo al que el ser humano puede aspirar. Pero la revolución también nos enseña que ese ideal si no tiene una fuerza organizada que luche por él, un Partido que lo persiga, quedará solamente en una utopía.

M.O.: ¿Qué posicionamiento tiene el PCE sobre Cataluña?
J.L.C.:
En relación con la llamada cuestión catalana, el PCE, en plena sintonía con nuestro referente en Cataluña, el partido hermano del PSUC, defendemos la necesidad de construir una alternativa de clase y nacional que sea capaz de conjugar los intereses de la clase obrera que ha sufrido las agresiones de una burguesía corrupta y depredadora con las naturales aspiraciones de Cataluña a poder desarrollar su cultura, su lengua y sus señas de identidad como pueblo.

El PSUC y el PCE consideramos un error situar la cuestión nacional por encima de la cuestión de clase, porque eso significa hacerle el juego a una burguesía que necesita hacerse perdonar los recortes que ha llevado a la pérdida de calidad de la educación, de la sanidad; necesita ocultar su corrupción, porque la realidad es que no ha sido España quien ha robado a Cataluña, ha sido la burguesía catalana, aliada con la burguesía del resto del Estado quienes han robado a Cataluña, a Galicia, a Andalucía y al resto del Estado.

En consecuencia, es necesario construir una propuesta que desde el reconocimiento del derecho a la auto-determinación reivindiquemos que la clase obrera defiende mejor sus intereses en el marco de un Estado Federal y que la mejor forma de que se reconozcan los derechos de Cataluña como pueblo es en el marco de un proyecto rupturista en todo el Estado, porque es falso que pueda existir un camino hacia una ruptura unilateral, la unilateralidad en Cataluña, solo beneficia a la burguesía, al capital, porque divide a la clase obrera y la debilita.

En este sentido el PCE saluda la reciente conferencia nacional del PSUC y valora positivamente su decisión de participar en el nuevo Espacio político que se está construyendo en Cataluña desde un perfil propio claramente definido con esa alianza de clase y nacional que siempre ha defendido el PSUC desde su fundación en 1936. Por eso me resulta curioso y en parte cínico que quienes pretenden reivindicarse como herederos de la historia del PSUC empiecen por traicionar ese principio fundacional.

M.O.: En un reciente artículo en MO digital hablabas de la importancia de apoyar a los países del Alba frente a la ofensiva imperialista. ¿Qué podemos hacer como comunistas y como personas de izquierdas?
J.L.C.:
En estos momentos se desarrolla una ofensiva contra el proceso de construcción de una entidad, social, cultural y política, latinoamericana, ya que el capital internacional, es consciente de que no puede dejar que el ejemplo de un proceso de integración horizontal, solidario, social, no dependiente de las grandes potencias económicas (FMI, BM, etc.) y que sitúe como objetivo la utilización de los recursos naturales que produce la región para el pleno desarrollo de los pueblos.

En esta ofensiva, el imperialismo, fase actual del capitalismo del Siglo XXI, prioriza sus ataques en Venezuela porque entiende que es una pieza fundamental en la construcción de ese proceso de integración, y que una vez cobrada la pieza de Brasil, si cae Venezuela el resto caerán como frutas maduras, o al menos tendrán que asumir la derrota y situarse bajo el paraguas de las grandes potencias económicas y olvidar proyectos de soberanía de los pueblos.

Por lo tanto es fundamental tener claro que no estamos ante una batalla de cada Estado, sino ante una batalla de carácter global, por lo que cuando se pone en cuestión el futuro del gobierno socialista de Venezuela se pone en cuestión el conjunto del proceso de transformaciones sociales de cada Estado de la región.

Hoy por hoy la defensa de los avances sociales y democráticos conseguidos en los Países del Alba es cuestión básica para frenar el avance del imperialismo en todo el planeta.

M.O.: El euroescepticismo aumenta, igual que lo hace el nacionalismo y el fascismo, reforzado aún más por el Brexit y los seguidores de la política ultranacionalista y xenófoba de Trump. ¿En qué situación se encuentra Europa?
J.L.C.:
La creciente contestación a la UE en el seno de las capas populares es un hecho, el cual se vincula a la respuesta ante la degradación de las condiciones generales de vida de la mayoría social en el continente europeo. El problema que debería preocuparnos es que en la mayoría de países esta contestación está siendo rentabilizada por fuerzas ultraderechistas, y quien trata de meter en el mismo saco a quienes rechazan la Unión Europea desde valores xenófobos e insolidarios con quienes rechazan un modelo de UE supeditado a los mercados, solo hacen favorecer la confusión y evitar el verdadero debate, que no debe ser otro que el derivado del fracaso de la UE como un marco de integración social, política y económica.

La realidad es que este proceso va a desarrollarse predominantemente sólo a través de una de entre dos líneas posibles: o por una vía de afirmación popular y democrática que sea tendencialmente anticapitalista, o por el fortalecimiento de un nuevo polo fascista en Europa sustentado en el auge de fuerzas demagógicas reaccionarias.

Por lo tanto, abandonar el deber de señalar quiénes son los responsables de la crisis social y política en el conjunto europeo es abonar aún más el crecimiento del fascismo; es necesario en Europa un cambio que tiene que pasar por el abandono de las políticas de ajuste y recorte que durante más de tres décadas se han aplicado y la adopción de una visión de construcción europea que tenga como centro los intereses y aspiraciones de las mayorías sociales.

Esto significa la puesta en marcha de un nuevo proceso de integración regional en Europa de carácter cooperativo, horizontal y solidario, y distinto al de la UE, en la que todos los pueblos del continente tienen mucho que aportar, incluyendo claramente en la oferta a todos de este proyecto conjunto al pueblo británico, es decir construir la Europa de los pueblos frente a la consolidación de la Europa de los mercaderes.

M.O.: En la guerra de Siria no sólo hay un conflicto geopolítico y un pulso entre un mundo unipolar y otro multipolar, también ha creado una división entre la posición de la izquierda en torno a la intervención internacional en el conflicto, ¿cuál es la posición del PCE?
J.L.C.:
Recientemente el PCE aprobó una resolución que resume bien nuestra propuesta, de tal manera que hablar de la Guerra de Siria, de la catástrofe y la matanza que sufre su pueblo, no debe llevarnos a olvidar que la guerra es global en Oriente Medio, y no puede separarse de la situación en Iraq, que viene sufriendo también la guerra desde la invasión norteamericana en 2003, y donde ahora mismo se libra una intensa batalla en la disputa por Mosul, ni mucho menos de la intención de Israel de evitar la creación de un Estado Palestino.

En Siria las movilizaciones populares fueron aprovechadas por los EE.UU., la OTAN, las monarquías dictatoriales del Golfo Pérsico, y Turquía, para intentar derrocar al gobierno de Siria, enviando armas, apoyo logístico, y financiando a las bandas de milicias de distintas tendencias wahabitas tratando de llegar a una situación similar a la vivida en Libia, que les permitiera apoderarse del petróleo a costa de dejar un nuevo Estado fallido en la zona, para tranquilidad de Israel. Cuestión que quedó confirmada con la filtración de los correos electrónicos de la Secretaria de Estado Norteamericana, Hillary Clinton, donde declaraba: “Promovimos la guerra de Siria para beneficiar a Israel”.

No lo consiguieron, pero provocaron una Guerra que lleva años desangrando a un pueblo en una de las mayores crisis humanitarias desde el final de la II Guerra Mundial. Afortunadamente, estos días se abre una puerta a la esperanza, el inicio de conversaciones de Paz entre el gobierno sirio y distintas facciones armadas sirias antigubernamentales, con la presencia gubernamental de Rusia, Turquía e Irán, porque cada vez es más evidente que la única oportunidad para conseguir una paz justa y duradera es a través del diálogo entre todos los contendientes, excluyendo a los elementos terroristas.

Por ello, la Unión Europea debería abandonar su dependencia de la OTAN y los intereses imperialistas y defender una política constructiva y respetuosa, que rechace la injerencia en la soberanía de terceros países y respete el derecho internacional, y cancelar el ignominioso acuerdo UE-Turquía para detener a los refugiados, convenio conocido popularmente como el “acuerdo de la vergüenza”, pero claro para eso, la UE tendría primero que tener una política internacional no dependiente del Pentágono, y eso hoy es imposible porque, como venimos repitiendo, la UE es irreformable.

M.O.: Se está produciendo un importante retroceso en Derechos Humanos, tanto en la Unión Europea, con la política migratoria, pagando a Turquía y otros países extracomunitarios para hacer de gendarme, como en las postura de Le Pen en Francia, en Hungría, en Austria... y también en Estados Unidos. ¿Cómo ve el papel que juega la ONU y la comunidad internacional?
J.L.C.:
Han saltado todas las alarmas y hoy en muchos foros la pregunta es, ¿por qué el fascismo, la ultraderecha que parecía derrotada, desaparecida de Europa vuelva a tomar fuerza y a convertirse en referente de muchos trabajadores que ven en las propuestas racistas, xenófobas, ultranacionalistas una forma de resolver los problemas de desempleo, pérdida de calidad de vida que sufren?

Esta pregunta creo debe tener otra cara, otra pregunta que tenemos que contestar, ¿por qué la izquierda no ha sido capaz de llevar esperanza de progreso a quienes han sufrido en sus propias vidas las consecuencias de una crisis que han provocado los bancos y el gran capital y que estamos pagando los trabajadores? ¿Por qué se apoya a grupos de extrema derecha que cuestionan a quienes han gestionado el capitalismo pero no cuestionan al sistema en sí mismo?

En este marco es cínico que quienes han llevado a millones de personas a una crisis que ha devaluado su forma de vida ahora pretendan ser la solución del problema, la cuestión es que la izquierda seamos capaces de convencer de su error a quienes se ven afectados por la crisis y creen que el fascismo y las políticas xenófobas y racistas pueden ayudarles y plantear una alternativa solvente creíble que frene el avance de la fuerzas reaccionarias en el seno de la clase trabajadora y las capas populares.

M.O.: Y para concluir este balance nacional e internacional, ¿Qué vigencia tiene hoy la expresión Socialismo o Barbarie?
J.L.C.:
Efectivamente en un momento en el que el imperialismo como expresión del capitalismo de este siglo XXI muestra su cara más agresiva, más asesina, más inhumana, se hace necesaria la construcción de una alternativa de sociedad basada en la justicia social, la igualdad de género, el pleno ejercicio de los derechos al trabajo, la vivienda, la salud, la educación, etc., y esto sólo es posible en el marco de una sociedad socialista que supere la explotación del ser humano. Puede parecer una utopía, pero no lo es, es un ideal, que debe ser organizado y por el que merece la pena luchar, lo que viene a demostrarnos que los Partidos Comunistas somos más necesarios que nunca.


Publicado en el Nº 303 de la edición impresa de Mundo Obrero febrero 2017

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