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La encíclica papal, entre San Francisco de Asís y Carlos Marx

Mundo multipolar
LA ENCÍCLICA RECUERDA PARTE DE LAS CONCLUSIONES DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL CELEBRADA EN COCHABAMBA EN 2010
La Encíclica y Cochabamba coinciden en que el crecimiento del mercado no acabarán con el hambre y la miseria, porque no garantiza el desarrollo humano ni la inclusión social.
WILLY MEYER  23/07/2015

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La primera encíclica del Papa Francisco, “Laudato Si”, ha centrado su atención y preocupación en la situación por la que atraviesa “La Casa Común”, esto es el planeta Tierra, acosado por un modelo productivo que pone en riesgo su propia existencia y conduce a millones de personas a la exclusión y la pobreza.

Las repercusiones de las encíclicas trascienden a menudo al mundo católico y ésta en concreto, por su contenido, denuncias y propuestas, seguro que se convertirá en un punto de referencia obligada en todo lo referente a los debates sobre productividad, cambio climático, el agua, los bienes comunes, la economía, la política o el empleo.

El título de la Encíclica, Laudato Si, fue escogido por el Papa del texto de San Francisco de Asís, «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra Madre Tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.

Quiso denominarse Papa Francisco en recuerdo de ese Santo porque, según él, “se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.”
Toda la encíclica se convierte en un llamado urgente a la humanidad para salir de la espiral de autodestrucción, de la degradación ambiental y el aumento de la pobreza mundial.

El Papa Francisco asocia la defensa del planeta con la erradicación de la pobreza: Los pobres son las principales víctimas de las secuelas derivadas de las invasiones de tierras indígenas, destrucción de selvas, contaminación de ría y mares, uso abusivo de energías fósiles.

Tanto en su diagnóstico de la situación dramática del planeta y los seres humanos, como en su llamada a la comunidad internacional, se puede leer entre líneas conceptos y expresiones de la llamada Teoría de la Liberación, esto es, una forma de aproximarse a la realidad del mundo basado en el conflicto de clases como motor de la historia.

Marx podría suscribir buena parte del diagnóstico y las propuestas de esta encíclica:

-El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas y la defensa de los intereses particulares por encima del bien común.

- La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada.- (sic)

- La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo. La producción no es siempre racional, y suele estar atada a variables económicas que fijan a los productos un valor que no coincide con su valor real. Eso lleva muchas veces a una sobreproducción de algunas mercancías, con un impacto ambiental innecesario, que al mismo tiempo perjudica a muchas economías regionales. La burbuja financiera también suele ser una burbuja productiva. En definitiva, lo que no se afronta con energía es el problema de la economía real, la que hace posible que se diversifique y mejore la producción, que las empresas funcionen adecuadamente, que las pequeñas y medianas empresas se desarrollen y creen empleo.(sic)

-En relación a la guerra como respuesta al agotamiento de recursos:

Es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras,… se requiere de la política una mayor atención para prevenir y resolver las causas que puedan originar nuevos conflictos. Pero el poder conectado con las finanzas es el que más se resiste a este esfuerzo, y los diseños políticos no suelen tener amplitud de miras. (Sic)

-La privatización de recursos naturales:

Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. (Sic)

-La especulación del modelo productivo incompatible con la dignidad humana:
Mientras tanto, los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas. (Sic)

La Encíclica recuerda parte de las conclusiones de la Conferencia Internacional celebrada en Cochabamba en 2010 donde el Presidente Evo Morales enfatizó en la necesidad de poner fin a la agresión a la Pachamama (Madre Tierra), señalando al Capitalismo como principal causante del cambio climático y los continuos fracasos de las cumbres internacionales para remediar el aumento de temperatura en el planeta.

Si en algo se funden la Encíclica y Cochabamba es, sin duda, en combatir la idolatría del mercado al entender que el hambre y la miseria no acabarán “simplemente con el crecimiento del mercado. El mercado por sí mismo, no garantiza el desarrollo humano integral ni la inclusión social”.


No son casuales las reacciones que está teniendo “Laudato Si” en la derecha, dentro y fuera de la Iglesia.

Sus jefes, la oligarquía y las élites económicas, responsables de este modelo productivo depredador, saben de la influencia que sin duda tendrá la Encíclica en el debate internacional, en las movilizaciones populares internacionales para exigir un compromiso cierto y verificable que ponga freno al calentamiento de la Tierra.

En esta ocasión, San Francisco de Asís y Carlos Marx, pasearán por las cumbres internacionales, las calles y plazas, en cualquier lugar donde se reclame poner fin al dominio de unos pocos de los recursos de la Tierra, de la explotación, de la pobreza, la guerra y la desigualdad.

Publicado en el Nº 286-287 de la edición impresa de Mundo Obrero julio-agosto 2015

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