Como trabajador de una televisión autonómica me resulta
complicado mantenerme callado ante la decisión del gobierno de Fabra de cerrar Canal Nou. Lo que les voy a
relatar es la experiencia personal, más allá de ideologías y siglas políticas. Es mi verdad y es lo que yo he vivido. Habrá algunos que lean esto y piensen que se
trata del discurso de un "rojo" más. Es posible, pero párense a pensar que lo hago sin ocultarme y dando la cara. Soy David
Izquierdo Moreda y soy redactor audiovisual de la televisión autonómica de Castilla-La Mancha. Pues bien, allá voy.
Bajo la gestión del PSOE se creó Castilla-La Mancha Televisión y bajo su mandato no se hizo una
televisión modélica. No era un ejemplo de pluralidad y
de objetividad pero tampoco era un panegírico infame para mayor gloria de los dirigentes socialistas. En
los informativos se recogían las dos
versiones y no se hacían campañas para desprestigiar a nadie, como
lamentablemente ocurre ahora mismo. Y, por encima de todo, había profesionales que trataban de aplicar
el máximo rigor a lo que
hacían. Y había especial preocupación porque fuera viable. Sus gestores
gastaron, mejor o peor, el dinero que tenían asignado desde la junta. No dejaron un euro de deuda y los que
recogieron el testigo se sorprendieron al saberlo.
Hasta que llegó el cambio de
gobierno y el PP se hizo con la dirección de la televisión. Se presentaron
con buenas intenciones y promesas de no recurrir a guardias pretorianas y
vendieron un mensaje saludable. Y pudo parecer que fue así al principio hasta que alguien dio la
orden de pasar al siguiente nivel. Y ese nivel no era otro que el que ha
llevado a Canal Nou a ser una televisión pública inviable o el
mismo que tiene a Telemadrid cerca del precipicio. Empezaron las campañas contra el jefe de la oposición y los alcaldes socialistas; se sublimó todo lo que venía desde el PP hasta rozar lo ridículo y la audiencia se marchó. Los gestores de la televisión obedecían a la voz de su amo y se buscaban aliados en la redacción para elaborar dicho mensaje y, como no
encontraron muchos partidarios de su causa, recurrieron a contratar a más gente y fue aquí, como en medio de la austeridad, la
televisión autonómica de Castilla-La Mancha aumentó su plantilla en 150 personas. Y créanme es un dato, no una opinión. En medio de la crisis, la televisión pública de los castellanomanchegos aumentó la plantilla y lo hizo mucho más allá de la idea de
crear las socorridas guardias pretorianas.
Pero fue más lejos aún. A muchos de
ellos les gratificó con sueldos fuera
de mercado e impropios de unos tiempos de crisis. Y no es cuestión de creer a quién esto escribe. Es tan sencillo como
corroborarlo en la propia información de la junta de comunidades de Castilla-La Mancha http://www.castillalamancha.es/sites/default/files/documentos/pdf/20130730/retribuciones_pdf07.pdf
En este ejercicio de transparencia podemos contemplar cómo el "director de
informativos" cobra 110.000 euros al año (?) o cómo un "jefe de
departamento" cobra 90.000 euros (??) o cómo un "redactor audiovisual" cobra 85.621,62 (???) o cómo un "responsable" cobra
85,200 (????) y así muchísimos más porque la lista es amplia.
Es
evidente que la crisis no ha llegado a Castilla-La Mancha televisión. Y si Fabra dice que no puede cerrar
colegios para mantener una televisión pública, en
Castilla-La Mancha podríamos decir que no
van a dejar sin sueldos por encima del que tiene el propio presidente del
gobierno a tanta gente, simplemente por el mero hecho de no poder subir las
tasas universitarias un 20 por ciento o tener que renunciar a eliminar la
gratuidad de los libros de texto, entre otras tantas y tantas cosas.
Como extrabajador de TELEMADRID decirte que dentro de unos años estareis como nosotros porque el PP le importa un bledo el empleo y los servicios públicos mientras ellos se sigan lucrando de todo ello. Andaros con ojo.
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