Ir al contenido principal

#OPINION: Un gigante verde olivo


| Publicado: 
Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Share on LinkedInShare on Reddit

Álvaro Aguilera *

Alvaro_Aguilera
Recuerdo aún aquella noche tibia en el barrio de La Lisa, a las afueras de La Habana. Serían las dos de la madrugada y tomaba ron con mi amigo El Negro y mi hermano José (no hermano de sangre sino de corazón, que es tan importante o más) en una terraza. Fumábamos cigarros marca criollos mientras hablábamos de política, de revolución, de vida. Olía (parece que estuviera allí ahora mismo, es curioso) a gasolina y a aguacate. De vez en cuando pasaba un coche, ladraba un perro o saludaba algún vecino que regresaba a casa. La humedad era espesa y el calor pegajoso como el ron.

Fidel se había retirado de la vida pública hacía unos dos años y mis compañeros de charla recordaban anécdotas del comandante. Yo escuchaba asombrado. Ellos sabían que yo era comunista, pero lo habían olvidado o lo habían querido olvidar. No sabían que yo me había hecho comunista, al principio de los principios, entre otras cosas porque admiraba profundamente a aquel barbudo que hizo la revolución con apenas una quincena de camaradas y que le plantó cara al imperio durante más de cincuenta años a apenas noventa millas de sus costas. No lo sabían pero ninguna falta les hacía. Hablaban de Fidel como se habla de un vecino al que se admira; no como del jefe del gobierno, el líder del pueblo o títulos por el estilo, sino como de un amigo cercano que se ha ganado la admiración del barrio a fuerza de dar ejemplo.
En un momento dado cometí el error fatídico de formular la temida pregunta: “¿Y cuando muera, qué?”
Se hizo un silencio denso que pareció tragarse el mundo. Los ojos del Negro se volvieron más negros aún que el resto de su cuerpo y los de José se llenaron de una nostalgia preventiva. Sin pretenderlo, había convocado en la conversación a los fantasmas de la incertidumbre y la orfandad. El Negro fue el que rompió el mutismo, pasados unos largos segundos, con una frase que nunca olvidaré: “Fidel no se va a morir nunca, Álvaro… ni aunque se muera”.
Después, regresamos al buen humor, lejos de melancolías taciturnas, y a la conversación alegre hasta que despuntó el sol sobre nuestras cabezas. Atrás quedaba la noche y la pregunta que pudo nublarla por un momento. Esa es la magia de Cuba: del llanto a la risa en un segundo sin solución de continuidad.
Cuando el pasado sábado me dijeron que Fidel había muerto, un nudo atenazó mi garganta y todas las tristezas de este mundo se agarraron a mi pecho. Lloré como si un familiar o un amigo muy querido se hubiera marchado. No lo podía creer. No lo quería creer.
Marcos Ana, otro referente comunista imprescindible, nos había dejado apenas veinticuatro horas antes. Demasiada muerte, demasiada tristeza para un sábado lluvioso de noviembre. Vaya día…
En la televisión, un lacayo del capital hablaba de dictadura, represión y no sé cuantas estupideces más. De fondo, imágenes de un gigante de la historia vestido con traje verde olivo saludando a un niño. Me enfurecí contra las palabras de aquel ser abyecto que celebraba la muerte de Fidel Castro. Fue en ese instante cuando recordé las palabras del Negro, cuando los ojos empapados de nostalgia de José me asaltaron felizmente. “No se va a morir nunca, Álvaro…” Por mucho que aquel supuesto periodista celebrara, el comandante no se iba a morir nunca. Era un alivio.
Pensé entonces en mi otra casa, que no es mía pero como si lo fuera, allá en el barrio de La Lisa; pensé en todos mis amigos cubanos, siempre críticos pero leales a la revolución, y en que Fidel ya había sido juzgado por su pueblo, por la mayoría de los cubanos y las cubanas. Y supe cuál era el veredicto para el gigante verde olivo: absuelto por la historia, querido como un amigo al que se admira y no como a un jefe del estado. Entendí, al cabo, con claridad y exactitud, que todos los mitos empiezan así, con el amor de la gente sencilla, humilde, con el cariño leal de un pueblo. No se va a morir nunca… Ni aunque se muera.
El legado de Fidel, gracias José y Negro por enseñármelo, es inmortal porque cuenta con la ternura y la gratitud de los pueblos oprimidos, porque vive en todos los corazones revolucionarios que luchan por un mundo mejor y más justo. El legado de Fidel trasciende el odio de los rabiosos agentes del imperialismo porque se asienta sobre la ternura de sus nobles ideales. El legado de Fidel es un pueblo, el cubano, digno en las duras y las maduras, enhiesto frente a las dificultades y las agresiones, orgulloso de construirse cada día.
No. No se va a morir nunca aunque haya muerto. Y gracias a esa seguridad puedo gritar, a pesar de la tristeza que no se va del todo, aquello de: ¡Aquí no se rinde nadie, carajo!
Gracias, comandante. ¡Hasta la victoria siempre! ¡Venceremos!
(*) Álvaro Aguilera es Secretario General del Partido Comunista de Madrid.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ARTÍCULO CENSURADO DE LUCÍA ETXEBARRÍA SOBRE LA INFANTA

del blog de IÑAKI ANASAGASTI Articulo censurado de Lucía Etxevarría                                     LA INFANTA CRISTINA ES TONTA Y ANALFABETA Vengo de hablar con mi asesor fiscal, y le explico mi triste situación: - Oye, verás, es que mi marido creó una sociedad y me puso a mí como administradora, y ahora le reclaman una pasta de Hacienda y me llaman a mí… - Debería verlo, pero ya te advierto que sí, que te las vas a reclamar a ti. Este… ¿Tú has firmado las cuentas anuales? - Pues sí, yo firmaba todo lo que él me pasaba. - Pues entonces lo siento, pero no puedo ayudarte en nada. Tienes que pagar ese dinero. - Es que parece que ha evadido dinero y que lo puso en una cuenta fantasma en no sé qué paraíso fiscal. - Eso es delito, ya te estás buscando un abogado, esto es muy serio, puedes acabar en la cárcel. - Pero es que yo nunca miraba lo que él me d...

Barcelona. Con la CUP-Capgirem Barcelona fortalecemos un voto rupturista al servicio de la clase trabajadora

Durante todos estos años, el gobierno de Barcelona En comú-Podem en el Ayuntamiento de Barcelona, ha evidenciado estar lejos de ser una opción para hacer de Barcelona una ciudad al servicio y para la clase trabajadora. Los «Ayuntamientos del cambio» no han roto con la lógica de privatización y precariedad y han continuado con una política económica al servicio de los bancos, las empresas y de acatamiento a las órdenes del Estado, la Unión Europea y los organismos financieros internacionales. El mapa de las externalizaciones en Barcelona es alarmante, pues, según el mismo informe del Ayuntamiento, 250 servicios se encuentran en esta situación, de los cuales el 55% corresponden a servicios que se prestan a la ciudadanía y el 45% a servicios necesarios para el funcionamiento del Ayuntamiento. Todo esto ocupa en total 14.800 trabajadoras y significa más de 582 millones de euros anuales*. Y hay que aclarar que gran parte de las externalizaciones corresponden a derechos sociales....

RENAU EN BERLÍN (R.D.A.): LOS POLÉMICOS MURALES CONCEPTUALES

Previous Next http://agroicultura.com/general/renau-en-berlin-r-d-a-los-polemicos-murales-conceptuales/ Publicado por  Redacción   en  Cultura y comunicación   30 oct 2016   No hay comentarios Comenzamos la publicación de los seis capítulos berlineses de la biografía del fotomontador y muralista valenciano, “Renau. La abrumadora responsabilidad del arte”, escrita por Fernando Bellón y publicada en 2008 por el Institut  Alfons el Magnànim de la Diputación de Valencia. Por afinidad con la noticia sobre la inminente recolocación de un mural de Renau en Erfurt, empezamos por el capítulo 18 del libro, dedicado a todos los murales que realizó y diseñó en la RDA. En los próximos cinco meses publicaremos los capítulos 14, 15, 16, 17 y 19, que revisan los años que pasó Renau en la República Democrática Alemana. Esta cuarta parte de su biografía se titula “Un ácrata en el socialismo real”, porque Renau, siendo militante comun...