Jairo Gonzalez
http://colombianasycolombianosenberlin.blogspot.com/
“Un fantasma” recorre Alemania, el fantasma rojo intenso, que llena de expectativas a los nuevos electores alemanes. Se plantea la lucha por una nueva idea social, precisamente frente a las amenazas que implica la actual crisis socioeconómica (una de las más agudas de posguerra) y a 20 años de la caída del muro de Berlín. Es la nueva izquierda alemana, el Partido La Izquierda (Die Linke) resultado de una unión orgánica entre la fuerza política de la antigua República Federal Alemana, la Alternativa Electoral por Trabajo y Justicia Social (WASG) y el Partido del Socialismo Democrático (PDS) con su clientela política en el territorio de lo que fuera hasta 1989 la República Democrática Alemana.Esta “sombra roja”, la Izquierda, que desde los tiempos del terror Nazi no existía, está produciendo cambios políticos importantes y cuenta actualmente con presencia en todo el territorio federal. Hoy, nuevamente, resurge una izquierda robusta, de cobertura nacional y con presencia parlamentaria. Su existencia es garantía para que los temas sociales se conviertan en prioritarios y hagan parte del orden del día en los debates públicos.Este espectro acaba de anotarse una victoria contundente. Ha dividido la actual coyuntura electoral en dos: un antes y un después de los comicios electorales de Sarre, Turingia y Sajonia del pasado 30 de agosto del 2009, realizados en un clima hartamente aburrido y carente de debate político. El quiebre lo determina el éxito electoral de la izquierda, que superó todas expectativas de los encuestadores. Se genera así una nueva situación, tensa, que afecta las diversas colectividades políticas en el pique final de la supercampaña para las elecciones al Bundestag que tendrán lugar el 27 de septiembre del 2009. Todo se ha vuelto imprevisible para la construcción de una mayoría parlamentaria que será la encargada de elegir el nuevo gobierno en Alemania.La Izquierda (Die Linke) se ha convertido, indiscutiblemente, en la segunda fuerza política en el este. Y en el occidente alemán, podría llegar hasta gobernar un estado federado en coalición, el Sarre.Según las últimas encuestas de Infratest dimap, que fueron publicadas antes de la victoria electoral de la Izquierda, es decir antes del 30 de agosto, la Unión Democrática Cristiana (CDU – Conservadores) tiene una simpatía del 35% del electorado; La Socialdemocracia (SPD) del 23 %; Los Liberales (FDP – Centro derecha) del 15%; los Verdes del 13%; el partido La Izquierda (Die Linke) del 10% y otros del 4%. En esta última encuesta se observa una tendencia al aumento en la simpatía del electorado frente al partido La Izquierda y un descenso para el CDU: La Izquierda gana un punto, mientras que el CDU pierde un punto.Hasta ese momento, las cuentas estaban relativamente claras. La reelección de la canciller Angela Merkel (CDU) no corría peligro, contaba con los votos para un gobierno bipartito de centro derecha con el FDP o un gobierno continuista en coalición con el SPD. Después de los comicios regionales las estrategias están abocadas a poner en marcha un Plan B, porque con el fortalecimiento del partido La Izquierda, el proceso de construcción de mayorías para elegir el nuevo canciller, se ha vuelto bastante complejo. Es muy probable que falten los votos necesarios en la ecuaciones de los partidos que obtenga mayor respaldo electoral.Esto se debe a que se ha constituido un sistema de cinco partidos en Alemania (Conservadores / Social-democrá ticos / Liberales / Verdes y la Izquierda). Igualmente, a la falta de definiciones ideológicas claras de los dos partidos más numerosos (CDU y SPD) que gobiernan en coalición, lo cual permite que los partidos pequeños se vuelvan determinantes.El engranamiento del partido Die Linke (la Izquierda) en la estructura de partidos en Alemania obliga a los partidos, en especial al SPD y a los Verdes, a redefinir sus relaciones con La Izquierda. El SPD y los Verdes no podrán ver realizada ninguna de sus aspiraciones, si no tienen en cuenta las nuevas realidades políticas. Hasta ahora han sido reticentes a considerar a La Izquierda como socio para un gobierno de coalición federal. Igualmente, a nivel regional, el SPD (socialdemócratas) rechaza la posibilidad de un gobierno bipartito en Turingia, donde La Izquierda es el partido mayoritario, pues no quieren reconocerse como socios minoritarios.Algunos años atrás, nadie se habría imaginado la existencia de una izquierda de estas dimensiones en Alemania. Cualquier politólogo explicaría este proceso como resultado de muchos fenómenos a la vez: la desocialdemocratiza ción del SPD, la evolución hacia el centro de los Verdes, las medidas neoliberales de los últimos gobiernos, los temas militares en las relaciones internacionales de Alemania, la agudización de la crisis financiera y económica, entre otros factores. Esto ha conducido a generar un espacio para que se generen exigencias pacifistas contra la presencia de tropas alemanas en Afganistan y para las reinvidicaciones de una izquierda social con demandas por mayor control del sistema bancario, las nacionalizaciones y la lucha por la defensa del sistema social.Los temores frente al “fantasma” no paran, es el miedo al cambio, a una gobierno de coalición con un carácter social. Alemania se polariza y se politiza en la recta final a la elecciones federales.
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