Como ustedes saben con la factura eléctrica que llega a sus casas les vendrá un vale para poder canjear en las oficinas de Correos de todo el suelo patrio, por una bombilla de bajo consumo. Con esta medida el Gobierno lo que pretenden es concienciarnos en el ahorro energético y en lo importante que supone bajar el CO2 que nuestro país tira a la atmosfera. No digo que no sea una buena medida, por algo se empieza, pero lo ideal es que el Gobierno hubiera prohibido la venta de bombillas incandescentes, aunque esto suponga, para los liberales mas recalcitrantes, una perdida de libertad ya que nuestra capacidad de decisión en este tema desaparecería (menuda chorrada). Desde mi punto de vista el Gobierno tiene la capacidad de intervención siempre que suponga un beneficio para la mayoría o para corregir desigualdades de todo tipo. Como no, también tiene la capacidad de intervención y planificación económica para mejorar la vida de todos nosotros.
Al cierre de Garoña, y ya hice referencia en otro post, hay que tomar una serie de medidas medioambientales en la cual el ciudadano se de cuenta, que con el cierre de esta central, en la que la mayoría estamos de acuerdo, que tenemos que reducir nuestro gasto energético para paliar este cierre. Si mantenemos nuestro nivel de consumo de este bien común, no habrá servido para nada que se cierre esta central ya que la necesidad real de energía eléctrica será la misma o superior y se verán obligados a utilizar métodos arriesgados o altamente contaminantes para tanta demanda.
Pero esta medida de las bombillas de bajo consumo y otras orientadas a bajar el consumo eléctrico, ya se tomo por un gobierno en el mundo, el cubano. Recuerdo que se mondaban de risa nuestros prebostes por la prohibición de las bombillas incandescentes y la entrega a la población de las bombillas de bajo consumo, haciéndonos ver hasta donde llegaban estos chicos del socialismo en interferir en nuestras vidas. Yo no lo vi tan mal ya que si dependemos de la iniciativa privada lo llevamos claro. Entre otras medidas en el “infierno cubano” fue cambiar las televisiones y las ollas a los ciudadanos por otras menos “gastosas” de nueva fabricación.
A pesar de que se sigan partiendo de risa los de siempre, a mi la medida del Gobierno de España como las medidas de Gobierno Cubano me parecen valientes y necesarias a pesar de que los apóstoles del sacrosanto mercado les parezca interferencias en la economía a la que nosotros los comunistas no tenemos ningún miedo.
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