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Una historia del pop-rock en la RDA (y 8): Dean Reed, un americano en Berlín oriental

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http://uraniaenberlin.com/2014/06/13/una-historia-del-pop-rock-en-la-rda-dean-reed-un-americano-en-berlin-oriental-y-8/

El norteamericano Dean Reed (nacido en 1938, Denver, Colorado, EEUU; fallecido en 1986, Zeuthener, Berlín Oriental, República Democrática de Alemania) fue, probablemente, el caso más paradigmático de los muchos (a pesar de los pesares) disidentes desconocidosque se fueron desencantados del capitalismo hacia el socialismo real. Ingleses, norteamericanos y también alemanes del Oeste se pasaron al campo “enemigo”, aunque claro en menores proporciones que los, al parecer, miles o tal vez millones (la propaganda de la guerra fría fue así de obscena), que se pasaron a Occidente y fueron tratados exquisitamente, vamos, a cuerpo de rey, por la CIA y los mercaderes de la Europa de  OTAN-Gladio. Porque mientras los disidentes del socialismo soviético huían “despavoridos” de sus países, en aquellos otros donde iban a recalar se estaba dando forma a los ataques terroristas de falsa bandera, se participaba en golpes de Estado o se exterminaba a opositores políticos a través de dictadores militares colocados por EEUU y la colaboración cómplice de Europa. Sin contar que las democracias avanzadas tenían a mano criminales de guerra nazis para utilizarlos en sus redes de espionaje contra el bloque soviético y los rebeldes latinoamericanos.

La historia de Dean Reed estuvo marcada por sus sólidas convicciones políticas, de las cuales jamás abjuró, inclusive hasta el mismo día de su muerte, no como otros travestidos chaqueteros que cambiaron el puño en alto por una buchaca llena de dólares (o euros) para convertirse en abrazafarolas de la CIA. El gran Dean Reed fue de frente y a cara descubierta, como marxista y revolucionario, aunque nunca militó en organización o partido alguno. Utilizando la música como vehículo de sus ideales socialistas, partió definitivamente del imperio para llevarse de calle a los auditorios, primero latinoamericanos (en los años sesenta) y luego los del Este socialista (la URSS y la RDA) ya en los años setenta, donde se hizo merecedor incluso el Premio Lenin. En EEUU no se lo creían y echaban abundante bilis por donde podían. Un joven, apuesto, de la América más conservadora, la de las “oportunidades” (el “american way of life”), estaba haciendo trizas el escaparate dorado del capitalismo yankee, reivindicando los valores “bolcheviques”, en los estadios y en la calle.
Reed estuvo en países como Argentina y Chile, en este último poco antes de la llegada de la dictadura militar impuesta por la CIA y Kissinger y en los años ochenta todavía con el dictador Pinochet en el poder. Su carácter combativo y el hecho de arengar a las masas en los estadios sudamericanos con su canciones revolucionarias fue motivo suficiente para que fuese expulsado de aquéllos países (por Perón a finales de los años sesenta y en el Chile pinochetista de los ochenta) e incluso fue encarcelado varias veces. Su amistad con Salvador AllendeDaniel Ortega (Frente Sandinista) o Yasser Arafat le hizo figurar, junto a su ideario revolucionario y su oposición frontal a la guerra de Vietnam, en las listas negras de la CIA (nada comparable a la Stasi, claro). No es de extrañar que estuviera en el ojo del huracán de su país (y puede que en la diana de la agencia americana), puesto que el ferviente militante revolucionario Reed se manifestó públicamente y en solitario frente al consulado de EEUU en Chile, en 1970, portando un caldero de agua y una bandera de USA que introdujo en el cubo para expresar su descontento con la política exterior (Vietnam) e interior (racismo) de su país. También publicó, en 1971, una carta cuyo destinatario era el trilero disidente anticomunistaAlexander Solzhenijstin, un fabulador de tres al cuarto entronizado por la “intelligentsia” política y los juntaletras de Occidente, al que criticó abiertamente sus invenciones sobre la URSS.
Dean Reed, actor
                                                              Dean Reed, actor
Dean Reed con Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (Nicaragua)
Dean Reed con Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (Nicaragua)
Dean Reed protestando ante el Consulado de EEUU en Santiago (Chile)
Dean Reed protestando ante el Consulado de EEUU en Santiago (Chile)
Además de su faceta de cantautor, Dean Reed intervino como actor en varias películas de la DEFA (la productora cinematográfica oficial de la RDA) y también (antes de establecerse en la RDA) probó fortuna en Italia con algún que otro “spaghetti-western”. Recuerdo ahora mismo una mala película de ese subgénero que ví, curiosamente, no hace mucho: Adiós Sábata, con el impenetrable y hierático Yul Brinner de protagonista principal, haciendo malamente de pistolero enlutado, en la que se cargaba a todo diablo en plan Rambo, y una aportación de Reed a este film no precisamente afortunada. Hay que decir en favor de algunos “spaghettis-western” que eran algo más que subproductos del western clásico americano ya que fueron realizados en una más que interesante clave revolucionaria, aunque la calidad dejase mucho que desear en más de uno.
Pero Reed era músico por encima de todo. A Reed le acuñaron el apelativo de el “Elvis Rojo” , a pesar de que poco o nada tenía en común el llamado “rey del rock” (Elvis Presley) con un cantautor orientado a la protesta antifascista y anticapitalista, y viceversa. Pero quien sale mal parado en la comparación es, en mi opinión, Elvis Presley quien, musicalmente, fue un completo mediocre, aupado sobre todo por los medios controlados de EEUU en un momento en que había que dar el protagonismo del “rock’n roll” a un blanco, ya que este movimiento musical había sido inventado totalmente por los negros, que tenían al verdadero rey en el gran Chuck Berry, pero cuya presencia era muy limitada en los “media” americanos dado el racismo endémico que existía en los años cincuenta en USA. Presley fue (al margen de poseer una voz excelente) un producto de diseño muy publicitado a base de canciones (en su primera época) algo más interesantes, para decaer rápidamente en la ramplonería, la melifluosidad y el adocenamiento sonoro. Elvis fue el rey del rock (una estrategia del abrumador aparato publicitario de EEUU), pero un rey descafeinado, que es como decir que no fue nada.
Dean Reed fue un artista mucho más integral que el anfetaminado aspirante a chivato del FBI, al que sólo le interesaba forrarse de dólares. Bien es cierto que Reed no fue estrictamente un “rockero”, más bien cantante de música ligera, ni tampoco tuvo, especialmente, grandes canciones. Pero sobre todo Reed fue comprometido con su tiempo, con los oprimidos, con la justicia social, cosa que ya sabemos nunca ha estado de moda en el paraíso del capitalismo (al que estaba entregado Presley) algo que sus esclerotizados detractores capitalistas de “usalandia” no le perdonaron nunca. Asentado definitivamente en la RDA, desde el año 1972, Reed actuó en escuelas, fábricas y centros de ocio para los trabajadores, en la propia RDA y fuera de ella, sobre todo en la URSS, donde cosechó un monumental éxito. Cuando pisó su propio país, después de visitar la Unión Soviética, fue vetado en programas como el Johnny Carsons Show. La razón es que Reed era “comunista”. La esquizofrenia política de un país, en el que según el propio Reed “desde que se nace hasta que se muere se nos somete a una implacable propaganda anticomunista”. Ahora toca demonizar al “enemigo islámico”, como es sabido.
Dean Reed en....¿la Ciudadela de Pamplona? (año 1966)
Dean Reed en España….¿en la ciudadela de Pamplona? (año 1966)

Dean Reed en España, 1966
                                 Dean Reed, en España, 1966
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                                         Dean Reed, en Checoslovaquia
Dean Reed en el Parlamento de la RDA
     Dean Reed, en el Parlamento de la RDA
En los años ochenta decayó algo la popularidad de Reed por lo que se embarcó en otros proyectos, como el realizar una adaptación cinematográfica de la ocupación, en 1973, de Wounded Knee por parte del Movimiento Indio Americano, la cual se saldó con una fuerte represión por el FBI. La muerte de Reed impidió llevar a cabo este proyecto. Reed no dudó nunca, ni de sus convicciones políticas ni del apoyo hacia los países en los que había cosechado éxito (URSS-RDA) o le habían acogido (RDA). La prueba fue en una entrevista concedida a la cadena norteamericana CBS, seis semanas antes de morir, donde Reed apoyó la intervención militar soviética en Afganistán, en ayuda de un país amigo no lo olvidemos, contra los talibanes armados por la CIA y, asimismo, defendió la construcción del necesario Muro de Berlín. La extrema derecha norteamericana, los liberales, supongo que también la izquierda casposa internacional (aunque dudo mucho que le conocieran) y su entorno más cercano reventaron de odio hacia su persona.
LAS TEORÍAS DE LA CONSPIRACIÓN SOBRE LA MUERTE DE DEAN REED
La trágica muerte de Dean Reed, el 13 de junio de 1986 (su cuerpo fue encontrado el día 17), ocurrida en un lago cercano a su casa de Berlín Oriental, con tan sólo 47 años, desató todo tipo de especulaciones, sobre todo al otro lado del muro capitalista occidental. La versión oficial de la policía alemana oriental es que Reed murió como consecuencia de un accidente automovilístico. Se cree que Reed bajó del automóvil, aturdido, y se dirigió a pie hacia un lago que había cerca de su domicilio, donde se desplomó y falleció. Su cuerpo apareció flotando en el mismo lago. No se encontraron evidencias de muerte violenta alguna, descartándose también el suicidio. La autopsia confirmó estos extremos, además de revelar que su hígado era excesivamente grande y encontrar trazas de un tranquilizante (el nitrazepam) que podría haber precipitado su ahogamiento. Sin embargo, su última mujer Renate Blume y amigos del entorno de Reed señalaron el suicidio (debido a una depresión) como causa de la muerte del cantautor americano. Otros se inclinaron por un complot de la Stasi, la KGB e incluso la CIA. El suicidio es la versión que más se ha propagado.
¿Qué motivos aducen los defensores de esta teoría de la conspiración, incluida la manipuladora Wikipedia? Pues que Reed dejó, supuestamente, una nota publicada, de su puño y letra, que al parecer estaba en los archivos de la Stasi (el Servicio de Seguridad del Estado de la RDA), encontrados tras el derrumbe de la RDA en 1990, donde Reedhablaba de que la relación con su mujer se estaba yendo a pique y, además, pedía disculpas a Erich Honecker, último presidente de la RDA, por “dañar la imagen del país”. La autenticidad de esta supuesta nota-carta de Reed, sacada a la luz por el desacreditado e infame tabloide sensacionalista alemán Bild Zeitung, fue puesta en duda por parte de amigos del cantante.
Dean Reed y su mujer Renate Blume, dos días antes de morir (11 de junio de 1986)
Dean Reed, y su mujer Renate Blume, en una fotografía tomada dos días antes de morir (11 de junio de 1986)
La noticia de su muerte en el Neues Deutschland, órgano del SED (Partido Socialista Unificado, de la RDA)
La noticia de la muerte de Dean Reed en el Neues Deutschland, órgano del SED (Partido Socialista Unificado, de la RDA), el día 18 de junio de 1986
Pero lo que más se aproxima a la verdad en torno a las circunstancias de la muerte de Dean Reed, es que no estaba deprimido en los días previos a su fallecimiento, ni tampoco tenía intención de regresar a EEUU (como relataron amigos muy cercanos a Reed, en concreto Marv Davidov, entonces activista político en la ciudad norteamericana de Minneapolis), teorías que algunos propagaron interesada y torticeramente (de ahí que, supuestamente, la Stasi le hubiera “quitado” de en medio). Ni tampoco la relación causa efecto matrimonial (malas relaciones con su última mujer, Renate Blume) fue el detonante de un supuesto y nunca probado suicidio.
Las teorías más disparatadas surgieron como setas: después de la caída del Muro se informó de que Reed estaba desilusionado con el socialismo, que había sido apuñalado cinco veces, que había sido envenenado, que su mujer le “vendió” a la Stasi…Todo un repertorio conspirativo para dar por buena una máxima: Reed se metió en la ratonera comunista, se equivocó al recalar en el “telón de acero” y, finalmente, deprimido, se suicidó. Puede que así sucediera, no lo niego, pero es tan poco probable como que Reagan fuese comunista. 
El atractivo hombre de Colorado, el galán de ojos azules de firmes postulados marxistas que sedujo a las masas revolucionarias,  el Cowboy “rojo”, el “cantor” socialista, fue ante todo una de las personalidades más fascinantes del siglo pasado, implicado hasta las últimas consecuencias con un ideario del que nunca abdicó, aunque el heterodoxo (a su manera) Reed tampoco se adscribiera a partido comunista alguno, ni en la URSS, ni en la RDA, ni en Sudamérica. Y tampoco Reed quiso renunciar nunca a su ciudadanía norteamericana. Lo que sí tuvo claro siempre Reed es que, según sus propias palabras.“El socialismo es la mejor forma de vida para la humanidad, pero aún no ha progresado lo suficiente”.

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