Hablar con Julio Anguita implica sacar la cabeza de la marabunta mediática y política, de los eslóganes, los debates sin réplica, las encuestas sin valor sociológico, del mundo ficticio creado para conseguir un voto. Hablar de política con Julio Anguita es hablar de Política como disciplina dentro de la Ética de la Grecia Helenística. Comenzó en la política afiliándose a un partido clandestino. 36 años después su discurso no ha variado y su 'Teoría de las dos orillas' sigue vigente. En el 2000 abandonó su último cargo político como secretario general de IU. Ahora, vive de su pensión y de sus "modestos" artículos. Eso mismo hacía cuando le llamamos, escribir, y sin cuestionario previo, preparación o filtro, nos atendió.
¿Cuál es su opinión de la campaña electoral que estamos viviendo?
Ante todo he de decir que nunca me han gustado las campañas electorales. Siempre he despotricado de ellas. Son inútiles y se deberían hacer de otra forma. El otro día en el debate vimos un ejemplo. No se debate, es un dúo de soliloquios. Fue un sucedáneo de debate. Yo pude contar hasta 25 temas que no tocaron, la pérdida de valor de los salarios, agricultura, ganadería, pesca o industria, la situación laboral de la mujer que no cobra lo mismo que el hombre, etc. Otro ejemplo son las encuestas, con una muestra menor de 15.000 personas no sirven de nada. Las campañas políticas deberían ser una apuesta de los medios de comunicación, participación de la gente y debate real. Tras las elecciones,
¿Cree que la próxima legislatura será menos dura, menos crispadora?
En este juego no hay grandes programas contrapuestos. El PP y el PSOE son dos ruedas del mismo proyecto centrista. No se habla de trabajo precario, de economía sumergida, del desastre de los tribunales que deja en la calle a gente que ha robado como los Albertos. La economía está montada sobre el esquilmo, todo está muy mal montado. Y mientras las fuerzas se reparten un rol del que vive mucha gente. Es una tomadura de pelo. Los políticos hacen grandes promesas que quizás se alejen de los ciudadanos ¿Se hace una política alejada de la realidad? Es que hacer política no es esto. La política es la acción más noble que se pueda llevar a cabo, si lo que se hace es política. La gente ahora dice que son apolíticos, pero lo que en realidad son es apartidistas. La política como parte de la Ética es tener una concepción del mundo al que queremos llegar. Pero para eso hay que decir la verdad, predicar con el ejemplo. Y lo que hacen los políticos es lo que hacemos todos en la vida. Todos mentimos, nos peleamos por una herencia... El mal de la política es lo que existe en la vida real. Se trata de un problema de valores. En este sistema cada uno adopta su rol, los ciudadanos por su parte son los ingenuos que piensan que votar cada cuatro años les hace participar de la política.
¿Qué ha cambiado desde que usted comenzó en el mundo de la política?
No ha cambiado mucho, lo que tampoco ha cambiado ha sido mi discurso. No creo en esta política. Aunque sí que creo en las instituciones, pero no funcionan.¿Por qué tipo de político apuesta? Los políticos no me interesan, me interesa la política como proyecto. Entré en un partido por un proyecto. Esta es la época del carisma, la imagen, la moda, yo creo en otro tipo de política, que implica nadar contra corriente. Lo que tenemos ahora son dos versiones de centro derecha. La política no tiene que vender. Bueno, es que yo soy antimercado.
¿Qué se puede hacer para que los ciudadanos se sientan más cerca de la política?
Es que con estos mimbres no se hace un cesto. El poder en España lo tiene don Emilio Botín, el presidente es sólo el administrador de la finca. La sociedad, además está asustada ¿Qué rebeldía va a tener alguien que cobra mil euros? Cuando hay carencia no hay revolución. La sociedad piensa de manera resignada. Hemos llegado a un punto, también a través de la fuerza de artistas e intelectuales, en el que los dominadores piensan igual que los dominados.
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