Ya sabéis que hace tiempo vengo hablando de mi relación con Izquierda Unida entre otras cosas.
Llegue al PCE en el año 1996 por el camino de auto convencimiento ya que ni familiarmente hay tradición de personas de izquierdas, todo lo contrario, ni personalmente tenía inquietudes digamos de izquierdas. Si es cierto que tenía mucha conciencia social y me encontraba bien entre la problemática de los que sufren y los problemas de los trabajadores. Tiempo después, y por la coña que me dio un compañero de la agrupación, me afilie a IU, pero sin ninguna gana, sin entusiasmo, y solo por hacer bulto ya que mi corazón era (y soy) comunista firme defensor de las conquistas sociales de todo el bloque comunista (un pro soviético vamos). Nunca he sentido como propia a IU a pesar de que he colaborado en todas sus campañas de forma entusiasta y dando todo lo que he podido.
En el momento actual no se qué hacer con mi militancia ya que si IU no me gustaba antes ahora, que está ocupada por un número amplísimo de arribistas sin ideología que lo único que quieren es comer , me repugna.
Es cuestión de tiempo también, que me pase lo mismo con el PCE, ya que veo que si no se hacen con el control de IU los grandes dirigentes para también seguir comiendo la sopa boba potenciaran el partido por puro interés personal.
Ahora sumamos a mi crisis política la crisis sindical que tengo. Llegue a CCOO en el 97 después de haberme ido antes. Salí elegido delegado de mi empresa y he estado en esta situación hasta este año, que por un cambio de trabajo he tenido que dejar.Lo que no sucedía antes con los delegados que se encontraban en excedencia porque entendíamos que se le reconocía una trayectoria y por su posible vuelta a trabajo para que se sintiera más protegido, ahora que nos ha tocado a un buen amigo y a mí, ya no vale. Nuestros antiguos hermanos del sindicato nos han segado la hierba bajo nuestros pies y nos hemos visto obligados a dimitir casi con nocturnidad y alevosía. Este es el pago después de tantos años de lucha. En estas organizaciones tan grandes se denomina, ¡estar amortizado!
Lo difícil viene ahora ya que ni IU me vale, el PCE casi tampoco, y CCOO me decepcionado. Esta noche, como ya he dicho antes, a mi crisis política se une la sindical, y he estado sopesando si merece la pena tanto sofoco, si merece la pena seguir afiliado a estas organizaciones o ir buscando acomodo en otras más afines con lo que yo pienso y siento.
Ahora mismo lo que realmente me pide el cuerpo es dejar a la tres, pero esperare un tiempo, primero para calmarme y segundo ir mirando otras organizaciones que llenen este vacío.
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