Un diario berlinés atrapado por el pasado comunista .
ELMUNDO
DPA
BERLÍN.- El diario berlinés 'Berliner Zeitung' se enfrenta a un escándalo desde que se supo que dos de sus periodistas más importantes trabajaron para la mítica y temible Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana (RDA).
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior reunificación del país, el diario 'Berliner Zeitung', sobreviviente de la RDA, buscó posicionarse como el diario liberal de la capital germana y así alcanzar proyección nacional.
Los colaboradores del diario lo consideraron entonces un promisorio: "laboratorio de la unidad alemana"; entre otras cosas porque sus responsables no tuvieron empacho en hacer pública la historia del medio como órgano oficial del Partido Comunista (SED), lo que implicaba reconocer que era la voz oficial del régimen.
Gracias a esa política de apertura, el antiguo periódico del Este se ganó también a muchos lectores del Oeste.
Sin embargo, hace pocos días la historia de los años comunistas volvió a echar su ominosa sombra sobre el diario, cuando se supo que dos de sus trabajadores históricos habían sido informantes de la Stasi.
Fue el historiador Hubertus Knabe, director del centro donde se conservan y estudian los documentos sobre la Stasi, que funciona en el enorme edifico donde antiguamente tenía oficinas y calabozos la dependencia, quien sacó la historia a la luz.
La revelación, sin embargo, no es todo lo bien intencionada que podría parecer: el historiador se había sentido afectado por un informe sobre su persona publicado en el 'Berliner Zeitung', obra de uno de los periodistas a quien ahora se cuestiona por su "pasado Stasi".
La novedad puso al diario en situación de tener que recuperar su credibilidad: desde que se desató el escándalo, los fieles lectores del periódico discuten sobre el problema, en cartas que el propio 'Berliner Zeitung' publica en su correo de lectores.
Si bien algunos le retiraron su confianza, son muchos los que piden indulgencia para a los "pecados de juventud" del periodista Thomas Leinkauf y del subjefe de noticias, quien fue informante de la Stasi durante más de 10 años. Por ahora, ambos han dejado sus puestos, mientras el director del diario, Josef Depenbrock, repite que ofrecerá detalladas explicaciones sobre los casos.
La redacción se ha pronunciado por que todos los periodistas, provengan tanto del Este como del Oeste, soliciten sus legajos en la Stasi y los presenten públicamente.
Investigadores de las universidades de Berlín y de Fráncfort tienen acceso a las actas de la Stasi en manos de la autoridad responsable, y se especula con que harán público la identidad de otros periodistas que también hayan colaborado como informantes.
El economista Jan Krone, especialista en medios y que desde la Universidad Libre de Berlín estudió durante años el panorama de los diarios de la capital alemana, considera que el diario berlinés es aún hoy una "divisoria de aguas". "El periódico debería aprovechar la oportunidad y atreverse a volver a empezar de cero, en lo posible con un nuevo propietario y nuevos periodistas", afirma el investigador.
En Berlín sigue existiendo un 'muro periodístico' y una división entre los lectores del Este y el Oeste. No habría que esperar que los fieles lectores del Este se cambien a la competencia del 'Berliner Morgenpost' o del 'Tagesspiegel', sostiene Krone. Por eso es fundamental que el millón de ciudadanos del Este de la ciudad cuente con un periódico crítico de calidad.
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BERLÍN.- El diario berlinés 'Berliner Zeitung' se enfrenta a un escándalo desde que se supo que dos de sus periodistas más importantes trabajaron para la mítica y temible Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana (RDA).
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior reunificación del país, el diario 'Berliner Zeitung', sobreviviente de la RDA, buscó posicionarse como el diario liberal de la capital germana y así alcanzar proyección nacional.
Los colaboradores del diario lo consideraron entonces un promisorio: "laboratorio de la unidad alemana"; entre otras cosas porque sus responsables no tuvieron empacho en hacer pública la historia del medio como órgano oficial del Partido Comunista (SED), lo que implicaba reconocer que era la voz oficial del régimen.
Gracias a esa política de apertura, el antiguo periódico del Este se ganó también a muchos lectores del Oeste.
Sin embargo, hace pocos días la historia de los años comunistas volvió a echar su ominosa sombra sobre el diario, cuando se supo que dos de sus trabajadores históricos habían sido informantes de la Stasi.
Fue el historiador Hubertus Knabe, director del centro donde se conservan y estudian los documentos sobre la Stasi, que funciona en el enorme edifico donde antiguamente tenía oficinas y calabozos la dependencia, quien sacó la historia a la luz.
La revelación, sin embargo, no es todo lo bien intencionada que podría parecer: el historiador se había sentido afectado por un informe sobre su persona publicado en el 'Berliner Zeitung', obra de uno de los periodistas a quien ahora se cuestiona por su "pasado Stasi".
La novedad puso al diario en situación de tener que recuperar su credibilidad: desde que se desató el escándalo, los fieles lectores del periódico discuten sobre el problema, en cartas que el propio 'Berliner Zeitung' publica en su correo de lectores.
Si bien algunos le retiraron su confianza, son muchos los que piden indulgencia para a los "pecados de juventud" del periodista Thomas Leinkauf y del subjefe de noticias, quien fue informante de la Stasi durante más de 10 años. Por ahora, ambos han dejado sus puestos, mientras el director del diario, Josef Depenbrock, repite que ofrecerá detalladas explicaciones sobre los casos.
La redacción se ha pronunciado por que todos los periodistas, provengan tanto del Este como del Oeste, soliciten sus legajos en la Stasi y los presenten públicamente.
Investigadores de las universidades de Berlín y de Fráncfort tienen acceso a las actas de la Stasi en manos de la autoridad responsable, y se especula con que harán público la identidad de otros periodistas que también hayan colaborado como informantes.
El economista Jan Krone, especialista en medios y que desde la Universidad Libre de Berlín estudió durante años el panorama de los diarios de la capital alemana, considera que el diario berlinés es aún hoy una "divisoria de aguas". "El periódico debería aprovechar la oportunidad y atreverse a volver a empezar de cero, en lo posible con un nuevo propietario y nuevos periodistas", afirma el investigador.
En Berlín sigue existiendo un 'muro periodístico' y una división entre los lectores del Este y el Oeste. No habría que esperar que los fieles lectores del Este se cambien a la competencia del 'Berliner Morgenpost' o del 'Tagesspiegel', sostiene Krone. Por eso es fundamental que el millón de ciudadanos del Este de la ciudad cuente con un periódico crítico de calidad.
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