Ir al contenido principal

HABLA UN ANTIGUO BECARIO DE LA URSS


Los de la RDA se comparaban con la RFA, no con otros socialistas”
Alexis Moncada Sequeira, ex becario en la URSS:
Desde la Unión Soviética de la perestroika era un poco difícil entender lo que pasaba en Alemania del Este. No había la misma escasez que en Rusia, había una mejor calidad de vida. Sin embargo, los rusos vieron con buenos ojos la caída del muro de Berlín, relata un ex estudiante nicaragüense de aquellos tiempos



Alexis Moncada Sequeira, de 41 años, llegó a la Unión Soviética de la perestroika de Mijaíl Gorbachov y le tocó verla en Moscú, donde se vivían con intensidad los debates de aquella época sobre los cambios que debían hacerse.
Antes de viajar en 1988 a estudiar Relaciones Internacionales en el Instituto Moscovita de Relaciones Internacionales, adjunto al Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS, cumplió el servicio militar. Alexis era un cuadro de la Juventud Sandinista, el brazo juvenil del FSLN. Concluyó sus estudios en 1994.
“Allí en ese instituto había estudiantes de los países socialistas, checos, polacos, rusos por supuesto, y había de Cuba y de países en desarrollo como Vietnam, Laos, Cambodia, etc., y de Nicaragua”, relata.
En 1990 va declinando el número de estudiantes cubanos porque el Gobierno de Cuba no estaba muy de acuerdo con el proceso de apertura, de glásnot, que promovía Gorbachov, entonces tratando de evitar la contaminación, (sólo) dejaron terminar las carreras, pero no mandaron más gente, evoca.
Luego de trabajar un tiempo corto en la Cancillería tras su regreso, obtuvo un trabajo con la Asociación Danesa para la Cooperación Internacional, una ONG danesa, donde hoy es oficial de programa.
Estuviste en agosto de 1989 en Berlín Oriental. Era la segunda vez que ibas. Ya habías estado en diciembre de 1988, visitando a tu hermana Maité.
También tengo otro primo que estudiaba allí. Él contaba un poco que entre los jóvenes se podía escuchar que había malestar en relación al régimen, que se sentían limitadas sus libertades, y que ellos se comparaban no con los otros países socialistas, sino con la otra Alemania (la República Federal Alemana, capitalista).
Si vos veías en la República Democrática Alemana (RDA) y comparabas frente a Polonia, Rusia, las condiciones de vida eran mucho mejores. Por ejemplo, la escasez que nosotros en algún momento vivimos en Rusia, nunca se vivía en la RDA.
No era lo mismo.
Vos ibas a trabajar a Alemania (Oriental), ahorrabas tus realitos, te comprabas tus cositas; comprabas mejores cosas (que en la URSS).
Entonces en ese sentido, si uno comparaba, uno no esperaría que iba a haber una reacción de los alemanes en contra del sistema, pero creo que también se inspira en estos procesos en Polonia, en Hungría, en la misma Rusia. Hay entonces más acceso a la información, y hay más posibilidades de recibirla y crearse una opinión distinta a lo que el Estado alemán permitía a la gente.
Visto desde la Unión Soviética no había claridad de lo que estaba sucediendo en Alemania.
¿Estaba bastante censurada la información?
¿En la RDA? En Rusia, no.
La crisis empieza como en septiembre de 1989. Los alemanes orientales huyen hacia Austria desde Hungría, se refugian masivamente en la embajada de la República Federal Alemana (RFA) en Budapest y hay manifestaciones a lo interno de la RDA. ¿Cómo te enteraste vos?
Creo que había (ya) mayor apertura en Rusia. Ya a través de los medios oficiales, el diario Pravda (La Verdad); había un periódico sobre noticias internacionales que incluso reproducía al ruso informaciones de periódicos o revistas occidentales como Newsweek, The Economist. Entonces uno podía leer allí información (no oficial).
¿Izvestia?
No me acuerdo el nombre de ese periódico.
Entonces yo diría que sí, que en Rusia sí hay una apertura. Incluso , cuando nosotros ya llegamos en 1990 a la universidad, ya hay un proceso de cambio del currículum.
Antes, los que nos habían precedido, habían estudiado Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética. Ya cuando nosotros llegamos, estudiamos Historia de la Unión Soviética.
Entonces había un movimiento hacia una apertura mayor, a mostrar un análisis de la historia más amplio, no tan de un solo lado. Y había también en ese período un cambio de mayor acceso a teorías de Occidente.
Eran los tiempos de la glásnot (claridad), de la perestroika.
Incluso en la carrera comenzaron a darle un matiz más de Ciencias Políticas que solamente Relaciones Internacionales. En ese sentido hay una evolución en el pensamiento académico de apertura hacia las nuevas ideas occidentales.
Incluso uno no ve el tipo de cambio radical que se pudo dar en los otros países, fue un proceso más gradual porque tiene que ver con unas estructuras de poder más consistentes.
El control era muy fuerte. La RDA también era un Estado muy controlado. Las instituciones estatales eran muy fuertes.
Lo otro es que al final hubo una revolución en Rusia (la Revolución de Octubre de 1917), aunque hay sus cuestionamientos de cuán insurrección fue, de qué tan popular fue, pero al final en los (demás) países el socialismo es impuesto por la ocupación soviética.
Después de la Segunda Guerra Mundial.
Imponen el régimen comunista.
¿Cuándo te enterás de la caída del muro? ¿El 10 de noviembre?
Si no recuerdo mal, había manifestaciones, ¿no? Inmediatamente.
Incluso a través de los medios, en la televisión, recuerdo haber visto las imágenes, la caída del muro. Realmente no recuerdo muy bien, verdad, pero me parece que en general fue bien visto por la población rusa.
Quizás hubieran querido tener la posibilidad igual de tener con quién unirse, sobre todo porque significaba entonces: uno, la reunificación alemana; dos, las posibilidades de mayor desarrollo, con mayores inversiones privadas.
Porque en Rusia también había un proceso de apertura a la entrada de empresas extranjeras, europeas y norteamericanas.
Creo que en ese sentido hay en la población rusa de que quiere que llegue esa inversión, porque existe el sentimiento de que “Occidente es igual a desarrollo”.
¿Había también una visión exagerada, estereotipada de la riqueza de Occidente?
Y un afán de irse a Occidente. Entonces los alemanes, al caerse el muro, ven que tienen las puertas abiertas.
En esos países había sus chistes. Yo me acuerdo que en Polonia, donde yo estudié, había un chiste que decía: “¿Qué dirían los polacos si les dieran pasaporte? El último apaga la luz”.
Ja, ja, ja. ¿Ah sí?
Pero efectivamente había eso, uno se encuentra todavía esa admiración hacia lo que representa Occidente. Diría que efectivamente un poco exagerada, y que valora poco sus propios logros como sociedad.
Cuando suceden todos estos cambios ¿no te sentiste desconcertado? Eras estudiante becado, estudiabas una carrera con un perfil bastante político, y no sé si sentiste temor.
Siento que cuando uno va a estudiar como que uno ve las cosas un poco distintas; incluso la misma impresión que yo tenía del proceso en Nicaragua, cambió al verlo desde allá con otros ojos, además de poder estudiar y conocer otras ideas.
Mi propia opinión sobre el proceso en Nicaragua iba modificándose también, y si recordamos es en febrero, abril del 90 cuando se da el cambio en Nicaragua ...
Fueron casi contemporáneos. Yo hablaba con otros ex becarios que más o menos a los dos o tres meses, vos te orientabas que el discurso oficial que habías oído era uno y la realidad era otra cosa. ¿Cuánto te tomó darte cuenta?
Sí, ese tiempo te podía tomar, pero desde que uno llega (también notabas cosas). Te dicen: “Vamos a comprarle ropa de invierno”. Y toda era uniforme, no había variedad.
Pero por ejemplo, llegabas a la RDA y veías un poco distinta la cosa, un poquito más de desarrollo, más oferta, más variedad. Decís: bueno, está mal, pero no están tan mal. En ese caso (de Alemania Oriental) a lo mejor la cosa funcionaba mejor.
No sé con qué tendrá que ver, quizás con un mayor desarrollo tecnológico de la RDA, porque estaban hablando de que desde 1945, a pesar de toda destrucción (de la Segunda Guerra Mundial), hay un conocimiento en la población alemana.
Era un país más pequeño.
Un país más pequeño, menos dificultades. Seguramente los niveles de pobreza y de variedad étnica que había en la URSS, no eran tan graves en el caso de Alemania.
Entonces hay un sentimiento que estás claro de que hay un cambio de manera de pensar, así como uno la vive personalmente y su desilusión con el proceso nicaragüense, me imagino que los alemanes vivieron algo similar.
Y por ejemplo entre los alemanes que estudiaban allá en mi instituto, había un respaldo a ese cambio aunque muchos de ellos eran cercanos al establishment. Porque sí había también sus élites en los países socialistas que eran las que accedían a los puestos diplomáticos.
A los puestos de dirección.
Exacto, cercanos al poder con la posibilidad de ocupar cargos diplomáticos, hijos de diplomáticos.
Aun así el sentimiento generalizado era de aceptación entre los alemanes que estaban en Rusia, también experimentando el mismo tiempo de cambio de pensamiento un poco más abierto hacia formas distintas del sistema político, de democracia.
En Rusia los cambios son después. ¿Te acordás vos del golpe de la vieja guardia comunista contra Gorbachov en 1991? Gorbachov estaba en Crimea, era agosto (el 18). ¿Estabas en Moscú?
Gorbachov estaba de vacaciones. Recuerdo que vimos una manifestación muy clara de un cambio y hacia atrás cuando comenzaron a poner en la televisión sólo música clásica, ballet...
Nada de lo que sucedía...
Nada de lo que estaba sucediendo.
Y además los mismos rusos decían que ese era el tipo de televisión que uno veía en tiempos de Brezhnev (Leonidas Brezhnev, ex secretario general del Partido Comunista de la URSS de 1964 a 1982, máximo líder soviético).
Sí había un sentimiento de que había un peligro de un retroceso de que nuevamente las estructuras más conservadoras asumieran el poder en Rusia, sin embargo, también era notorio de que no había un apoyo entre la población rusa.
No es que la gente se movilizó, como pudo haber sido más adelante se movilizaron cuando el golpe de Estado de Yeltsin (el presidente de Rusia Boris Yeltsin, que disolvió el Parlamento en 1993 y mandó los tanques contra su edificio, el cual fue bombardeado).
La vida seguía su curso normal, nadie mostraba apoyo (al golpe contra Gorbachov). Entonces se miraba que esto se iba a resolver entre cúpulas tarde o temprano.
Acordate que salen los tanques hacia la sede del Parlamento, la Casa Blanca. Hablamos de agosto de 1991 (el día 18). Había gente alrededor del edificio. Llegan los tanques y Yeltsin los recibe. Se sube a uno y la tropa que habían mandado desobedece las órdenes del alto mando golpista, y fracasa todo.
Entonces, allí, con Yeltsin, la gente se moviliza más.
Sí hay un sentimiento de apoyar (la continuidad de las reformas). No tiene que ver con Yeltsin mismo haciendo un llamado a la población a volcar el respaldo, que era lo que Gorbachov no habría podido hacer, estaba detenido.
Había un sentimiento encontrado con Gorbachov de parte de la población: había comenzado a darse escasez en Rusia, hay una devaluación del rublo, entonces y mucho pensamiento conservador, sobre todo entre la gente de más edad, quienes comienzan a ver su pensión devaluada.
Para poder ajustar, vos te encontrabas en la calle a los viejitos recogiendo botellas para vender, y poder tener algún ingreso y poder conseguir pan, huevos, leche, lo básico.
¿Y los jóvenes?
Entre los jóvenes sí hay una mayor aceptación a ese proceso de cambio de Gorbachov. Yo diría que entre mis compañeros de clase, en general, estaban de acuerdo con la apertura, acceso a nuevos conocimientos, pero no de simpatía con el gobierno de Gorbachov; ellos querían cambios más radicales.
Además sí había el sentimiento de “mantenernos como potencia”. Están bien las negociaciones con Estados Unidos, pero somos una potencia, exijamos nuestra posición en el mundo. Y sentían que se iba perdiendo ese poder que no era tanto un problema de lo que querés, sino de lo que podés.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Latinoamérica: La crisis de los gobiernos “progresistas”

Lo que predomina en Latinoamérica es el debate sobre el porqué de la crisis y retroceso de los mal considerados gobiernos “progresistas”. Lo más sobresaliente es la crisis del gobierno de Maduro y el declive del chavismo. En diciembre pasado fue derrotado electoralmente. Esto se une a la grave crisis de Dilma-PT en Brasil, a las derrotas electorales del peronismo K en Argentina y de Evo en el referendo de Bolivia. Pretenden culpar de sus fracasos a “campañas de la derecha” y hasta a un “golpe” en Brasil. ¿Cuáles son las verdaderas razones de su crisis? Ante la debacle electoral del chavismo el primero en salir a justificarse fue Nicolás Maduro dando la explicación de que todo se debió a una “guerra económica” lanzada por el imperio”. García Linera, vicepresidente de Bolivia, aseguró que existe una “oleada contrarrevolucionaria” y que “está en riesgo la soberanía latinoamericana”. Y que esa “guerra económica” la orquestarían Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita po

68 razones para celebrar #Israel