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La respuesta de la izquierda anticapitalista europea tras el 14-N: unidad, radicalidad y lucha en todo el continente



Domingo 25 de noviembre de 2012, por Mar
Redacción anticapitalistas.org
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Con el salón de actos del IES Cardenal Cisneros de Madrid ocupado por varios centenares de personas, se celebró el pasado viernes 23 el mitin internacional convocado por Izquierda Anticapitalista.
En la presentación del mismo se hizo hincapié en el eje en el que convergen las iniciativas y respuestas de la izquierda anticapitalista europea: la coordinación de las luchas a escala continental, con el horizonte puesto en una Huelga General europea. Un horizonte hacia el que se avanzó el pasado 14-N. Intervino en primer lugarJavier Medel (médico y miembro de la Coordinadora de Hospitales y Centros Sanitarios de Madrid), que expuso el ejemplo de la privatización de la sanidad pública como un aspecto central de la aplicación de políticas neoliberales que buscan hacer de los servicios públicos un negocio para una serie de grandes empresas.
Un proceso que arranca a finales de los años 70, con la consideración como “monopolios” de los elementos que en realidad garantizan derechos básicos, por parte del FMI, la OMC o el Banco Mundial. Con la integración del Estado español en la Unión Europea, que coincide con la aprobación de la Ley General de Sanidad (1986) comienza un proceso continuado de recortes, protagonizados tanto por los gobiernos del PSOE como por los del PP. Estos se han basado en normas legislativas como la Ley de Contratos del Estado o la Ley 15/97, que abrió espacios a la gestión privada de áreas del sistema sanitario. Medel expuso la vital importancia que tiene la relación entre el carácter público del sistema sanitario y la inversión que se realiza en él con los índices de esperanza de vida, constatándose también diferencias palpables entre las clases sociales, de hasta diez años. Unas desigualdades que se ampliarán notablemente con el proceso privatizador.
Según el activista de la sanidad pública madrileña, en abril de 2012 se impone un golpe fundamental contra la misma, a través del Decreto 16/2012 del gobierno de Mariano Rajoy, que cambia radicalmente el modelo: acaba con la universalidad del sistema fomentando el “aseguramiento” (como durante el franquismo), generaliza las distintas modalidades de “copago”, expulsa a colectivos sociales vulnerables de la cobertura, e impone una “cartera básica de servicios” que conlleva amplísimas limitaciones a la atención médica pública. En el caso de la Comunidad de Madrid –una de las comunidades autónomas con menor gasto sanitario del Estado–, ya hasta ahora estaba a la cabeza de las privatizaciones mediante las concesiones a 30 años generando que un hospital con un coste de 150 millones de euros pase a costarnos a todas y todos más de 2.000 millones.
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Ahora el gobierno regional intenta imponer privatizaciones completas de los nuevos hospitales, regalando lo que es un derecho fundamental a la gestión de fondos de inversión como CAPIO, con conocidas relaciones familiares con altos dirigentes del PP.Frente a toda esta situación, consideró necesaria una amplísima movilización que implique a trabajadores y trabajadoras, pacientes, y en general a la mayoría social en defensa de la sanidad pública, como la Marea Blanca que comenzó con una masiva manifestación el pasado 18 de noviembre en Madrid.
La siguiente intervención la protagonizó Andrés Bódalo, militante del Sindicato Andaluz de Trabajadores/as (SAT), que con el estilo combativo y de firmeza que caracteriza a los luchadores de esta organización, expuso la terrible situación que está sufriendo Andalucía. Con un 36% de paro, que abarcará a 2 millones de trabajadoras y trabajadores andaluces a final de año, Bódalo consideró que la troika y los poderes políticos a su servicio declararon la guerra a la clase trabajadora, ante lo que ésta debe combatir sin tregua. El SAT, y antes el SOC, han liderado una lucha histórica durante más de 30 años, lo que según Bódalo, “demuestra que podemos cambiar, pero nos lo tenemos que creer”. El verano de este año fue una buena muestra de ello, con las ocupaciones de grandes superficies comerciales para denunciar a los culpables del hambre y la explotación, y la Marcha Obrera que recorrió los pueblos y capitales andaluzas a lo largo de 350 kms., para unir a todos los sectores afectados por el capitalismo. “Hemos metido miedo al poder, y por eso nos reprimen, pero ningún pueblo caminará solo, solo juntos venceremos”, afirmó el sindicalista del SAT.
Para el combativo sindicato andaluz, cuando hay hambre o desahucios “sabemos dónde están los culpables y les ponemos rostro a los que roban a la clase trabajadora”, ocupando bancos, grandes empresas comerciales o la tierra, reivindicando la reforma agraria. Ese es el caso de la finca Somonte, puesta a funcionar por los jornaleros y jornaleras del sindicato, ante la desidia de la Junta de Andalucía, propietaria de los terrenos.
Andrés Bódalo finalizó su intervención llamando a la unidad de toda la clase trabajadora europea, planteando que “aunque todo tiene un precio, en forma de prisión, multas, juicios, etc.” es más importante el orgullo que sintió cuando vio comer a las familias en paro gracias a la comida expropiada en el Mercadona el pasado verano, acción por la que fue detenido. Para ello consideró necesaria una Huelga General en toda Europa, de 48 o 72 horas, haciendo realidad las estrofas de La Internacional, cuando exclaman: “Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”.
A continuación hizo uso de la palabra el dirigente del Bloco de Esquerda portugués, Bruno Maia. Expuso la realidad portuguesa tras dos años intervenidos por la troika (FMI, Comisión Europea y BCE), en los que, a un 50% de interés, el “rescate” condena a una deuda impagable de más de 35 mil millones de euros. Si en 2011 la derecha ultraliberal, tras ganar las elecciones, tuvo todo el poder político en sus manos, lo que encontramos desde entonces en Portugal son más despidos, más inflación, menos subsidios e indemnizaciones por despido, y una pérdida brutal de poder adquisitivo para la clase trabajadora, de entre un 30% y un 40%. Para Maia, “el discurso hegemónico impuesto por la derecha para pagar esta deuda, en realidad esconde el objetivo de la destrucción del Estado social, de los derechos conquistados por las trabajadoras y los trabajadores en el último siglo, convertir esto en una selva”.
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Para finales de año se prevé un 20% de desempleo y llegar a una caída del 50% en el poder adquisitivo. Todo para pagar una deuda, que después de la imposición de la “austeridad” se ha incrementado, aumentando también el déficit, en 13 mil millones de euros. “La austeridad provoca más austeridad”. Hace apenas unas semanas, el Bloco de Esquerda celebró su congreso, en el que aprobó definir un programa de gobierno para acabar con la austeridad y echar a la troika. Este programa define dos campos: “o la austeridad o la izquierda”, un objetivo: “un gobierno de izquierdas”, y cuatro puntos: expulsar a la troika, reestructurar la deuda, controlar el crédito mediante la nacionalización de los bancos rescatados, y devolver todo el poder adquisitivo perdido por salarios y pensiones en los últimos años.
Para conseguir este gobierno de izquierdas, el Bloco se mostró dispuesto a disputarle la base social al PS, comprometido con la troika (él la trajo al país), y a unirse con el Partido Comunista Portugués. Para Maia, “no hay nada así sin una base popular mayoritaria, ganando el discurso, la hegemonía, como en Grecia, porque un gobierno de izquierdas necesita acumular enormes fuerzas para enfrentarse al poder de los media y de las instituciones que le atacarán”. Maia expuso que, para el Bloco de Esquerda, la lucha está tanto dentro de Portugal como fuera, abogando por la Huelga General europea, por una política conjunta frente al actual BCE y a Merkel. “Queremos que el BCE deje de financiar a la banca privada y lo haga a los Estados, que se acabe esta guerra silenciosa Norte-Sur, salir de la OTAN, luchar contra la agresión a Palestina, una Europa solidaria”, remarcó, considerando igualmente que la salida no puede estar en una “Europa federal” que elimine la soberanía de los pueblos, sino en una Europa social, finalizando con la convicción de que los dos campos (austeridad o políticas de izquierdas) son los mismos que planteó Rosa Luxemburgo hace un siglo: “socialismo o barbarie”.
La siguiente intervención la realizó Olivier Besancenot, del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) francés. Besancenot afirmó que tras la oleada de movilizaciones en Grecia, Italia o el Estado español, Francia se está incorporando a la misma, y que debía hacerlo porque “las luchas son las que nos unen”. Comenzó su intervención denunciando el caso de “traición” que ha supuesto la extradición al Estado español de Aurore Martin, dirigente de la izquierda abertzale de Iparralde, por parte del gobierno de François Hollande, criminalizando de nuevo “a un movimiento que lucha políticamente por su emancipación”. La masiva manifestación celebrada el pasado día 10 en Baiona, que reunió a 15.000 personas, ha iniciado un nuevo comienzo de las movilizaciones en el Estado francés. Para Besancenot, “a partir del 14-N, recomenzamos”, aunque ya se habían celebrado movilizaciones importantes contra cuestiones como la ratificación del Tratado europeo. Afirmó que “viendo las enormes movilizaciones celebradas el 14-N, el impacto en la conciencia ha sido muy grande”. “Si estos pueblos están comenzando un nuevo Mayo del 68, nosotras y nosotros también debemos hacerlo”, remarcó.
Besancenot criticó duramente los recortes aplicados por el gobierno del PS francés, con 20 mil millones de euros a favor de la patronal, por lo que se mostró favorable a construir un frente de lucha con otras organizaciones de la izquierda anticapitalista, frenando la ocupación del espacio de la oposición por parte de la extrema derecha. Tras la Primavera Árabe del pasado año, “es la hora de la revuelta de los pueblos europeos”, afirmó, construyendo organizaciones que hablen por nosotras y nosotros, “sin carreristas ni políticos profesionales”, luchando por la nacionalización del sistema financiero a escala continental, sacando a los capitalistas de ese sector.
Besancenot se mostró favorable a cuestionar la propiedad privada de los medios de producción como única vía para resolver la crisis, luchando por “una democracia autogestionada”, ya que la salida no puede estar en dar más poder a los actuales Estados, también copartícipes de la crisis del sistema capitalista. “Hasta ahora tuvimos dos tipos de sociedades: burocráticas en el Este europeo, o capitalistas. En las dos decidían dos minorías. Da igual el nombre que le pongamos, pero la sociedad por la que peleamos debe basarse en que sea la mayoría la que decida”, afirmó.
Tras él intervino Maria Bolari, diputada de Syriza en el Parlamento griego y militante de la organización anticapitalista DEA, partido integrante de la coalición de izquierdas que ha cambiado el mapa político de Grecia en los últimos meses. Bolari comenzó su intervención afirmando que la movilización en el resto de países de Europa es una ayuda esencial para la clase trabajadora griega, porque hasta ahora “nos decían que solo nosotros nos quejamos, que la crisis era un problema exclusivamente griego”, demostrándose que no es así con luchas como el 14-N. Planteó como en Grecia se vive una situación que anticipa lo que puede suceder en otros territorios como Portugal o el Estado español en los próximos años, pero que la lucha que está viviendo demuestra que “también existe la Europa del movimiento obrero, la que acabará con la Europa de Rajoy, Merkel, Draghi, Monti o Samaras”.
Grecia está viviendo una caída de salarios y pensiones del 40%, sometiéndose a los nuevos trabajadores titulados a salarios miserables de 400 €, y al desempleo a un 25% de la población trabajadora, más de 1 millón 500 mil personas, la mayoría sin subsidio por los continuos recortes en la cobertura del mismo. El drama social que se está imponiendo al pueblo griego lo demuestra un dato escalofriante: 3.214 suicidios inducidos por problemas sociales desde 2010. Bolari se mostró confiada en la determinación para luchar de la clase trabajadora griega, cuya presión ha obligado a los dirigentes sindicales a convocar unas 30 huelgas generales desde que estalló la crisis. Mientras, el pasado verano lo protagonizó un movimiento masivo de indignados que ocuparon plazas y calles del país, impulsando iniciativas de insumisión y desobediencia civil a los impuestos especiales aprobados por la troika. “Nuestro 14-N fue el 7 de noviembre”, remarcó Bolari, refiriéndose a la huelga general de 48 horas de ese momento y a la aprobación por la mínima de los presupuestos del tercer memorándum de la troika, que ha desgastado con pérdidas parlamentarias a la actual coalición de gobierno, formada por Nueva Democracia, PASOK e Izquierda Democrática. Este tercer memorándum ataca duramente a la función pública en forma de despidos, por lo que se han producido ya ocupaciones de centros de trabajo del sector público. Bolari afirmó que el bipartidismo del régimen neoliberal está en crisis, con una ND gobernando con el peor resultado electoral de su historia, un PASOK cayendo en las encuestas hasta niveles inferiores al 10%, y una Syriza en cabeza. No obstante, remarcó el peligro del ascenso de los fascistas de Aurora Dorada, “financiados con fondos oscuros y apoyados por los medios de comunicación”.
El ascenso de Syriza se ha construido, según Bolari, mediante la unidad y una política radical que no se somete a presiones y chantajes: favorable a la anulación de la deuda ilegítima, a eliminar las medidas de austeridad, y a una solución a escala europea. “La deuda es ilegal, fue creada por banqueros y capitalistas, y por eso debe ser anulada”. Otro de los elementos de este ascenso está en “atreverse a ir a por el poder gubernamental, conectando con la conciencia de la gente que lucha de que solo habrá una solución desde la política, mediante la pelea por un gobierno de izquierdas”. Ahora Syriza está tratando de intensificar las luchas, por la anulación de la deuda y el memorándum, por revocar las contrarreformas neoliberales, por el aumento de salarios y pensiones, por garantizar el carácter público y universal de la sanidad y la educación. “Cuando nos preguntan de dónde sacaremos el dinero para todo esto, respondemos que de donde está: en los grandes bancos y empresas”, afirmó Bolari, mediante la nacionalización y el control público de la banca, acabando con el fraude fiscal y construyendo organismos que garanticen la soberanía popular.
Bolari abogó por un cambio a escala europea, enfrentándose a la austeridad, “venga de Merkel o de Hollande”, planteó. “Grecia nos enseña que la táctica de un Frente Único puede funcionar, tanto a nivel de movilización como a nivel político”. Puso como ejemplo de los requisitos para ello el desarrollo de Syriza, con la unidad de izquierdas de origen revolucionario o reformista, en la calle, en movimientos antiglobalización, contra las guerras imperialistas o huelgas, con debates y diferencias, pero unidos por su rechazo a las políticas practicadas por la socialdemocracia.
“El dilema es histórico: o nuestra clase o la suya”, afirmó, comentando que en Syriza sienten una gran responsabilidad por ser vistos como ejemplo a nivel europeo, finalizando con una adaptación de uno los lemas del Mayo del 68: “vamos a luchar, vamos a ganar, en Roma, Berlín y París; en Lisboa, Atenas y Madrid”.
El mitin de la izquierda anticapitalista europea se cerró con la intervención de Raúl Camargo, dirigente de Izquierda Anticapitalista, que comenzó denunciando la masacre cometida por el Estado de Israel contra el pueblo palestino durante estos días en Gaza, demostrando “la hipocresía de la misma comunidad internacional que impone la troika”, y que en Europa ha sido derrotada en la mayoría de referendos de su política neoliberal, como los celebrados en Francia y Holanda sobre la Constitución Europea. “Debemos luchar contra las troikas visibles y las invisibles, contra las internas y las externas”, afirmó, mediante un frente común como el que se empezó a construir en la Huelga General del 14-N. “Los piquetes del 14-N, en los que se mezclaron hombro con hombro militantes de CCOO y UGT, de CGT y de la Intersindical, de IU y de Izquierda Anticapitalista o Corriente Roja, son el embrión del bloque social alternativo que hay que construir”.
Camargo criticó las limitaciones de la Cumbre Social para la consecución de ese bloque, defendiendo un programa de urgencia que incluya el rechazo del pago de la deuda ilegítima, una auditoría de la deuda, la expropiación del sistema bancario, la paralización de los desahucios y una dación retroactiva vinculada al fomento del alquiler social, y la retirada de todas las contrarreformas laborales, antisociales y contra las pensiones, impuestas en los últimos años. Asimismo, denunció la represión creciente del primer año de gobierno Rajoy, defendiendo la disolución inmediata de la unidad de antidisturbios y la autodefensa legítima de las manifestaciones. “La herencia franquista del PP queda cada vez más demostrada con la represión que ejerce contra quien lucha”, afirmó.
Una herencia que protagonizó la Transición, junto a una mutación liberal del PSOE que viene de muy lejos, construyendo un régimen que ahora se encuentra en crisis gracias a movilizaciones históricas como la de la Diada en Catalunya este año, “que recibimos con alegría”, defendiendo el derecho de autodeterminación y el respeto a la independencia de los pueblos que así lo decidan. Camargo defendió la construcción de una alternativa que sea, rememorando palabras de Daniel Bensaïd, “tan leal a las y los de abajo como lo son los partidos dominantes a los de arriba”, creíble social y electoralmente, para lo que será necesario debatir “qué izquierda necesitamos, con qué programa, con qué alianzas”.
Argumentó que Izquierda Unida debería ser uno de los motores de donde surgiese esta alternativa, pero gestiones como las de Andalucía ponen en entredicho esta capacidad: “algo que les decimos a los compañeros y compañeras de IU que han defendido posiciones de lucha como en IU-CM, pero mientras IU Federal es quien sustenta políticas como la gestión de recortes en la Junta de Andalucía junto al PSOE”. Camargo finalizó su intervención haciendo una reivindicación y un elogio: reivindicando el Madrid “de las mareas, de los piquetes, de los que luchan”, y elogiando la militancia, sin la que no es posible transformar la sociedad. Las y los centenares de asistentes al acto finalizaron el mismo entonando La Internacional, comprometidos con el puño en alto a continuar el combate tras el 14-N.

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