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REGRESAN A LA MODA LOS PRODUCTOS DE LA RDA




Por Olga Borobio. Corresponsal
Berlín
Casi 20 años después de la caída del Muro de Berlín, los productos típicos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) vuelven a estar de moda: las salchichitas de Halberstadt, el famoso refresco Vita Cola o los pepinillos agrios Spreewald.
Las pastas de Riesa, las bolitas dulces de Halle o el pan crujiente de Burg son también productos con marcas de la ex RDA que si durante mucho tiempo apenas podían encontrarse en los supermercados, ahora están experimentando un renacimiento, afirman expertos en mercado.
Se acabó el cliché de que quien consume esos productos del Este está anclado en el pasado y cada vez hay menos diferencias con los productos del oeste, indicó a medios alemanes Hubertus Pellengahr, de la Asociación de Pequeños Comerciantes HDE.
Además, hay algunos productos que están perdiendo la imagen de pertenecer a la antigua RDA: es el caso de los pepinillos Spreewald, la ceveza Wernesgruner o la famosa harina Kathis, que según el experto "abandonaron la esquina ideológica".
En general, lo que se está haciendo con estos productos es dejar su nombre antiguo en el envase, pero renovando el contenido y el mismo envase.
A principios de la década de 1990, los productores orientales luchaban por estar en las grandes listas de los consorcios comerciales y los pocos productos que lograban introducir en los supermercados occidentales ocupaban lugares poco atractivos para la compra.
Sin embargo, las cosas han cambiado mucho y la oferta de productos orientales se valora cada vez más.
"En un mundo globalizado, los empresarios apuestan por la regionalidad, beneficiando a productos como de Sajonia o Mercklemburgo", afirmó el experto en consumo Wolfgang Twardawa, del Instituto de Investigación del Consumo, con sede en Nurenberg (GfK).
Uno de los precursores de la idea fue la cadena de supermercados de bajo costo "Penny", que vende una gran variedad de productos de diversas regiones de Alemania.
El verano pasado comenzó a ampliar su oferta del Este, bajo el lema: "Östlich gleich köstlich", un juego de palabras que en español significa algo así como "lo germanoriental es sinónimo de sabroso".
Pero, ¿qué fue de los productores? Tras la unificación alemana, algunas viejas marcas orientales cayeron en manos occidentales después de la caída del Muro: Henkel compró Spee y la Binding-Brauerei de Frankfurt absorbió la cervecera Radeberger Pils.
Pero algunas marcas consiguieron sobrevivir a la tendencia como la famosa crema de manos Florena, también llamada "la Nivea del este": se vende muy bien en el este y el oeste de país.
Vita Cola pertenece desde 2005 al grupo Hassia, de Hessen. Y con su desacostumbrado sabor a limón, la bebida del este pudo sobrevivir a la competencia de su competidora estadounidense de Atlanta y sigue bebiéndose en el este del país.
Una historia de éxito, la del Sekt del este (la versión alemana de la champaña), que es reconocible por su tapa roja, fue considerado por los alemanes occidentales demasiado dulce.
En 1993, el productor de bebidas espirituosas Harald Ecke entró en la empresa de Freiburgo, en el estado oriental de Sajonia-Anhalt, y en 2001, el consorcio oriental compró marcas de tradición occidental como Mumm o MM y se convirtió en el productor número uno del país.
Y mientras, en Internet, los vendedores juegan por la nostalgia por la RDA, vendiendo en paquetes típicos de la RDA pan ruso o dulces.
En total: mil 200 productos de la antigua RDA pueden conseguirse por la red. Y el auge de la demanda es imparable, según los expertos.

Comentarios

  1. En Hungría o Eslovaquia pasa algo parecido (a ver si tengo tiempo y escribo un artículo sobre el tema). Por ejemplo el producto húngaro más amado por los húngaros es una barra de chocolate rellena de requesón y que puede incluir también mermelada o alguna otra cosa (se llama Túró Rudi), se fabrica desde 1968 y que además es de origen soviético (!!). También en Eslovaquia con sus bebidas como la vinea o la kofola (que intentó comprar la coca-cola, pero por suerte, no lo permitieron). Y no solo productos alimenticios, también electrónicos (aunque estos ya no se pueden conseguir en muchos casos): televisores, radios o frigoríficos. Resulta curioso que la propaganda no haga más que mencionar la mala calidad de los productos de los países comunistas y en cambio se de esta nostalgia por dichos productos.

    Saludos

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