Berlín, (EFE).- El presidente alemán, Horst Köhler, ha "corregido a la baja" el discurso pronunciado en el 20 aniversario de la Revolución Pacífica en Leipzig, donde hablaba de tanques a las puertas de la ciudad y reservas de plasma sanguíneo para posibles víctimas, tras revelarse como históricamente dudoso.
La oficina del presidente admitió hoy que hay "dudas" acerca de la veracidad de lo que se relataba en algunos pasajes del discurso del pasado 9 de octubre, vigésimo aniversario de la manifestación que recorrió las calles de Leipzig, con más de 70.000 personas exigiendo reformas a la República Democrática Alemana (RDA).
Köhler dijo entonces, en el homenaje al coraje cívico de los miles de germano-orientales que participaron en las marchas, que el régimen de la RDA había preparado "reservas de plasma sanguíneo y sacos para envolver a los cadáveres", por si se producían víctimas.
Asimismo, se refirió a la presencia de blindados ante la ciudad, porque se temía que la manifestación derivara en serios altercados.
La versión corregida de ese discurso, sin esos pasajes, se colgó de nuevo en la página de internet de la Presidencia alemana, con una explicación donde se constata que tales frases se tomaron de un libro, lamentablemente sin que se comprobara su veracidad.
Un portavoz de la Presidencia indicó que se procederá a revisar si los acontecimientos ocurrieron tal como aparecían en el libro y explicó que las dudas aparecieron después de que testigos presenciales advirtieran de que las cosas no fueron así.
El libro al que se remitió el presidente, "Die Friedliche Revolution. Aufbruch zur Demokratie in Sachsen 1989/90" ("La Revolución Pacífica. El paso a la democracia en Sajonia 1989/90"), de Michael Richter, fue editado este 2009.
El propio autor ha admitido ahora que algunas de las informaciones contenidas precisan aún de una verificación histórica.
Al acto de Leipzig asistió la plana mayor de la política alemana, incluida la canciller Angela Merkel, y se evocaron las Manifestaciones de los Lunes que partieron de esa ciudad y que calaron en todo el país bajo la consigna de "Nosotros somos el Pueblo".
De los pocos centenares de personas que participaron en las primeras marchas, a principios de septiembre, se pasó semana a semana a miles de personas, hasta llegar a la del 9 de octubre, en Leipzig.
La RDA había entrado en fase agónica, presionada desde su interior por esas protestas ciudadanas y, desde el exterior, por las fugas masivas de ciudadanos a través de Hungría o de las embajadas de la República Federal de Alemania (RFA) de Praga y Varsovia.
El 18 de octubre, el jefe del Estado y del Partido, Erich Honecker, dimitió y pasó el relevo a Egon Krenz.
El 4 de noviembre, medio millón de personas se manifestaron en la Alexanderplatz berlinesa, la mayor concentración no oficial de la RDA, pidiendo reformas. Cinco días después, el 9 de noviembre, cayó el Muro y once meses más tarde la RDA quedó absorbida por la RFA en virtud del Tratado de Unidad. EFE gc/nvm/ah
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