La ciudad es un hervidero de acontecimientos culturales para conmemorar la reunificación de Berlín y del continente europeo. Pero, ¿cómo se ven entre sí los que protagonizaron el cambio, ya sean los nacidos después de 1990, los emigrantes anteriores a 1990 o el visitante de hoy en día?
“Por favor, alce el brazo si hay un asiento libre a su lado” deja escuchar una voz desesperada, mientras examina al público en la penumbra. Se alza un brazo, y Anna-Marie Schulze se dirige en dirección a él, trepando a través de la larga hilera de público. Se trata del pase de Jadup und Boel en la Berlinale. El local está tan abarrotado que incluso las escaleras están llenas, pero no es un estreno internacional. Jadup und Boel se filmó en 1981 en la República Democrática Alemana (RDA), y en ello radica el interés que suscita. Objeto de la censura, solo se estrenó en 1988. Se muestra ahora como parte de una serie especial sobre el fin de la Guerra Fría. Gente de todas las edades acude para recordar, o descubrir, aquel periodo.
Anna-Marie, estudiante de Ciencias Sociales en la Universidad Humboldt de Berlín, tiene 19 años. Nació después de la reunificación en 1990. “Es increíble que la vida fuese así hace veinte años”, reflexiona después de la película. “Parece imposible”. Sin embargo, hay recuerdos concretos. Por ejemplo, a la salida del cine en Potsdamer Platz, una hilera de adoquines cruza la animada plaza, el símbolo reluciente del nuevo Berlín. Marca el contorno del muro de Berlín que una vez se alzó aquí en toda su monstruosidad, el telón de acero que relegaba los términos geográficos ‘este’ y ‘oeste’ a la política.
No hace mucho, Potsdamer Platz era tan solo docenas de hectáreas de tierra baldía. Sus edificios, bombardeados en la segunda guerra mundial, fueron completamente demolidos cuando se levantó el muro para ayudar a controlar la zona fronteriza. En 1989 todos los ojos recayeron sobre la plaza cuando el cofundador de Pink Floyd, Roger Waters, organizó un concierto benéfico multitudinario en el solar vacío. Este macroevento trajo consigo un estudio detallado del terreno, y el posterior desarrollo urbanístico coronado con éxito. A pasos agigantados, brotaron como champiñones edificios modernos en la plaza. Berlín se unió como una piña.
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