Un periodista del diario LA CAPITAL estuvo durante 10 días en la capital alemana tras haber obtenido una beca del canal estatal Deutsche Welle. Cómo viven y de qué forma se preparan para festejar el 20º aniversario de la Caída del Muro.
por José Di Bártolojdibartolo@lacapitalmdq.com.arBerlín (Especial).- ¿Qué sensaciones se tienen ni bien se llega a un lugar en el cual nunca se había estado? ¿De qué forma se puede aclimatarse rápidamente a una cultura y a una sociedad totalmente distinta a la nuestra? Berlín respira otro aire. Es historia, separación, tragedia, cultura, moda, juventud y arquitectura. Todo, en un sólo lugar.Era exactamente a esta altura del año, pero hace 20 años, cuando comenzaban a darse cambios importantes en el mundo. La URSS, dirigida por ese entonces por Mijaíl Gorbachov, estaba en franca decadencia y aún más, peleada con el gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) por la forma de encarar la revolución socialista. En las calles de Berlín y en el mundo comunista oriental se empezaron a gestar a partir de ese momento, distintos hechos, que culminaron un año después, en noviembre de 1989, en la caída del Muro que separó durante 28 años a una ciudad entera. Y con ello destruyó familias, amores, vidas comunes y a las personas en sus más mínimas atribuciones civiles.La vida actual de Berlín presenta un paisaje totalmente distinto e impensando precisamente hace dos décadas atrás. Ya no hay una barrera física que separe dos mundos totalmente distintos. Tampoco hay dos sistemas de gobierno. Alemania es una sola, y su capital, también. Pero las diferencias, estructurales y mentales, aún persisten en los habitantes. La inversión que tuvo que realizar la ex RFA para poder equiparar en infraestructura y nivel de vida a la ex RDA significaron varios millones de marcos alemanes en ese entonces. Sin embargo, el este y el oeste berlines se diferencian fácilmente. Si se pasea cerca de la Torre de Televisión cerca de Alexanderplatz, construída por el comunismo, se está en el este. Si se está cerca del Sony Center, se manifiesta el mundo capitalista. El frío reina por estos días en ese país europeo. La gente camina apurada por llegar a sus destinos. Las ferias navideñas son la atracción para miles de personas en los distintos puntos de la ciudad. Los puestos de comida con salchichas, sandwiches de pollo y distintas comidas étnicas, son parada obligada. Los barrios marcan a los negocios: o muy caros y para gente de clase alta, o muy baratos y para todo público. Los alemanes no parecen responder a ese esterotipo de rigidez y seriedad que siempre se les atribuye. Al contrario, tiene mucha onda en su vida diaria. Aunque sí, son estructurados.La formación históricaEl canal televisivo estatal alemán fue el eje de formación para diez periodistas de Latinoamérica en relación a la caída del Muro de Berlín. De esta forma, y durante casi dos semanas, representantes de Colombia, Perú, Guatemala, El Salvador, México, Nicaragua y la Argentina, fueron testigos presenciales de la vida diaria en Alemania.El objetivo principal fue conocer de qué forma una ciudad divida y totalmente distinta por la separación que implicó el Muro, se pudo levantar en tiempo récord. Para ello, una periodista alemana, Margret Steffen, nos acompañó en la búsqueda de conceptos superados al simple noticioso, sino en el comprendimiento de la real división que reinó durante más de 28 años.Las opiniones son encontradas. "El muro aún está en la cabeza de las personas", repetía como un loro una guía de viajes que realizó un rápido paneo por los sitios más importantes de Berlín. Y es verdad. Aquellos que nacieron y se criaron en el este, nunca conocieron otro tipo de vida que el que se les planteo de antemano. Vivían y se criaban con una pared, que los rusos consideraban "anti capitalisa", a la cual le llegaban a atribuir respeto. "El Muro no sólo separó una ciudad, sino que hizo lo propio con historias de vida, con familias enteras, con amores. Fue un trabajo psicológico muy duro el que realizó la policía secreta comunista. Llegó a destruir parejas y amistades. Eso también fue parte de la concepción del Muro", deslizó el Dr. Rainer Eppelmann, miembro de la fundación federal "Stiftung Aufarbeitung", una de las tantas entidades que buscan que el pasado, no se olvide.Locaciones destacadasExisten sí puntos claves en la historia del muro berlines. Lugares que por algún hecho en concreto se convirtieron en símbolos para los habitantes y que hoy logran ganarle al tiempo y seguir en pie. Tal vez los más significativos sean el Checkpoint Charlie, la Bernauer Strasse y la East Side Gallery.El primero de ellos refiere al punto de pase que existía durante el Muro de habitantes de un lado al otro de la frontera. El lugar cobra importancia luego de que los soldados rusos asesinaron a una de las personas que intentó huir y lo hicieron frente a todos. Ahora, el Checkpoint Charlie, es símbolo de la capitalización del lugar. Tiendas, museos, lugares para adquirir souvenirs y galerías de locales, adornan las calles en las que la tensión militar había reinado durante mucho tiempo.La Bernauer Strasse, en cambio, es tal vez el de mayor peso histórico. "Las primeras imágenes que recorriendo el mundo donde la gente saltaba desesperada de sus casas hacia la libertad sucedieron en este lugar", comentó Thomas Klain, vocero del Memorial de la Bernauer Strasse. Además, esta locación se destacó también por los reiterados intentos de construcción de túnes subterráneos que realizaron activistas del oeste hacia el este. Algunas veces con éxito rotundo. Otras, la mayoría, sin resultados positivos.El tercero de los sitios claves nombrados, es la muestra de un proceso paralelo que acompaño la vida del Muro de Berlín. Esto ocurrió en East Side Gallery, en dónde cientos de artistas de todo el mundo decidieron decorar las paredes grises y apagadas de hormigón, con murales representativos de la época. Hoy, sólo sobrevive un kilómetro de los varios que antes estaban en pie de este lugar. Además, existe una fuerte puja comercial inmobiliaria para ceder terrenos hoy ocupados con un solo fin: la memoria.Un aire distintoBerlín entrará en unos días en un año particular para su vida como sociedad. En el transcurso del 2009 se tienen pensados distintos actos recordatorios y festejos para celebarar el 20º aniversario de la caída del Muro. Pero la ciudad también lo necesita. Lo precisa para poder superar sus propios muros internos, para que las barreras físicas que una vez existieron desaparezcan finalmente.La mentalidad alemana lo puede. Sólo es explicable comprendiendo el pasado de una sociedad que siempre vivió momentos duros a través de imperios monárquicos, guerras y separaciones en manos de otros. Hoy son ellos mismos los que tienen que llevar adelante su propio destino. Ya no hay nadie que les diga que deben hacer y de qué forma. Berlín sigue dividida. Eso se respira ni bien se llega a la capital alemana. Sólo el paso del tiempo y la llegada de nuevas generaciones podrá superar lo que aún hoy es parte viva de la vida de millones.
por José Di Bártolojdibartolo@lacapitalmdq.com.arBerlín (Especial).- ¿Qué sensaciones se tienen ni bien se llega a un lugar en el cual nunca se había estado? ¿De qué forma se puede aclimatarse rápidamente a una cultura y a una sociedad totalmente distinta a la nuestra? Berlín respira otro aire. Es historia, separación, tragedia, cultura, moda, juventud y arquitectura. Todo, en un sólo lugar.Era exactamente a esta altura del año, pero hace 20 años, cuando comenzaban a darse cambios importantes en el mundo. La URSS, dirigida por ese entonces por Mijaíl Gorbachov, estaba en franca decadencia y aún más, peleada con el gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) por la forma de encarar la revolución socialista. En las calles de Berlín y en el mundo comunista oriental se empezaron a gestar a partir de ese momento, distintos hechos, que culminaron un año después, en noviembre de 1989, en la caída del Muro que separó durante 28 años a una ciudad entera. Y con ello destruyó familias, amores, vidas comunes y a las personas en sus más mínimas atribuciones civiles.La vida actual de Berlín presenta un paisaje totalmente distinto e impensando precisamente hace dos décadas atrás. Ya no hay una barrera física que separe dos mundos totalmente distintos. Tampoco hay dos sistemas de gobierno. Alemania es una sola, y su capital, también. Pero las diferencias, estructurales y mentales, aún persisten en los habitantes. La inversión que tuvo que realizar la ex RFA para poder equiparar en infraestructura y nivel de vida a la ex RDA significaron varios millones de marcos alemanes en ese entonces. Sin embargo, el este y el oeste berlines se diferencian fácilmente. Si se pasea cerca de la Torre de Televisión cerca de Alexanderplatz, construída por el comunismo, se está en el este. Si se está cerca del Sony Center, se manifiesta el mundo capitalista. El frío reina por estos días en ese país europeo. La gente camina apurada por llegar a sus destinos. Las ferias navideñas son la atracción para miles de personas en los distintos puntos de la ciudad. Los puestos de comida con salchichas, sandwiches de pollo y distintas comidas étnicas, son parada obligada. Los barrios marcan a los negocios: o muy caros y para gente de clase alta, o muy baratos y para todo público. Los alemanes no parecen responder a ese esterotipo de rigidez y seriedad que siempre se les atribuye. Al contrario, tiene mucha onda en su vida diaria. Aunque sí, son estructurados.La formación históricaEl canal televisivo estatal alemán fue el eje de formación para diez periodistas de Latinoamérica en relación a la caída del Muro de Berlín. De esta forma, y durante casi dos semanas, representantes de Colombia, Perú, Guatemala, El Salvador, México, Nicaragua y la Argentina, fueron testigos presenciales de la vida diaria en Alemania.El objetivo principal fue conocer de qué forma una ciudad divida y totalmente distinta por la separación que implicó el Muro, se pudo levantar en tiempo récord. Para ello, una periodista alemana, Margret Steffen, nos acompañó en la búsqueda de conceptos superados al simple noticioso, sino en el comprendimiento de la real división que reinó durante más de 28 años.Las opiniones son encontradas. "El muro aún está en la cabeza de las personas", repetía como un loro una guía de viajes que realizó un rápido paneo por los sitios más importantes de Berlín. Y es verdad. Aquellos que nacieron y se criaron en el este, nunca conocieron otro tipo de vida que el que se les planteo de antemano. Vivían y se criaban con una pared, que los rusos consideraban "anti capitalisa", a la cual le llegaban a atribuir respeto. "El Muro no sólo separó una ciudad, sino que hizo lo propio con historias de vida, con familias enteras, con amores. Fue un trabajo psicológico muy duro el que realizó la policía secreta comunista. Llegó a destruir parejas y amistades. Eso también fue parte de la concepción del Muro", deslizó el Dr. Rainer Eppelmann, miembro de la fundación federal "Stiftung Aufarbeitung", una de las tantas entidades que buscan que el pasado, no se olvide.Locaciones destacadasExisten sí puntos claves en la historia del muro berlines. Lugares que por algún hecho en concreto se convirtieron en símbolos para los habitantes y que hoy logran ganarle al tiempo y seguir en pie. Tal vez los más significativos sean el Checkpoint Charlie, la Bernauer Strasse y la East Side Gallery.El primero de ellos refiere al punto de pase que existía durante el Muro de habitantes de un lado al otro de la frontera. El lugar cobra importancia luego de que los soldados rusos asesinaron a una de las personas que intentó huir y lo hicieron frente a todos. Ahora, el Checkpoint Charlie, es símbolo de la capitalización del lugar. Tiendas, museos, lugares para adquirir souvenirs y galerías de locales, adornan las calles en las que la tensión militar había reinado durante mucho tiempo.La Bernauer Strasse, en cambio, es tal vez el de mayor peso histórico. "Las primeras imágenes que recorriendo el mundo donde la gente saltaba desesperada de sus casas hacia la libertad sucedieron en este lugar", comentó Thomas Klain, vocero del Memorial de la Bernauer Strasse. Además, esta locación se destacó también por los reiterados intentos de construcción de túnes subterráneos que realizaron activistas del oeste hacia el este. Algunas veces con éxito rotundo. Otras, la mayoría, sin resultados positivos.El tercero de los sitios claves nombrados, es la muestra de un proceso paralelo que acompaño la vida del Muro de Berlín. Esto ocurrió en East Side Gallery, en dónde cientos de artistas de todo el mundo decidieron decorar las paredes grises y apagadas de hormigón, con murales representativos de la época. Hoy, sólo sobrevive un kilómetro de los varios que antes estaban en pie de este lugar. Además, existe una fuerte puja comercial inmobiliaria para ceder terrenos hoy ocupados con un solo fin: la memoria.Un aire distintoBerlín entrará en unos días en un año particular para su vida como sociedad. En el transcurso del 2009 se tienen pensados distintos actos recordatorios y festejos para celebarar el 20º aniversario de la caída del Muro. Pero la ciudad también lo necesita. Lo precisa para poder superar sus propios muros internos, para que las barreras físicas que una vez existieron desaparezcan finalmente.La mentalidad alemana lo puede. Sólo es explicable comprendiendo el pasado de una sociedad que siempre vivió momentos duros a través de imperios monárquicos, guerras y separaciones en manos de otros. Hoy son ellos mismos los que tienen que llevar adelante su propio destino. Ya no hay nadie que les diga que deben hacer y de qué forma. Berlín sigue dividida. Eso se respira ni bien se llega a la capital alemana. Sólo el paso del tiempo y la llegada de nuevas generaciones podrá superar lo que aún hoy es parte viva de la vida de millones.
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