Por:
Partido Socialismo y Libertad
El
gobierno hambreador, corrupto y represivo de Maduro, consumó el
pasado domingo un gigantesco fraude en alianza con el CNE. Sin
embargo, el fraude quedó a la vista de todo el mundo, con las
imágenes de cientos de centros de votación vacíos en todo el país,
sin colas ni electores, y todo con el trasfondo de un día donde la
violencia represiva cobró la vida de 16 personas. La farsa de la
“Constituyente de paz” quedó al descubierto, siendo el pasado
domingo el día más trágico desde que comenzaron las protestas hace
4 meses.
En
realidad, no más de 2 millones y medio de personas se acercaron a
las urnas electorales. La abstención habría sido de un 88%. El
gobierno, utilizando todos los recursos del aparato estatal, las
amenazas a los trabajadores del sector público, el chantaje con el
Carnet de la Patria y las cajas Clap, y el control del CNE, afirmó
haber obtenido 8.089.320 votos, es decir, 41,54% del padrón
electoral. El insólito dato representa casi la misma cantidad de
votos obtenidos por Chávez en las elecciones de 2012, y 2,4 millones
más de los recibidos por el chavismo en las legislativas de
diciembre de 2015.
El
gobierno le quiere hacer creer al pueblo que incrementaron en más de
3 millones de votos su caudal electoral, en medio de la tragedia
social más brutal conocida por los trabajadores venezolanos; con un
país hundido en la miseria, y cuando el chavismo está en su mínimo
histórico en todas las encuestas.
Todo
el pueblo trabajador está consciente que el pasado domingo el
gobierno llevó a cabo un fraude, con el objetivo de hacer aprobar la
Constituyente fraudulenta, que le permita perpetuarse en el poder,
suspender la Asamblea Nacional, destituir a la Fiscal, seguir
deteniendo alcaldes y diputados opositores, llevando a tribunales
militares a todo el que proteste o disienta del gobierno, liquidar
las libertades democráticas e instaurar una dictadura en toda la
línea.
Pero
así como el fraude quedó completamente al descubierto, lo que
también se puso en evidencia ese día fue la tremenda disposición
del pueblo venezolano a seguir en la calle movilizado contra el
gobierno. Miles de habitantes de urbanizaciones, zonas populares y
regiones campesinas, que vienen sufriendo las inclemencias del
paquetazo que el gobierno aplica en acuerdo con los empresarios,
desafiaron a la GNB, a la PNB y a las bandas paramilitares, así como
el llamado de la MUD de no obstaculizar la elección. Los
enfrentamientos fueron particularmente duros en Táchira, Mérida,
Lara y Zulia, y en la capital en distintas zonas. En muchos centros
de votación el material electoral y las máquinas fueron quemados y
destruidos. En algunos municipios no se instalaron las mesas de
votación y en otros los militares encargados de la custodia de los
centros fueron expulsados por la presión popular.
Después
que el CNE emitió sus resultados fraudulentos, la MUD fue incapaz de
responder contundentemente, llamando a seguir la movilización.
Convocaron originalmente a una marcha para el miércoles y no han
vuelto a hablar del asunto. Algunos sectores se debaten entre
participar o no en las elecciones regionales anunciadas por el CNE.
Por esta razón debemos estar atentos a cualquier intento de la MUD
de negociar o llegar a acuerdos con el gobierno. Debemos rechazar
negociaciones a espaldas del pueblo. Los más de 100 muertos no
pueden ser en vano. Es claro que la MUD no busca sacar a Maduro con
la movilización, sino una transición ordenada hacia un gobierno de
unidad nacional con burócratas chavistas descontentos, y continuar
aplicando un paquete de ajuste en acuerdo con transnacionales y
empresarios. El PSL considera que sólo un Gobierno de los
Trabajadores y el Pueblo podrá comenzar a resolver los problemas que
nos aquejan. Por ello, el pueblo movilizado no puede albergar ninguna
esperanza en la MUD, esto nos plantea la necesidad de construir al
calor de la lucha, una alternativa política de los trabajadores y el
pueblo independiente del gobierno y la MUD.
Por
todo lo anterior decimos que la lucha no terminó el 30 de julio.
Esta apenas comienza, y entra en una nueva fase en la que se impone
redoblar la movilización y la pelea en las calles del país al grito
de ¡Fuera Maduro! ¡Contra el fraude Constituyente! ¡Basta de
hambre y represión! Ahora más que nunca hay que desconocer a una
ANC por la que no votó nadie.
Es
necesario profundizar la conformación de comités de defensa en los
barrios, comunidades y urbanizaciones. En cada edificio, en cada
residencia, hay que organizar comités para preparar la participación
en las movilizaciones de forma independiente y autónoma, y enfrentar
la represión de la GNB, la PNB y a las bandas armadas del gobierno.
Tenemos que seguir confiando en nuestras propias fuerzas. Esto es
fundamental en esta nueva fase de la lucha contra el gobierno
hambreador, corrupto y represivo de Maduro. Es necesario darle
continuidad a los paros cívicos organizando y preparando una huelga
general, la cual debe ser asumida de forma democrática por los
trabajadores en sus centros de trabajo y sindicatos.
Desde
el PSL planteamos que debemos luchar ¡Contra el hambre y la
represión! ¡Por un Plan Económico y Social de Emergencia! Que
incluya comida y medicinas para todos sin restricciones ni chantajes,
por salarios aumentados cada 3 meses de acuerdo a la inflación, no
más despidos y “suspensiones” en empresas públicas y privadas,
en defensa de libertades democráticas, libertad a los detenidos por
protestar, ¡No más OLP ni tribunales militares! ¡Por la disolución
de la GNB y la PNB! Contra el pago de la deuda externa y petróleo
100% venezolano sin empresas mixtas ni transnacionales.
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