La primera jornada del congreso del NPA, junto con todas las discusiones y debates realizados por las y los delegados franceses, ha servido también para mostrar el fuerte carácter internacionalista de la nueva formación y el impacto, e interés, que su constitución suscita en la izquierda internacional. Organizaciones de más de 40 países están representadas en el Congreso y muchas otras han enviado saludos. El papel jugado por Francia en el ascenso de las resistencias a la globalización desde mitad de los noventa, la credibilidad de la LCR en el seno de la izquierda anticapitalista internacional y la coyuntura política del momento marcada por el impacto de la crisis sistémica global explican este interés más allá de Francia por la constitución del NPA.
En el marco de esta primera jornada se ha realizado, de forma improvisada, una reunión entre representantes del NPA y las y los delegados extranjeros, entre ellos los de Izquierda Anticapitalista. La reunión ha empezado con una introducción de François Sabado, dirigente de la exLCR, sobre las conclusiones del Foro Social Mundial de Belem y las perspectivas de colaboración entre formaciones de la izquierda radical a escala internacional.
La necesidad objetiva de un nuevo internacionalismo y de articular una colaboración efectiva entre formaciones de países y continentes distintos es más evidente que nunca y se ha dejado sentir con fuerza ya desde los años noventa en el marco del avance del proceso de globalización y de la emergencia de las resistencias sociales a la misma. Pero la crisis actual pone aún más de manifiesto la necesidad de articular una respuesta internacional coordinada por parte de la izquierda anticapitalista. Ante los intentos de hacer pagar los costes de la crisis a los sectores populares y los discursos de “refundación del capitalismo” impulsados por Sarkozy y cía es necesario hacer emerger a escala internacional “otra agenda” opuesta a la lógica del capital.
Las tentativas recientes de establecer un espacio de colaboración de la izquierda radical a escala mundial han sido varias, aunque sus resultados modestos. Las diferencias entre las distintas formaciones radicales, su trayectoria y bagaje diverso, y la existencia de situaciones nacionales muy dispares son las causas de estos modestos logros. Existe, como señalaba Sabado, una “desincronización” entre los planos nacional/estatal y el internacional que dificulta consolidar avances reales en la articulación de la izquierda anticapitalista a escala planetaria.
Ya con ocasión del IV Foro Social Mundial de Mumbai en 2004 tuvo lugar una “conferencia de partidos radicales” organizada conjuntamente por la LCR y varias formaciones de izquierdas de la India, con una amplia participación. Pero la continuidad posterior de este primer impulso se fue diluyendo. En Europa, desde el año 2000 ha habido iniciativas como la Conferencia de la Izquierda Anticapitalista Europea. Y, en mayo de 2008, en ocasión del cuarenta aniversario de mayo de 1968, a iniciativa de la LCR tuvo lugar una conferencia internacional de fuerzas anticapitalista europeas, con presencia de 32 organizaciones de 16 países, a la cual siguió otra conferencia en diciembre del mismo año. En ellas se discutió de la situación política y social en Europa, de la posibilidad de organizar actividades y movilizaciones conjuntas y, también, de la posibilidad de articular un polo anticapitalista europeo en el marco de las elecciones de junio de 2009 en el cual estará Izquierda Anticapitalista.
La reunión realizada durante esta primera jornada del congreso de fundación del NPA puede suponer un nuevo impulso en esta difícil búsqueda de una mayor colaboración entre la izquierda anticapitalista internacional. Dicha colaboración debe realizarse en estrecha relación con la dinámica de las resistencias a la globalización capitalista. Los avances en la acción conjunta de la izquierda radical a escala internacional se harán ligados a las luchas concretas y a los combates comunes.
No se trata, como señalaba Sabado de “autoproclamar una nueva internacional”, ni de formalizar estructuras organizativas, sino de ir cristalizando un marco de discusión y colaboración entre fuerzas anticapitalistas de países y continentes distintos. Los pasos en este terreno son y serán lentos, pero la constitución del NPA a buen seguro ayudará a avanzar en esta dirección, la del internacionalismo del siglo XXI.
Desde Paris, Josep Maria Antentas miembro de Izquierda Anticapitalista
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