Con ocasión del XX Aniversario de la Caída del Muro de Berlín, el Trabant vuelve a la escena. El Salón del Automóvil de Frankfurt acaba de dar a conocer un nuevo prototipo… que apenas conmovió a los apasionados del cochecito que vino del Este.
No hay que esperar un eco metálico al golpear la carrocería del automóvil. El ruido que escapa tiene reminiscencias de Historia. No la de los textos escolares, sino la que es bien real y apasionante, y que no deja de sorprendernos.
Una historia encarnada en un pequeño vehículo, que Reinhard Müller, el presidente del Trabantclub suizo, utiliza para salir de vacaciones. “Doy vuelta a la llave, enciendo el motor de dos tiempos y me voy a dar un paseo con mi Trabant.”
“Tomar el volante de un Trabant, el popular cochecito que circulaba por las carreteras de la Alemania del Este, es como sumergirse en el pasado”, explica. Al evocar esas imágenes, se hunde en el recuerdo de la noche del 9 de noviembre de 1989, cuando Europa y el mundo entero asistían, estupefactos, a la caída del Muro de Berlín.
Y el fan del Trabant contempla nuevamente la imagen de esa caravana de carritos, sobrecargados de equipajes y de chiquillos, cruzando la frontera que separaba las dos Alemanias.
Ataúd ambulante
El Trabant es el símbolo del vehículo denominado “del pueblo”. Producida entre 1957 y 1991, la unidad estaba dotada de un motor de dos tiempos y una carrocería en ‘duroplast’, un material plástico, reforzado con fibra de vidrio, lana y algodón, poco resistente a los choques y que la hacían un ataúd ambulante. El Trabant estaba disponible en tres colores diferentes (crema, azul y verde claro).
La “carcachita”, que apenas alcanzaba los 100km/h, producía grandes cantidades de gas de escape. Y a pesar de todo, encarnaba el sueño de los ciudadanos del Este que debían dar prueba de una infinita paciencia antes de poder adquirir una.
El Trabantclub suizo
Símbolo de la República Democrática de Alemania durante más de cuarenta años, hoy, el ‘Trabi’ – como se le llama afectuosamente – se ha convertido en objeto de culto, codiciado por los coleccionistas. En Internet, diversas páginas le son consagradas y son incontables los admiradores del cochecito venido del Este. Un entusiasmo que existe también en Suiza.
En Zwingen, cantón de Basilea, se encuentra la sede oficial del Trabantclub suizo. “Fue fundado en Zúrich, casi por casualidad. Alguien había deslizado un mensaje en el parabrisas de un Trabant, con la inscripción ‘¡llámeme!’, y así comenzó todo.”
En la actualidad, el club cuenta con 86 miembros, precisa Reihnard Müller. Su pasión por el vehículo se remonta a los años setenta, cuando viajaba regularmente a Alemania del Este para ver a sus amigos. “Es allí donde nació mi amor por el Trabi. Compré el mío en Augusta, Alemania, en 2002″, recuerda.
Reinhard Müller aprovecha tanto como puede su pequeña perla, y en cuanto tiene oportunidad, la saca de su garaje para dar una vuelta por las carreteras de la Meseta. “Generalmente, la gente voltea a mirarnos y nos saluda con curiosidad. El Trabant es fácilmente reconocible y suscita siempre un cierto interés”, destaca, divertido.
¿De hecho, cómo podría pasar inadvertido un coche bautizado ‘Satélite’, (’Trabant’, en alemán)? El Sputnik, el satélite puesto en órbita por los rusos en 1957, tampoco pasó inadvertido para Occidente. Ese mismo año, fecha del XL aniversario de la Revolución de Octubre, comenzaba la producción del automóvil símbolo del Este.
Gran ‘comeback’
Después del Volkswagen New Beetle, el Fíat 500 o incluso el Mini, corresponde al Trabant marcar su retorno a la escena automovilística. Y fue en el Salón de Francfort, del 17 al 27 de septiembre, en la ciudad de las orillas del Main, que fue presentado el nuevo modelo, versión eléctrica y de color verde.
La empresa bávara Herpa, más conocida por sus modelos reducidos, y la sociedad Indikar, con sede en Sajonia, especialista en la construcción de carrocerías de automóviles, lanzaron juntas la comercialización de la nueva versión de este mito.
Semejanza discutible
“Se trata de un coche sin historia y sin encanto particular. El antiguo Trabant y sus funciones reducidas a lo esencial está ligado a la historia de un pueblo y de un país. Personalmente, no creo en esta nueva edición del Trabant”, confiesa Reinhard Müller.
Realmente, el Trabant NewTrabi, nombre del nuevo prototipo, no es más que un primo lejano del modelo utilitario de antes. Y aunque reencuentra su silueta cuadrada original, su motor eléctrico no tiene nada qué ver con la versión de antaño, que lanzaba gases azulados y fétidos, típicos de los motores de dos tiempos.
La nueva edición será completada con paneles solares para permitir recargar las baterías del vehículo. Ideal para el manejo en la ciudad, su autonomía es de aproximadamente 200 kilómetros. La producción debe comenzar en 2012 y el precio variará entre 20.000 y 30.000 euros.
En suma, se trata de un vehículo que no tiene ya mucho de popular, pero que podría adjudicarse los laureles del coche más ecológico del año…
Luca Beti,
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
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