BERLÍN (AFP) — Recién nacido en el seno de la política alemana, el partido La Izquierda ('Die Linke'), liderado por Oskar Lafontaine, inquieta a las grandes formaciones por su avance y amenaza con conmocionar el tablero político si consigue escaños en las próximas elecciones regionales.
Los sondeos esbozan la posibilidad de un ingreso de esta formación a los Parlamentos de Hesse (centro) y de Hamburgo (norte). Poco homogéneo -reúne a neo-comunistas, sindicalistas y decepcionados como Lafontaine del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)- el partido La Izquierda tenía un porvenir incierto cuando nació en junio pasado, limitado a las regiones de la ex República Democrática Alemana (RDA).
Liderado por el temperamental Lafontaine, ex ministro de Finanzas bajo el gobierno del canciller Gerhard Schröder y tránsfuga del SPD, el nuevo partido podría alcanzar este domingo entre el 5% y el 6% de los votos en Hesse, y entre el 4% y el 5% en Baja Sajonia, así como entre el 5% y el 7% en Hamburgo en febrero próximo.
Es decir, puede superar la barrera mínima del 5% para obtener escaños parlamentarios.
Hasta ahora, 'Die Linke' está presente sólo en un Gobierno regional, el de la ciudad-Estado de Berlín, en coalición con el SPD. Pero sus diputados tienen escaños en todos los Parlamentos regionales de los territorios de la ex RDA.
Sus representantes ya ingresaron en un parlamento del oeste en mayo pasado, reuniendo 8,4% de los sufragios en Bremen (norte) un mes antes del acto de nacimiento oficial del partido, creado a partir de la unión del Partido Socialista Democrático (PDS), heredero del comunismo de la ex RDA y del pequeño movimiento cívico WASG (Alternativa Electoral por Trabajo, Sociedad y Justicia).
Hasta ahora, los grandes partidos habían relativizado la importancia sus resultados electorales, alcanzados en un Estado de menor peso y en un territorio de izquierdas.
Pero el impacto sería muy grande si La Izquierda se impusiera en Hesse, un Estado estratégico que alberga a la capital financiera de Alemania (Francfort) y gobernado desde 1999 por Roland Koch, jefe regional de la CDU (Unión Demócrata Cristiana) de la canciller alemana, Angela Merkel.
"El partido está en plena curva ascendente. Su entrada al parlamento regional de Hesse o de Hamburgo significaría que comienza a establecerse y a ganar peso a nivel federal", estimó el politólogo Nils Diederich.
Cuanto más pese La Izquierda a nivel federal, más generará la formación de coaliciones gubernamentales, un juego disputado hasta ahora por cuatro formaciones la CDU, el SPD, los Liberales (FDP) y Los Verdes.
Los socialdemócratas optaron por tratar con indiferencia a este nuevo competidor, que los empujó a llevar su línea más hacia la izquierda durante el último congreso, pero se inquietan por su aumento.
A nivel nacional, el partido de Lafontaine, Gregor Gysi (ex PDS, neocomunista) y Lothar Bisky (también ex PDS) totaliza más de 10% de las intenciones de voto, es decir más que Los Verdes y el FDP, gracias a un discurso en favor de la justicia social y de lucha contra la pobreza.
Por otro lado, La Izquierda está ganando en consideración entre la opinión pública: el 73% de los electores alemanes considera que 'Die Linke' al menos "dice las cosas por su nombre", según un sondeo de Dimap.
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