El
pasado domingo 3 de marzo, el presidente argelino Abdelaziz
Bouteflika ha presentado su candidatura para las elecciones del 18 de
abril, con la promesa de no acabar su mandato, de emprender reformas
políticas y convocar nuevas elecciones en el plazo de un año. Esta
ha sido la respuesta del régimen a las multitudinarias
manifestaciones que ha habido en toda Argelia desde el el pasado 22
de febrero, pero esta respuesta agrava aún más la crisis del
régimen que alarga un año más su agonía para tener tiempo a
encontrar un candidato de la oligarquía que manda en el país.
Bouteflika
de 82 años está gravemente enfermo y se encuentra ingresado en un
hospital suizo por razones que no se han explicado. No aparece en
público desde 2014 y en las anteriores elecciones de 2015 no
apareció en ningún mitin debido a su estado de salud.
Bouteflika
será el candidato del Frente de Liberación Nacional, partido que
dirigió la guerra de liberación y que gobierna el país desde su
independencia en 1962 y es la cara visible de la oligarquía
burocrática que dirige Argelia mediante la corrupción y el
autoritarismo. Con la excusa de la guerra civil que vivió este país
en los años noventa en la que perdieron la vida entre 150.000 y
200.000 personas, el régimen argelino ha mantenido un estado
autoritario y paternalista maquillado con limitadas libertades
democráticas como elecciones y legalización de partidos y dirigido
por una oligarquía que se ha enriquecido con los ingresos del
petróleo que representan el 97 % de las exportaciones. Sin embargo,
con la caída de los precios del petróleo y la elevada inflación,
durante los últimos años se han producido importantes
movilizaciones populares contra la política del gobierno pero ha
sido el anuncio que hizo Bouteflika el 10 de febrero de que se
presentaba a un quinto mandato, la gota que ha rebasado el vaso.
Desde
el pasado 22 de febrero, centenares de miles de argelinos y argelinas
se han manifestado en todo el país en Tizi Ouzou, Bejaia, Oran,
Annaba, Constantine et Sétif y especialmente en Argel donde está
prohibido manifestarse desde 2001. Durante la siguiente semana han
continuado las movilizaciones como los de los abogados, periodistas,
sectores populares y, en particular, los jóvenes y los estudiantes
de tal manera que el primer ministro declaró que “Los ciudadanos
ofrecen rosas a los policías, y es bonito. Pero recuerdo que Siria
empezó también con rosas". Estas declaraciones solo
consiguieron que las manifestaciones del viernes 1 de marzo fuesen
más masivas porque también han recordado que la primavera árabe
trajo consigo la caída de varios regímenes dictatoriales como los
de Túnez, Libia y Egipto y actualmente mantiene en jaque al régimen
sudanés. Las movilizaciones, que inicialmente fueron espontáneas,
han recibido el apoyo de toda la oposición pero la UGTA (Unión
General de Trabajadores de Argelia), dirigida por una burocracia
sindical ligada al régimen continúa dando todo su apoyo a
Bouteflika. Cuando la central sindical junto a los sindicatos
deberían convocar a una huelga general para terminar con este
régimen hambreador y represor.
El
régimen sirve para asegurar la hegemonía de un clan que ha
acaparado todas las riquezas del país y la permitido la
cristalización de una burguesía rentista sometida al dictado del
imperialismo y las multinacionales, una burguesía que ha se ha
enriquecido gracias a la depredador
de las rentas petrolíficas y explotando al pueblo trabajador. Los
jóvenes, con una tasa de paro del 30% , se encuentran con la
disyuntiva de quedarse en un país sin trabajo para ellos o salir de
él en pateras hacia España. Este clan parasitario fue bautizado
como "la oligarquía financiera". Es la base social del
sistema Bouteflika. Esta oligarquía financió todas las campañas
anteriores.
Las
protestas muestran el enorme rechazo al régimen argelino, cuyos
máximos pilares son el ejército y las fuerzas de seguridad, y al
oscurantismo de la oligarquía que domina el país. Aunque
formalmente hay elecciones democráticas y los partidos políticos
están legalizados, el Frente de Liberación Nacional se ha mantenido
en el poder desde 1962 de forma ininterrumpida manteniendo
restringidos el derecho de expresión y de manifestación y
controlando férreamente los medios de comunicación tanto públicos
como privados.
Los
manifestantes populares no solo muestran su rechazo al régimen y a
su sometimiento al imperialismo sino que han gritado consignas de
justicia social, democracia, libertad y igualdad. Los eslóganes más
coreados han sido “Bouteflika vete ya”, “Poder asesino”, “El
pueblo quiere la caída del régimen”, “No nos vamos a detener”.
La reacción del gobierno ha sido por una parte amenazar a la
población pero por otra no se ha atrevido a reprimir masivamente las
movilizaciones. Incluso, a pesar de las prohibiciones, los medios de
comunicación tanto la televisión como la agencia de prensa oficial
han tenido que hacerse eco de las protestas contra el quinto mandato
de Bouteflika. Estas reacciones muestran las dudas y la división
dentro del régimen. Pero una cosa es segura, que habrá un antes y
un después de estas manifestaciones y movilizaciones contra el 5º
mandato.
Desde
la Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional
(UIT-CI), saludamos el camino emprendido por el pueblo argelino que
sigue la estela de la primavera árabe y damos todo nuestro apoyo a
su lucha y a sus reivindicaciones democráticas y sociales. Llamamos
a la más amplia solidaridad internacional para que triunfe la
movilización popular echando a Bouteflikla y a su régimen, por
libertades plenas para el pueblo, por elecciones libres y
democráticas, por el derecho de autodeterminación para la región
de Cabilia y para seguir la lucha por lograr que las enormes riquezas
del país estén al servicio de la clase trabajadora y del pueblo.
Unidad
Internacional de los Trabajadores – Cuarta internacional (UIT-CI)
8
de marzo de 2019
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