Colombia: elecciones del 17 de junio. Un voto crítico por Gustavo Petro para enfrentar a los partidos de la derecha
Terremoto
político en Colombia
Un poderoso
terremoto político se hizo sentir el pasado 20 de mayo durante la
primera vuelta de las elecciones presidenciales realizadas en
Colombia. Más de diez millones de sufragantes –cifra superior al
50% de quienes participaron-, utilizaron las candidaturas de Gustavo
Petro, de Sergio Fajardo, el voto en Blanco y en menor medida hasta
la candidatura testimonial de Humberto de La Calle, como herramientas
para expresar su descontento con el establecimiento político forjado
a sangre y fuego por los partidos políticos tradicionales de la
derecha. El 17 de junio se realiza la segunda vuelta electoral entre
el uribista Ivan Duque y Gustavo Petro, candidato de centroizquierda.
Asfixiados política, económica y socialmente millones de colombianos dieron una patada al tablero político. No alcanzaron las amenazas, el chantaje político, el clientelismo y hasta perversos hechos fraudulentos en la contabilidad de los votos, para torcer la decisión irreversible del pueblo para decir basta a las familias de la oligarquía, empresarios y terratenientes que han controlado el país a su antojo.
De este balance de
fondo poco se quiere hablar. Es más, las cúpulas de los partidos
políticos, los poderosos medios de comunicación e innumerables
columnistas de diarios y revistas, pretenden encubrir esta realidad.
Incluso algunos llegan al cinismo de querer demostrar que quienes
votaron por Fajardo detestan a Petro y viceversa, cuando lo cierto es
que ambas candidaturas fueron identificadas y utilizadas por los
votantes, como mecanismo para rechazar en forma vehemente la
enfermiza ambición de Álvaro Uribe de hacerse al control del
aparato de gobierno a través de su titere Iván Duque.
Pero por más que lo
intentan no logran invisibilizar este profundo fenómeno de rebeldía
contra las estructras políticas actuales. Fenomeno político que es
necesario catalogar como genuino, positivo, progresivo y urgente
potenciar, para que en su desarrollo se incube una verdadera opción,
consecuente, que presente salidas de fondo y responda a los grandes
reclamos que hoy levantan los más humildes, los despojados, los
explotados y los más oprimidos en el país.
Este poderoso
movimiento sísmico en el ámbito político no finalizó el 20 de
mayo. Quince días después, el Senado de la República, "cueva
de corruptos", presionado por la opinión pública y los
resultados de la primera vuelta, hubo de votar por "unanimidad"la
convocatoria de una Consulta popular. En los próximos meses para los
electores se deberán pronunciar sobre siete
temas específicos:
1.- Reducción del
salario de los parlamentarios.
2.- Ningún
beneficio en materia de reclusión que gozan los condenados por
corrupción.
3.- Procesos de
licitacion pública mediante pliegos en todas las instancias de la
adminsitración pública.
4.- Obligación de
parlamentarios a presentar cuentas de su gestión, además de revelar
sus declaraciones de renta.
5.- Sanción con
extinción de dominio a quienes se apropien de los recursos públicos;
y
6. Hacer públicas las propiedades e ingresos injustificados de los
políticos y extinguirles el dominio.
7.-
Fijar en tres el número máximo de periodos para los que pueden ser
elegidos los miembros de corporaciones públicas.
Por su parte el
Consejo Nacional Electoral, blindado por los partidos de la derecha,
que en un principio desestimó las denuncias previas a la primera
vuelta sobre las posibilidades de fraude y posteriormente argumento
que algunas inconsistencias en los datos eran "normales"
por comprensibles errores humanos, se ha visto forzado a tener que
dar respuesta al reclamo de los apoderados de la campaña de Petro
que han logrado demostrar que se presentaron groseras diferencias
entre las Actas de Escrutinio y las de las Comisiones Escrutadoras en
al menos 1.706 mesas que ponen en entredicho cerca de 600 mil votos.
Si a lo anterior se
suma que los dirigentes de los partidos Liberal, Conservador, Cambio
Radical, Partido de la U y de varias Iglesias han olvidado sus
rencillas con Uribe para acompañar en la segunda vuelta al candidato
Iván Duque en un desesperado intento por cerrarle el paso a Gustavo
Petro, ello es la demostración palpable del tembladeral que hoy se
vive en las estructuras de poder. Lastimosamente hasta el propio
Sergio Fajardo, De La Calle y algunos dirigentes de la vieja
izquierda nucleada alrededor del Polo Democrático, hoy contribuyen
en esa causa, llamando a votar en blanco, porque temen que
efectivamente el país "se les pueda salir de las manos".
Ese es el gran temor, esa es la gran expetativa que cruza la
realización de la segunda vuelta prevista para el próximo 17 de
junio.
Curiosamente, como
si no pasara nada, el saliente Presidente Juan Manuel Santos,
posterior a la primera vuelta realizó una gira por Europa para
materializar el ingreso de Colombia en la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la adhesión a la
Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), que además de
reflejar una clara política de sumisión a dos poderosos organismos
al servicio de los países imperialistas, tiene la intencionalidad de
darle un mensaje al mundo que en Colombia no está sucediendo nada
extraordinario. Vano esfuerzo, porque ya el propio directorio del FMI
ha encendido las alarmas, sobre los riesgos que suponen los
resultados de la segunda vuelta presidencial.
Prevalece la
incertidumbre para la segunda vuelta
A menos de dos
semanas para la segunda vuelta, los partidos de la derecha se dan por
seguros ganadores. Los encuestadores anuncian a diario que crece la
intención de voto por Duque y en contrapartida sostienen que
nuevamente el voto en blanco se expresará en forma contundente, todo
ello con la firme intención de desviar la atención de los
electores. Pero tampoco ocultan sus temores. Todo es muy frágil y no
saben en verdad cómo respondera el electorado en esta ocasión.
Máxime si se tiene en cuenta que la diferencia de dos millones de
Duque sobre Petro en la primera vuelta tiene mucha inconsistencia. Al
hacer un estudio detallado, se puede apreciar que, por ejemplo en el
departamento de Antioquia, bastión del paramilitarismo, de las
bandas criminales legitimadas bajo la gestión de Álvaro Uribe, de
los grandes terratenentes, donde más desplazamiento de población se
produjo y mayores cantidades de tierras fueron usurpadas a las
familias campesinas pobres, el candidato de la ultraderecha distanció
por un millón cien mil votos a Petro. Esto refleja a las claras que
allí operó una enorme presión, basada en amenazas directas a la
población para que respaldaran a Iván Duque. Ahora, conocidos los
resultados de la priemra vuelta, no sería nada extraña que los
votantes de este departamentos se sumen al torrente político de la
candidatura de Gustavo Petro.
Voto crítico
por Gustavo Petro
Justo es reconocer
que el interesante fenómeno político que hoy se despliega en
Colombia no se puede catalogar como un giro a la izquierda, ni mucho
menos es indicativo de una tendencia revolucionaria y socialista
entre la población. Esencialmente es un acto de rebeldía política,
democrático, contra la exclusión, contra todos los vicios que la
política de empresarios y terratenientes ha engendrado, tales como
la corrupción, la impunidad, el saqueo, el despojo, la degradación
ambiental; y por sobre todo, un clamoroso rechazo al peligro de
retorno a la violencia que un gobierno de ultraderecha como el
uribismo pueda repotenciar en el país.
Puede decirse que
Gustavo Petro, con su programa por "Una Colombia Humana"
refleja muchos de estos deseos, pero no desde una perspectiva que
elimine de raíz las causas que generan la inequidad económica,
social y política. Su programa es un propósito de buenos deseos de
"humanizar" el modelo económico capitalista, cuando lo que
se trata es de subvertirlo, si es que de verdad se quieren salidas
estables y duraderas, que sólo serán posible alcanzar de la mano de
un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que apoyado en la
movilización permanente de la población edifique un régimen
auténticamente obrero, popular, democrático, al servicio de las
grandes mayorías y soberano que rompa las ligaduras que atan a la
nación a las potencias extranjeras.
Los integrantes de
la Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT-CI) constatamos esta
enorme deficiencia del programa y de perspectivas que posee la
candidatura de Petro y su movimiento. Por tal motivo lo menos que
debemos hacer es advertirlo, de tal forma que en el futuro la clase
trabajadora y los sectores populares no sientan una gran frustración
al constatar que Petro no está dispuesto a traspasar los límites
que le fija el modelo de desarrollo capitalista.
Pero también
estamos en la obligación de reconocer la realidad y actuar
activamente en este fenómeno genuino, positivo y progresivo que hoy
se desarrolla a lo largo y ancho del país. No hay mejor forma de
hacerlo que acompañando a la población rebelde y combativa en esta
experiencia electoral, jugándonos a fondo para que los trabajadores
de la ciudad y el campo, las comunidades indígenas, los jóvenes,
los más humildes, las mujeres oprimidas y en general todos los
excluidos, apoyen en forma crítica la candidatura de Gustavo Petro.
Asi darle continuidad a la batalla contra la otra orilla en la cual
se ha ubicado la ultraderecha con Ivan Duque y Álvaro Uribe como
capitanes de campo del Centro Democrático, del Partido Liberal, del
Partido Conservador, del Partido de la U, de Cambio Radical, de los
grandes medios de comunicación, de las multinacionales y obviamente
de los gobiernos de las potencias económicas y del región que no
desean que en Colombia se desencadene un proceso de cambios y
transformaciones profundas.
No hay tarea más
importante en la presente coyuntura que llamar a depositar un voto
crítico por Petro, sabiendo las limitaciones de su programa y siendo
conscientes que hay que demandar salidas de fondo. Tarea que no
finaliza el próximo 17 de junio, sino que debe proyectarse hacia el
futuro, para que se traduzca en un gran saldo político y
organizativo.
Hay que salir a
convencer a los indecisos o a los que piensan depositar su voto en
Blanco, que el hecho electoral tendrá mayor efectividad política si
el 17 de junio se respalda la candidatura de Gustavo Petro. Al tiempo
que se cumple esa tarea, hay que promover los espacios de debate
donde se discuta cuáles son las salidades de fondo, cuál es el
programa que hay que enarbolar, que tipo de organizaciones y
dirigentes se requieren, así como las tareas de lucha y movilización
directa en esta nueva etapa de la vida política nacional, para que
esta gran ilusión de los trabajadores, la juventud y los sectores
populares no se frustre en el corto plazo.
De tal modo
proponemos el siguiente programa para el país y para luchar por una
Colombia libre, soberana e independiente de todo yugo extranjero.
- No a la bases norteamericanas y la adhesión a la OTAN.
- Cárcel, expropiación de sus bienes y repatriación de capitales a todos los corruptos, de tal forma que dichos recursos sean utilizados para solventar las necesidades de la población.
- Repudiamos la entrega de los recursos naturales y rechazar la economía extractiva que dilapida el patrimonio de la nación y provoca verdaderos desastres ecológicos como los que hoy se evidencian en la emergencia que se vive por la construcción de la presa Hidroituango.
- Decimos No al pago de la fraudulenta deuda externa.
- Aumento general de sueldos y salarios que alcance para cubrir el costo de la Canasta Familiar.
- Empleos dignos mediante conratos a término indefinido.
- No a la tercerización.
- Plenos derechos de organización sindical para los trabajadores, de negociación colectiva y de huelga.
- Por una profunda y radical reforma agraria que empiece por restituir la propiedad sobre la tierra a las familias campesinas que fueron desplazadas mediante la violencia y despojados de sus fincas.
- Por la reestatización de empresas que fueron entregadas a multinacionales, especialmente las de servicios públicos.
- Por educación gratuita en todos los niveles hasta la universidad.
- Eliminar las leyes retrógradas que hicieron de la salud un botín para los empresarios, lo mismo que recupear los fondos de pensiones hoy en manos de los buitres financieros.
- No más impunidad, castigo a los promotores de la violencia y el asesinato, empezando por Álvaro Uribe y su entorno familiar sobre quienes pesan más de 250 causas judiciales.
Estas son entre
otras, consignas básicas que formulamos los militantes de la Unidad
Internacional de los Trabajadores y proponemos sean impulsadas
simultánemaente con la campaña electoral:
¡¡Gustavo Petro
Presidente!!
Al margen de los
resultados electorales, lo que queda claro es que se abren unas
inmensas perspectivas para que lucha y la movilización directa se
haga camino. Los docentes, los trabajadores de la rama judicial, las
comunidades campesinas y populares, los transportistas que han sido
la vangurdia de las luchas directas en el último período tendrán
mejores condiciones para que sus luchas se potencien y obtengan
triunfos. Confiamos que superado el obstáculo, que por su política
y métodos ajenos al movimiento de masas representaba la existencia
de las organizaciones guerilleras en el país en tanto distorsionaban
la lucha de clases, el pueblo colombiano pueda dar un salto de
calidad y sumarse al torrente de naciones y pueblos que luchan contra
el modelo económico capitalista y abracen la causa del verdadero
socialismo revolucionario con plena democracia obrera.
8 de junio
de 2018
Rubén
Osorio
Miembro de la Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) Colombia
Miembro de la Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) Colombia
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