GORLITZ, UNA CIUDAD DE LA EX-RDA, BUSCA REPOBLARSE CON VACACIONES PAGADAS A QUIERES HUYERON TRAS CAER EL MURO
• La localidad ha perdido a 30.000 habitantes en dos décadas
PFEILFRANÇOIS BECKER
GÖRLITZ
Vivir una semana de forma gratuíta en la antigua Alemania del Este, en un apartamento que parece que acaba de salir de un catálogo de muebles. Eso es lo que propone Görlitz, ciudad que se intenta repoblar tras la marcha de 30.000 de sus habitantes después de la caída del Muro.
En la calle de las Flores, en pleno centro de la ciudad, donde se encuentra el apartamento propuesto «para ser probado», varios edificios están abandonados, ennegrecidos de roña, y con los vidrios quebrados, al igual que 4.500 inmuebles de Görlitz calificados de insalubres.
El inmueble escogido para el programa de repoblamiento, en cambio, está enteramente renovado, la fachada es de un blanco reluciente y las escaleras enceradas. «Ha sido, a la vez, una experiencia de vida y una semana de vacaciones», recuerda Hans-Aloys, un hombre ya en la cuarentena que vive en la otra esquina del país, en una población cercana a la frontera holandesa.
Junto con su madre, que creció en la Hungría comunista, oyeron hablar del programa para repoblar en un noticiario televisado, y se instalaron, durante la última primavera, en un piso de tres habitaciones de Görlitz por un periodo de una semana.
Dos pufs y una mesa baja de Ikea, la marca sueca a la que pertenecen todos los muebles del apartamento, junto con algunos toques clásicos, intentan dar un poco de alma a estos lugares.
Aparte de «la falta de ventanas en el baño», Hans-Aloys no ve «ningún inconveniente a vivir en la ex-RDA». «Nos hemos reencontrado con la mentalidad de Europa del Este, que todavía está presente, con un montón de gente interesada en la cultura», dice satisfecho. «Hemos establecido contacto con la gente muy fácilmente, en el café o en el restaurante, lo que, en general no es posible en el oeste», subraya.
«Hay muy pocos alemanes del Oeste dispuestos a instalarse en la ex-RDA», explica Anne Pfeil, una investigadora que se encuentra en el origen del proyecto.
Desiertos durante el régimen comunista, que prefería desarrollar las periferias de las ciudades, los centros de las ciudades del este alemán recibieron la estocada final después de 1989, cuando todo aquel que podía se iba al oeste. Sobre 87.000 habitantes que tenía Görlitz en 1970, ya no quedan hoy en día más que 57.000.
«Hay muchos prejuicios sobre los apartamentos de las ciudades del este. Son húmedos, con los sanitarios en el descansillo; sin agua caliente», recuerda la señora Pfeil. Entre los primeros en participar en el programa figura la familia Schubert, originaria de Görlitz pero instalada desde hace dos decenios en una pequeña localidad de los alrededores.
Apariencia burguesa
Los Schubert se han trasladado al centro de la ciudad, a un apartamento de 160 metros cuadrados de un inmueble de apariencia burguesa que acaba de ser renovado, donde un apartamento de cada cuatro busca aún un comprador. «He crecido en el otro lado de la calle; antes, había numerosas escuelas, hoy en día todas están cerradas», recuerda Wolfram Schubert. «La gente del pueblo se pregunta aún porqué hemos preferido ir a la ciudad», aseguró.
Situada en el extremo este de la ex-RDA, lejos de los grandes ejes de comunicación, Görlitz tiene aún dificultades para atraer a gente, pese a una oferta cultural que se amplía y un barrio medieval tomado por los turistas. «Es un poco difícil encontrar trabajo», reconoce la pareja. La tasa de desempleo es del 15% de la población activa.
Sin embargo, Göritz mira hacia el este, hacia el otro lado del río Oder, hacia la ciudad polaca de Zgorzelec, de la que ya no hay nada que la separe de su gemela alemana tras la suspensión de los controles fronterizos. Zgorzelec tiene un grave problema de alojamiento. «Antes, los polacos de Zgorzelec querían encontrar trabajo en Alemania; hoy, algunos se instalan en Görlitz y van a trabajar a Polonia», revela la señora Pfeil.
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