Coincidiendo con el aniversario de la caída del
dictador Duvalier y los dos años del inicio del gobierno del
empresario Jovenel Moïse, del partido derechista PHTK, a partir del
7 de febrero se ha desatado una masiva rebelión popular en Haití.
Coreando consignas contra la corrupción en el manejo del fondo de
Petrocaribe, exigiendo la caída del gobierno y reivindicando el
derecho a vivir dignamente, cientos de miles han llenado las calles
de Puerto Príncipe, Cabo Haitiano y las principales ciudades del
país.
Dando
muestras de una gran combatividad, los manifestantes no han
retrocedido ante la represión del régimen, que ha cobrado más de
15 víctimas fatales y cientos de heridos. Por el contrario, la
violencia del gobierno ha vertido más combustible a las llamas
revolucionarias.
Desde
hace una semana hay en los hechos una huelga general, con los bancos,
escuelas, gasolineras y casi todo el comercio cerrados. Un gran
número de manifestantes ha apedreado la residencia presidencial, en
varios lugares han puesto en fuga a los cuerpos represivos e incluso
ha habido una fuga de decenas de detenidos en una cárcel en las
afueras de Puerto Príncipe.
La
reciente declaratoria de urgencia económica por parte del gobierno
claramente no convenció a casi nadie de que exista la menor
intención de enfrentar la creciente inflación, que se aproxima al
20% anualizado, parar la devaluación que ha llevado la tasa de
cambio a más de 85 gourdes por dólar, ni hacer justicia ante los
escándalos de corrupción. Recientemente se reveló la implicación
directa de una empresa del presidente en la corrupción de
Petrocaribe. La crisis política, que aqueja al gobierno desde su
elección fraudulenta en 2017, se agravó en enero cuando el
parlamento no aprobó el presupuesto de 1650 millones de dólares.
El
primer estallido que abrió esta nueva situación política fue el de
las jornadas de julio del año pasado, en las que el pueblo derrotó
el intento del gobierno de aplicar un aumento despiadado de los
combustibles, logrando además la renuncia del primer ministro. El
gran movimiento por el esclarecimiento del destino de los dineros del
fondo de Petrocaribe y por llevar a la justicia a los corruptos, ha
jugado un papel muy importante en el ascenso de las luchas, a partir
de agosto del año pasado, especialmente en las grandes
movilizaciones de octubre y noviembre.
El
desfalco al fondo de Petrocaribe se estima en alrededor de dos mil
millones de dólares, un monto mayor al presupuesto anual del Estado
haitiano. Senadores y diputados opositores también aparecen
señalados en los informes parlamentarios sobre la corrupción de
Petrocaribe, por lo cual gran parte del movimiento que lucha contra
el gobierno no tiene ninguna confianza en el parlamento de mayoría
opositora ni en sus partidos. El gobierno venezolano, a través de su
embajador en Haití y voceros de la petrolera estatal PDVSA, ha
defendido la gestión de los recursos por parte del gobierno
haitiano, demostrando su complicidad y probable involucramiento en la
corrupción. Lamentablemente el programa de Petrocaribe, cuya
implementación se logró superando las maniobras y obstáculos
interpuestos por el gobierno de EEUU, terminó siendo una fuente de
corrupción desmedida y escasamente benefició al pueblo haitiano.
Los
esfuerzos del imperialismo por sostener al gobierno y propiciar
acuerdos con la oposición han fracasado. El repudio popular se
extiende, en consecuencia, también a la injerencia del Core Group,
instancia multilateral que incluye a representantes de la misión de
ocupación militar-policial de la ONU, la Minujusth, así como de la
OEA y de los gobiernos de Alemania, Brasil, Canadá, Estado español
y EEUU. El Core Group emitió una declaración injerencista
criticando a las protestas populares y elogiando el "profesionalismo"
de los cuerpos policiales haitianos, precisamente mientras llevaban a
cabo asesinatos y violaciones a los DDHH en las calles.
Apoyamos
las exigencias centrales de la declaración del Reagrupamiento para
la Acción Revolucionaria en Haití (RARA), partido socialista
haitiano que participa en el proceso de lucha y exige la renuncia
incondicional de Jovenel Moïse y el gabinete encabezado por el
primer ministro Jean H. Ceant, el castigo a los corruptos de
Petrocaribe, y la disolución del grupo policial de operaciones
especiales BOID, responsable de muchos de los crímenes represivos de
la última semana, mientras que repudia la injerencia del Core Group.
¡Abajo
el gobierno corrupto de Jovenel Moïse y el PHTK! ¡Viva la rebelión
haitiana! ¡Fuera la Minujusth! ¡Por un gobierno de las
organizaciones obreras y populares, que deje de pagar la deuda
externa y recupere los recursos robados para ponerlos al servicio
de las necesidades del pueblo!
Unidad
Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
15
de febrero de 2019
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