A
un año del 1 de octubre hay coincidencia entre los diferentes
sectores que apoyaron su celebración en valorar que fue histórico,
en el inmenso papel de la gente o en la brutalidad policial, entre
otras cuestiones, pero hay posiciones claramente contrapuestas sobre
su significado político y sobre la vigencia hoy del mandato que se
deriva. Unos días antes del 1-O PDeCAT, ERC y la CUP afirmaban con
contundencia que se trataba de un referéndum vinculante pero a la
vez todas y todos teníamos dudas de si podría celebrarse o de si
votaría un mínimo de gente como para dar legitimidad al resultado.
La ANC, en voz de Jordi Sánchez, dijo que sería un éxito
desbordante alcanzar el millón de votos. Si nos hubieran dicho
entonces que votaríamos más de dos millones de personas (más gente
que en el referéndum sobre la constitución europea de 2005) en las
condiciones que lo hicimos, nadie se hubiera atrevido a cuestionar el
cumplimiento de su resultado. De hecho, nadie se atrevió a hacerlo
los días posteriores al mismo. ¿Cómo es posible entonces que tan
sólo unos meses después, y no sólo dentro de ERC y PDeCAT sino
también en la propia CUP-CC, no haya un consenso sobre que el pueblo
de Cataluña nos autodeterminamos aquel 1-O?
En
cuanto a las direcciones de ERC y PDeCAT seguramente la explicación
es más sencilla. Con diferencias, matices y discrepancias internas,
llegaban al referéndum empujados por una movilización de masas
sostenida que no habían podido agotar ni con años de “procesismo”
ni con consultas que días antes pasaban a ser no vinculantes como la
del 9N o las elecciones plebiscitarias del 27S. Esta vez no podían
retroceder (o no podían hacerlo antes de que se votara) y se vieron
forzados a convocar un referéndum vinculante pero que podía dejar
de serlo si el Estado impedía un porcentaje bastante significativo
de votos. Así garantizaron las urnas pero también nos dijeron que
hiciéramos cola pacíficamente sin impedir que la policía entrara a
cerrar las escuelas. O así estuvieron a punto de desconvocar el
referéndum el mismo 1 de octubre al mediodía. Porque el mensaje
debía ser "nosotros hemos hecho
todo lo posible para hacer el referéndum, pero no ha podido hacerse
por culpa del Estado". Pero sí.
La gente autoorganizada lo hicimos posible. Desde aquel día 1 la
desorientación de ERC y PDeCAT fue evidente. Si hubieran tenido
voluntad real de hacer efectiva la República la hubieran proclamado
el día 3 en el contexto de la huelga general. Pero del 3-O lo que
más les preocupaba era precisamente que en aquel contexto político
surgera una movilización de masas, no controlada por ellos y
convocada por organizaciones sindicales alternativas y con el apoyo
de la izquierda anticapitalista. Porque sabían y saben que el camino
para hacer efectiva la República debía sostenerse en la
movilización popular y obrera, y sabían también que esa
movilización se les podía escapar de las manos, tanto en la forma
como en sus reivindicaciones. Por ello, “l’aturada de país” de
ese día y la voluntad de rebajar progresivamente el grado de
movilización popular desde entonces. Y por eso, la serie de
retrocesos que conocemos con la voluntad de retornar a una
"normalidad autonómica" (imposible desde entonces) con los
mínimos costes políticos para ellos.
Pero
que ERC y PDeCAT vuelvan a hablar tan abiertamente de negociar con el
Estado y de acordar un referéndum pactado sólo unos meses después
de decir que ya habían agotado todas las vías para hacerlo y que es
imposible y, sobre todo, sólo unos meses después del 1-O, sólo se
puede entender, además de por el contexto de represión generalizada
y que sufren directamente sus propios dirigentes, por la ausencia de
una dirección política alternativa y diferenciada que denuncie sus
retrocesos y exija contundente y constantemente que cumplan el
mandato del 1-O o que den un paso al lado. Este papel le corresponde
a la CUP-CC que hasta ahora lo ha jugado intermitentemente y con
timidez. Por otra parte, para este 11S la consigna central de la
manifestación de la Izquierda Independentista ha sido
"Autodeterminación". ¿Si entendemos por autodeterminación
el derecho de los pueblos a determinar libremente su estatus
político, es que no lo hicimos ya el 1-O?
Hay
posiciones dentro de la Izquierda Independentista y Anticapitalista
que dicen que el mandato del 1-O ya no sirve para el momento actual o
que por falta de fuerzas debe plantearse otra hoja de ruta que
incluya alguna nueva consulta para re-acumular fuerzas. Y lo hacen
con diferentes argumentos pero que tienen como mismo nexo la cuestión
de la correlación de fuerzas y las mayorías sociales.
¿No
intentar hacer efectiva la República después de declararse la fue
producto de la falta de fuerza del movimiento o fue decisión
unilateral de las direcciones de PdeCAT y ERC?¿ Qué día falló la
gente cuando desde las instituciones se avanzó? El argumento de "no
tuvimos fuerzas suficientes" implicita una derrota del
movimiento en la calle que no ha existido. Ha existido una traición
de la dirección política al mandato popular que, acompañada de una
ausencia de dirección alternativa y de un contexto de fuerte
represión ha desconcertado a la gente. Pero no podemos decir que no
había suficiente fuerza cuando el 1-O la capacidad de movilización
y organización del movimiento pasó por encima de todo, desde el
Estado hasta las previsiones que hacíamos las organizaciones de la
Izquierda Independentista y anticapitalista.
Renunciar
a lo que la gente ha decidido masivamente con el argumento de que el
Estado nos pasará por encima y nos aplastará, comparando en
abstracto su fuerza y la del movimiento es la fórmula más
fácil para llegar a la conclusión de que cualquier proceso
revolucionario o de cambio por la vía de la movilización es
imposible. A priori y en abstracto siempre tiene más fuerza un
régimen o un Estado que el movimiento que le hace frente. Cuando el
pueblo griego votó no a seguir pagando a la Troika la deuda que le
ahogaba y Tsipras decidió incumplir el mandato popular lo hizo con
el argumento de que no estaban preparados para hacer frente a las
consecuencias de lo que suponía y no quería el sufrimiento de su
pueblo, es decir, "salvar al pueblo traicionando lo que ha
decidido el pueblo". El 1-O, cuando el Estado esperaba con las
brutales imágenes de la represión asustar a la gente y que se fuera
a casa pasó lo contrario. Bajó gente de casa que no tenía pensado
votar ni defender las urnas. Pero no lo olvidemos, incluso aquella
gente que decidió bajar el mismo día también votó. Y el 1-O nadie
votaba de broma. La gente asume las consecuencias de lo que hace. No
caigamos en el paternalismo traidor de Tsipras.
Es
evidente que a fecha de hoy no estamos al mismo nivel de movilización
que en octubre pasado. Pero no estamos menos movilizados/das que hace
dos octubres cuando exigíamos el referéndum al Gobierno y estamos
más organizados/as as fruto de la experiencia de estos meses y que
toma cuerpo en los mismos CDRs que hace apenas un año se iban
creando por barrios y escuelas para defender el Referéndum y después
(y nadie lo puso en cuestión) cambiaron la R para defender la
República. Coincidimos que hay que ensanchar la base, pero
seguramente no en cómo lo tenemos que hacer. Diciendo a la gente que
"ahora no tenemos suficientes fuerzas y las debemos re-acumular"
sin plantear objetivos claros y un plan de lucha no acumulamos
fuerzas sino que agotamos las que tenemos. Del mismo modo, la
elaboración de un proceso constituyente sin que éste sea asumido
institucionalmente, es decir, sin ruptura con el Estado también
puede generar desgaste en lugar de servir para acumular fuerzas.
Junto
con las consignas contra la represión, hay que mantener con toda la
fuerza la consigna de exigir al Gobierno que haga efectivo el mandato
del 1-O. Para ello se deben plantear exigencias concretas que hagan
avanzar hacia la República y que liguen la asunción de la soberanía
nacional con la conquista de derechos sociales. Se debe exigir al
Gobierno con contundencia y constancia pasos adelante o que se vayan.
Hay que poner límites de tiempo para el cumplimiento de medidas
concretas que mejoren las condiciones de vida de la gente, que
obedezcan al pueblo y desobedezcan al Estado. Se debe poner fecha a
la puesta en marcha de las leyes sociales que suspendió el TC. Se
debe exigir la supresión de los conciertos educativos a las escuelas
del Opus Dei que impuso el PP vía 155. Se debe exigir al Parlament
de Catalunya que decrete la amnistía de los y las presas políticas
y que, si no lo hace el Estado en un tiempo determinado, abra las
cárceles y libere a los y las encarceladas injustamente y garantice
el libre retorno de las exiliadas.
Si
el Gobierno está a la altura, la gente estará en las calles para
defender estas medidas que nos harán avanzar nacionalmente y
socialmente. Si, como creemos que sucederá, el actual Gobierno no lo
hace, en un tiempo determinado y anunciado públicamente, la CUP-CC
debe exigir a PDeCAT y ERC que se marchen y debe llamar a la
formación de un Frente de Izquierdas capaz de llevar a cabo un
programa de medidas de urgencia para la mejora de las condiciones de
vida de las clases trabajadoras y populares. Un programa que a la vez
será republicano y anticapitalista, en tanto que no puede estar
sometido a la legalidad del Régimen del 78 ni al pago de la deuda si
quiere atender realmente a las necesidades de la gente. Este programa
supone en si un choque y ruptura con el Estado y por lo tanto debe
hacerse efectivo con movilización permanente. Pero si la dirección
está a la altura, el pueblo lo estará como lo estuvimos el 1-O y el
3-O la vez que la aplicación desde el primer momento de medidas
sociales debe permitir la incorporación de nuevos sectores de la
clase trabajadora a su defensa.
Este
choque con el Estado no puede quedar aislado y necesitaremos la
solidaridad del resto de pueblos. La forma de hacerlo es la misma que
la de ampliar la base social en Cataluña: avanzando con medidas
concretas y ligando la lucha por la autodeterminación de los pueblos
y contra la Monarquía en todo el Estado con la mejora de las
condiciones de vida de la gente trabajadora.
Pedro
Mercadé, militante de Lucha Internacionalista (LI)
@pedromercade
Comentarios
Publicar un comentario