Había una vez un país llamado Yugoslavia... un país que miles se niegan a olvidar. El 4 de mayo se conmemoraron 30 años del fallecimiento de un carismático pero controvertido líder: Josip Broz, más conocido como Tito (1892-1980). Él gobernó esa nación que luego se convertiría en seis países distintos.
El martes pasado, miles de nostálgicos participaron en el “peregrinaje” en Belgrado hacia la tumba de Tito, jefe indiscutido de la Yugoslavia socialista durante 35 años. La Casa de las Flores fue el escenario de este masivo acto conmemorativo; la lujosa residencia del dirigente comunista se levanta en la exclusiva colina de Dedinje, en la que Tito vivió hasta su muerte, y ahora es un museo.
Admiradores de la ex Yugoslavia -que dominaba la zona de los Balcanes- llegaron a Belgrado desde Croacia, país natal deTito, Macedonia y Bosnia, además de otras regiones de Serbia y de Montenegro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el mariscal Tito lideró la resistencia de los partisanos yugoslavos contra los nazis. Luego fue Primer Ministro, entre 1945 y 1953, y Presidente desde 1953 hasta 1980.
Actualmente, muchas personas mayores de 45 años en Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia sienten que la era de Tito fue la mejor parte de sus vidas.
Todos esos países se crearon tras las guerras de secesión de la ex Yugoslavia, en los años 90.
“Avanzábamos en cada aspecto desde 1945. Nuestros estándares de vida eran grandiosos en comparación con lo que tenemos ahora. Éramos bienvenidos en todos lados. Pero desde las guerras, los serbios se han vuelto parias y la pobreza llama constantemente a la puerta de la gente común”, asegura Tanja Dokmanovic, una maestra retirada de 75 años, radicada en Belgrado.
Para el profesor de historia Predrag Markovic, la historia de Tito tiene más matices: “Él fue un maestro del hechizo. Por un lado, hechizó a Occidente con su movimiento de liberación antifascista en la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, hechizó a los países en desarrollo a comienzos de los años 60, creando el Movimiento de Países No Alineados”.
Para muchos, los yugoslavos llevaban una vida cómoda bajo una dictadura liberal, dado que el socialismo se ocupaba de todas sus necesidades' Por eso Markovic es enfático al decir que: “Cuando la gente dice que siente nostalgia por Tito, está diciendo que añora la seguridad del pasado”.
La socióloga Aleksa Djilas lee la actual nostalgia de la siguiente manera: “Tito también fue popular debido a su resistencia a (el ex dictador soviético Iósif) Stalin, ya que Yugoslavia nunca quedó bajo su órbita y la población vivía diferente a como se vivía en las naciones comunistas”.
Según Djilas, los logros del gobierno de Tito también tuvieron que ver con “la justicia social, la participación de los trabajadores en el proceso de producción, la distribución de la riqueza y un indudable antifascismo”.
Pero, por otro lado, reconoce que en la era de Tito no se valoró “el imperio de la ley ni hubo una sociedad que respete los derechos humanos”.
En cuanto a los disidentes, o bien fueron encarcelados durante varios años o expulsados de la escena política cuando se los consideró un peligro para la popularidad del régimen o cuando desafiaban públicamente las políticas oficiales del Partido Comunista.
En Croacia, hablar mal de Tito equivale a cometer una herejía, dado que la nación forjó su independencia en la guerra contra las fuerzas federales que llegaron desde Belgrado, la capital de Serbia (y de la ex Yugoslavia).
El nieto de Tito, Josip Broz, tiene actualmente 63 años. “Él (su abuelo) quería que todo fuera para su pueblo, para el Estado. Me gustaría que todo lo que Tito coleccionó o que le perteneció en vida fuera parte de una exhibición”, dice entusiasta.
Los más jóvenes saben poco sobre el fallecido gobernante que estuvo en boca de todos esta semana. La mención que hace cada libro de historia depende del grado de odio hacia él que profese el gobierno de turno.
http://www.elcomercio.com/2010-05-09/Noticias/Siete-Dias/Mas-Noticias/SD100509P5BALCANES.aspx
El martes pasado, miles de nostálgicos participaron en el “peregrinaje” en Belgrado hacia la tumba de Tito, jefe indiscutido de la Yugoslavia socialista durante 35 años. La Casa de las Flores fue el escenario de este masivo acto conmemorativo; la lujosa residencia del dirigente comunista se levanta en la exclusiva colina de Dedinje, en la que Tito vivió hasta su muerte, y ahora es un museo.
Admiradores de la ex Yugoslavia -que dominaba la zona de los Balcanes- llegaron a Belgrado desde Croacia, país natal deTito, Macedonia y Bosnia, además de otras regiones de Serbia y de Montenegro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el mariscal Tito lideró la resistencia de los partisanos yugoslavos contra los nazis. Luego fue Primer Ministro, entre 1945 y 1953, y Presidente desde 1953 hasta 1980.
Actualmente, muchas personas mayores de 45 años en Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia sienten que la era de Tito fue la mejor parte de sus vidas.
Todos esos países se crearon tras las guerras de secesión de la ex Yugoslavia, en los años 90.
“Avanzábamos en cada aspecto desde 1945. Nuestros estándares de vida eran grandiosos en comparación con lo que tenemos ahora. Éramos bienvenidos en todos lados. Pero desde las guerras, los serbios se han vuelto parias y la pobreza llama constantemente a la puerta de la gente común”, asegura Tanja Dokmanovic, una maestra retirada de 75 años, radicada en Belgrado.
Para el profesor de historia Predrag Markovic, la historia de Tito tiene más matices: “Él fue un maestro del hechizo. Por un lado, hechizó a Occidente con su movimiento de liberación antifascista en la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, hechizó a los países en desarrollo a comienzos de los años 60, creando el Movimiento de Países No Alineados”.
Para muchos, los yugoslavos llevaban una vida cómoda bajo una dictadura liberal, dado que el socialismo se ocupaba de todas sus necesidades' Por eso Markovic es enfático al decir que: “Cuando la gente dice que siente nostalgia por Tito, está diciendo que añora la seguridad del pasado”.
La socióloga Aleksa Djilas lee la actual nostalgia de la siguiente manera: “Tito también fue popular debido a su resistencia a (el ex dictador soviético Iósif) Stalin, ya que Yugoslavia nunca quedó bajo su órbita y la población vivía diferente a como se vivía en las naciones comunistas”.
Según Djilas, los logros del gobierno de Tito también tuvieron que ver con “la justicia social, la participación de los trabajadores en el proceso de producción, la distribución de la riqueza y un indudable antifascismo”.
Pero, por otro lado, reconoce que en la era de Tito no se valoró “el imperio de la ley ni hubo una sociedad que respete los derechos humanos”.
En cuanto a los disidentes, o bien fueron encarcelados durante varios años o expulsados de la escena política cuando se los consideró un peligro para la popularidad del régimen o cuando desafiaban públicamente las políticas oficiales del Partido Comunista.
En Croacia, hablar mal de Tito equivale a cometer una herejía, dado que la nación forjó su independencia en la guerra contra las fuerzas federales que llegaron desde Belgrado, la capital de Serbia (y de la ex Yugoslavia).
El nieto de Tito, Josip Broz, tiene actualmente 63 años. “Él (su abuelo) quería que todo fuera para su pueblo, para el Estado. Me gustaría que todo lo que Tito coleccionó o que le perteneció en vida fuera parte de una exhibición”, dice entusiasta.
Los más jóvenes saben poco sobre el fallecido gobernante que estuvo en boca de todos esta semana. La mención que hace cada libro de historia depende del grado de odio hacia él que profese el gobierno de turno.
http://www.elcomercio.com/2010-05-09/Noticias/Siete-Dias/Mas-Noticias/SD100509P5BALCANES.aspx
dios salve a la reina
ResponderEliminarpor muchos años
ResponderEliminaryoyo
ResponderEliminarCreo que Yugoslavia fue un gran y admirado país, y me da mucha pena que desapareciera, dando lugar a micro-estados que no tienen ningún poder. Al menos supongo que esos países seguirán compartiendo cultura a través del cine, la música o el recuerdo de buenos tiempos pasados.
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